Dolor de la danza urbana
En escena, tres mujeres y un hombre se debaten en la alternancia de varios procesos productivos simult¨¢neos. As¨ª empieza el trabajo de la canadiense Lynda Gaudreau que, desde su t¨ªtulo, parece tener en consideraci¨®n las referencias del saber actual en la danza experimental. Ella es muy conocida en B¨¦lgica y Francia y visitaba por primera vez Italia, con un espect¨¢culo muy radical, dif¨ªcil para el gran p¨²blico y donde se elabora un tejido que se deconstruye y afecta del contacto con otras artes visuales, pero sin dejar de ser nunca verdadera danza. Puede entenderse que hay extra?os mon¨®logos, inmovilidad y contramovilidad, y hasta un desgaste en el uso del habla: todo ello son elementos que al unirse sobre la ausencia musical dibujan una desesperanza, glosan la incomunicaci¨®n y los pormenores del hombre en la ciudad posindustrial.
Lynda Gaudreau
Encyclopoedia-Document 3. Coreograf¨ªa: Lynda Gaudreau. Sonido: Alexandre St. Onge y Christoph Migone. Escenograf¨ªa: Annie Lebel. Luces: Isabelle Lapointe. Vestuario: Carmen Alie. Teatro Alle Tesse. Venecia, 13 de julio.
La voluntad enciclop¨¦dica de Gaudreau est¨¢ muy clara, pues integra fragmentos coreogr¨¢ficos de Vera Mantero y una parte filmada de otro gran artista de ¨¦xito de hoy: Akram Khan; la inspiraci¨®n le viene directamente de ese monumento que es la Encyclop¨¦die de Diderot y D'Alembert, y decididamente Venecia es uno de los pocos sitios de Europa donde hay un p¨²blico adecuado e instruido hacia la expresi¨®n contempor¨¢nea capaz de aceptar obras como ¨¦sta. La core¨®grafa, que se ha interesado antes por la filosof¨ªa, previamente ya demostr¨® su pasi¨®n por la documentaci¨®n y la archiv¨ªstica en 1999 con Document 1 donde ya se insist¨ªa, como ahora, en Document 3, en la importancia del proceso y su ponderaci¨®n fragmentaria. Seg¨²n la canadiense, la danza permite dar forma a algo que no se puede decir y no hay palabras capaces de describir el sufrimiento de vivir, es as¨ª que la tensi¨®n conseguida en este espect¨¢culo transcurre en paralelo y muy adecuadamente a los presupuestos est¨¦ticos de esta edici¨®n de la Bienal, donde hay un profundo inter¨¦s en los artistas por mostrar e inducir la idea de un mundo mucho menos feliz del que creemos aparentar.
Aire de indiferencia
Al final, cuatro magnetofones se quedan sobre el suelo de la escena dejando escapar y reproduciendo las guturaciones precedentes; los artistas, extenuados entre tantos intentos fallidos de comunicaci¨®n, equilibrio y sintaxis civil del hombre urbano, abandonan la escena con un cierto aire de indiferencia. El p¨²blico, sin embargo, no qued¨® indiferente ante la m¨¢s que seria teor¨ªa de esta artista.
El festival de danza de la Bienal de Venecia concluir¨¢ esta misma semana con los norteamericanos Stephen Petronio y John Jasperse, que casualmente, o no, ninguno de los dos escapa a estas mismas consideraciones y al hilo conductor de un mismo drama que relaciona hombre y arquitectura.
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