'Reality' teatro
Hay restaurantes que, conscientes de lo poco que vamos al teatro, nos ofrecen representaciones mientras cenamos, completamente gratis. Como Els Fanals, de la Rambla de Catalunya, donde se desvelan para conseguirte un lugar al lado de la mesa de la despedida de soltera. As¨ª, te conviertes en eso que se llama un testigo de excepci¨®n de los gritos, canciones, entrega de regalos picantes y "arribas, abajos, al centros y pa dentros" de los artistas de la mesa larga. El formato no es nuevo en las pantallas, pero s¨ª en el arte de Tal¨ªa. Igual que hay tele realidad, esto es teatro realidad. Los que ejecutan el show no son actores, como no lo son los protagonistas de los reality shows, aunque, igual que ellos, buscan el aplauso del p¨²blico. Para los de la mesa larga de Els Fanals, hacer el show sin nosotros, los espectadores, no tendr¨ªa ning¨²n sentido. Tambi¨¦n es cierto que algunos comensales insensibles no siempre comprenden que el empresario hostelero les coloca junto a la mesa de las solteras como un detalle, para que no tengan que hablar durante la cena y para que se acostumbren, poco a poco, a esas manifestaciones art¨ªsticas que, cada vez m¨¢s, llenan nuestras ciudades. La de la despedida de soltera, por supuesto, no es la ¨²nica. Estos d¨ªas, en distintos bares, plazas, museos, playas y hasta asientos del conductor de los taxis, tiene lugar el mon¨®logo Homenaje a Gila, donde un ¨²nico actor habla por tel¨¦fono en voz alta. Es un formato bastante pasado de moda, la verdad. Otra cosa es el show que se representa en los parques alternativos, que podr¨ªamos colocar en la categor¨ªa de reality mimo. Me refiero a Exhibicionista muestra sus g¨®nadas. Pero hoy me gustar¨ªa rese?arles un espect¨¢culo que, entre tantas novedades en la cartelera del teatro realidad, puede estar pasando desapercibido. Es un show original, para todos los p¨²blicos, progresista y, sobre todo, educativo. Para que me entiendan: es lo que The Ousbornes supone a Gran Hermano: una innovaci¨®n. (Solo les dir¨¦ que se representa en librer¨ªas.) No tiene horarios, pero es probable que puedan verlo hoy s¨¢bado, por la tarde, cuando los padres sacan a pasear a sus hijos por los centros comerciales. Para no errar el tiro, yo, de ustedes, me dirigir¨ªa a la FNAC de la Diagonal, donde la cronista ha tenido la suerte de observar la funci¨®n unas cinco veces en tres horas. Es aconsejable llevar prism¨¢ticos y un peri¨®dico, que previamente habremos customizado practic¨¢ndole dos agujeros a la altura de nuestros ojos, por si tenemos que disimular. Se representa s¨®lo hasta diciembre.
Durante la tarde la funci¨®n se sucede con distintos personajes: preadolescentes, padres y abuelos convertidos en actores del teatro realidad
Dir¨ªjanse a la entrada de la FNAC, all¨ª donde se encuentran los libros de Harry Potter en ingl¨¦s. Ya saben ustedes que Harry Potter no ser¨¢ traducido al catal¨¢n y al espa?ol hasta Navidad. A pesar de eso, confiando en el poliglotismo de la poblaci¨®n, los comerciantes libreros han colocado los montones de novelas escritas en la lengua de Beckham en el lugar m¨¢s importante de todo el recinto. Sit¨²ense all¨ª. Hagan ver que leen el peri¨®dico o que les interesan los best sellers del estante de la derecha: Magie ve la luz, Divorcio a la francesa o Loca por las compras. No tardar¨¢n en llegar los primeros personajes. En mi caso, una familia monoparental, compuesta por una madre y dos ni?as, generaci¨®n Tres bessones. La madre va vestida de negro. Su pelo rojo ha sido deshilachado en una peluquer¨ªa moderna. Ense?a el ombligo y luce un tatuaje. Las dos ni?as contrastan con ella, porque van vestidas como si la ropa se la hubiese comprado la abuela y la abuela fuese esa mujer que sale en el anuncio del detergente que huele a jab¨®n de Marsella. La hija mayor, que se llama Aina, es la que empieza la representaci¨®n. "Oh! Mama! El llibre d'en Harry Potter!", chilla emocionada. Coge uno de los vol¨²menes y empieza a leer: "The hottest day of the summer so far was drawing to a close...". Pero no lo entiende. Entonces, su madre le arrebata el libro dulcemente. "Va, que la mare us dir¨¤ com comen?a el llibre. Ho voleu?". Las ni?as chillan: "Siiii¨ª!". Y la madre, como una sacerdotisa antes de revelar la f¨®rmula de la p¨®cima, por poner un punto po¨¦tico al momento, se dispone a traducir. Sonr¨ªe con picard¨ªa. Y en voz alta, cantarina, resuelta, empieza: "L'¨²ltim dia de les vacances...". Cuando llega al final del primer p¨¢rrafo, se detiene. "La resta, al desembre", concluye.
Durante toda la tarde, la funci¨®n se sucede, con distintos personajes. Hay preadolescentes angl¨®filos que traducen en voz muy alta, mientras sus madres, arrobadas, miran por encima de sus hombros. Hay padres que improvisan una clase de ingl¨¦s: "?Drowing de d¨®nde viene, Marcos?, ?qu¨¦ significa to drow?". Hay abuelos con cara de "desde luego", viendo como sus nietos tratan de dar sentido a la primera frase. Hay padres que hacen circunloquios: exageran la dificultad de encontrar una palabra equivalente en espa?ol o catal¨¢n (como si, acostumbrados al ingl¨¦s, los dem¨¢s idiomas le viniesen estrechos). No se lo pierdan. Seguro que muy pronto, igual que en la librer¨ªa Catalonia pusieron a un se?or vestido de ¨¦poca que le¨ªa El conde de Montecristo, los libreros emprendedores contratar¨¢n a alguno de los damnificados de Home English, para traducir, por unos euros a la hora.
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