Muere Roberto Bola?o, un gran renovador de la literatura en espa?ol
El escritor chileno ten¨ªa 50 a?os y se hallaba a la espera de un trasplante de h¨ªgado
"La verdad es que los escritores nos damos cuenta demasiado tarde de que la vida es breve", hab¨ªa afirmado el escritor Roberto Bola?o (Santiago de Chile, 1953). A ¨¦l se le ha quedado corta para ver crecer a sus hijos, corta para escribir todo lo que bull¨ªa en su mente. El pasado 30 de junio entreg¨® a su editor, Jorge Herralde, su nuevo libro de relatos, El gaucho insufrible. Estaba obsesionado por acabar su novela de m¨¢s de mil p¨¢ginas, 2666, de la que ten¨ªa listas cuatro partes. No pudo acabar la quinta. Seix Barral reeditar¨¢ La literatura nazi en Am¨¦rica y rescatar¨¢ La pista de hielo, publicada por la fundaci¨®n cultural Colegio del Rey, de Alcal¨¢ de Henares, en 1993.
Bola?o sufr¨ªa una dolencia hep¨¢tica degenerativa y estaba a la espera de un trasplante de h¨ªgado, que no lleg¨® a tiempo. Muri¨® a las 2.30 de la madrugada de ayer en Barcelona. Ten¨ªa 50 a?os. Hoy se celebrar¨¢ una ceremonia laica en la que est¨¢ previsto que intervengan algunos de sus amigos m¨¢s queridos.
El autor de Los detectives salvajes (premios Herralde y R¨®mulo Gallegos) ten¨ªa un talento extraordinario, que mostr¨® tanto en el relato corto como en la narrativa de largo aliento. Forz¨® los l¨ªmites de la literatura con novelas en las que desarrollaba y mezclaba con igual acierto historias paralelas, autobiograf¨ªa, biograf¨ªa inventada; no desde?¨® el g¨¦nero negro y am¨® ante todo la poes¨ªa. En sus mundos de perdedores -¨¦l mismo dec¨ªa que hab¨ªa perdido todas las revoluciones-, de seres destrozados, de destinos err¨¢ticos, no falt¨® nunca el humor, las bromas privadas. Su influencia se ha hecho notar a ambos lados del Atl¨¢ntico.
Cuando Roberto Bola?o ten¨ªa 15 a?os emigr¨® a M¨¦xico con sus padres. A los diecis¨¦is empez¨® a escribir. Tres meses antes del golpe de Estado de Pinochet, regres¨® a Chile, porque quiso estar ah¨ª. Fue detenido. En 1974 volvi¨® a M¨¦xico. Fueron tiempos dif¨ªciles magistralmente recreados en Nocturno de Chile. Tambi¨¦n estuvo en El Salvador, donde conoci¨® al poeta asesinado Roque Dalton.
La llegada a Barcelona
A Europa lleg¨® por Par¨ªs, pero su destino era Barcelona, adonde arrib¨® en 1977. "Parec¨ªa una fiesta permanente. A m¨ª me parec¨ªa la ciudad m¨¢s hermosa del mundo", afirm¨® en una entrevista con este diario.
Dec¨ªa que su ¨²nica patria era la lengua. Nunca se sinti¨® inmigrante, aunque s¨ª extranjero. "En Chile, nadie dijo que era chileno, siempre me dec¨ªan que era espa?ol. En Espa?a, absolutamente a ning¨²n espa?ol se le pasa por la cabeza pensar que soy espa?ol. En M¨¦xico, a nadie se le pas¨® nunca por la cabeza pensar que yo fuera mexicano. Por tanto, he llegado a la conclusi¨®n de que pertenezco a un pa¨ªs que se llama Extranjilandia, cuyos nativos son los extranjeros. Yo me siento muy chileno, muy espa?ol y muy mexicano", declar¨® al diario mexicano Reforma.
En Barcelona trabaj¨® de lavaplatos, camarero, vigilante de c¨¢mping... Fumaba mucho, no dorm¨ªa y beb¨ªa caf¨¦ a todas horas. Escrib¨ªa, por ejemplo, Amberes, en 1980, que no public¨® hasta 22 a?os despu¨¦s. Y poes¨ªa, que tambi¨¦n sol¨ªa guardar en cajones. Los perros rom¨¢nticos, una reuni¨®n de poemas escritos entre 1980 y 1988, fue editado por la Fundaci¨®n Kutxa y lo recuper¨® Lumen en 2000, con pr¨®logo de Pere Gimferrer. Sent¨ªa adoraci¨®n y admiraci¨®n por Nicanor Parra, "el poeta m¨¢s grande en lengua castellana vivo".
Hacia 1984 o 1985, ¨¦l mismo no recordaba la fecha, se fue a Blanes. Eligi¨® este pueblo gerundense por el mar y la tranquilidad. "Y tambi¨¦n porque es la ciudad donde no pudo establecerse Pijoaparte". Juan Mars¨¦ era uno de sus escritores preferidos. De cabecera lo fueron Borges y Cort¨¢zar. Sol¨ªa citar a Cernuda, Auden o Rulfo. No le gustaba Neruda, aunque dec¨ªa que ten¨ªa dos libros extraordinarios.
Por esa ¨¦poca escribi¨® a cuatro manos con Antoni Garc¨ªa Porta Consejos de un disc¨ªpulo de Morrison a un fan¨¢tico de Joyce, un libro sorprendente en el que hab¨ªa incluso asesinos en serie. Como dec¨ªa, divertido, trabaj¨® bastante para premios provinciales que le daban para vivir y public¨® en editoriales y fundaciones apenas conocidas a escala nacional.
En Blanes, pese a sus penurias econ¨®micas, se lo mont¨® mejor. Alquil¨® un peque?o estudio apenas a cincuenta metros de su casa. Trabajaba siguiendo los horarios escolares de su hijo, le llevaba al cole, le iba a recoger...
Cuando estaba en el momento culminante de uno de sus trabajos incluso dorm¨ªa en ese estudio. Escribir le exig¨ªa algunos rituales imprescindibles: m¨²sica de rock de los a?os setenta, una infusi¨®n de manzanilla con miel y tabaco, much¨ªsimos cigarrillos.
Escrib¨ªa tres folios al d¨ªa; si las cosas iban bien, hasta diez. Cuidaba mucho de la estructura de sus libros y reescrib¨ªa mucho. As¨ª surgieron Laliteratura nazi en Am¨¦rica, Estrella distante, Llamadas telef¨®nicas..., hasta que lleg¨® Los detectives salvajes y nos hicimos belanistas (de Arturo Belano, el protagonista), al que perseguimos por otros libros, como Amuleto o Putas asesinas.
Un d¨ªa le preguntaron a Roberto Bola?o que por qu¨¦ escrib¨ªa, y respondi¨® que eso mismo se preguntaba ¨¦l desde hac¨ªa 20 a?os.
Babelia
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