Buenos Aires, una sociedad en llamas
La capital argentina, con un enorme ¨ªndice delictivo, centra el debate en la seguridad ante la elecci¨®n del nuevo jefe de Gobierno
"La sociedad est¨¢ en llamas", advierte el ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires, Juan Pablo Cafiero. Los delitos contra la propiedad, los secuestros y homicidios en ocasi¨®n de robo aumentaron en proporci¨®n al desempleo y la indigencia. En las comisar¨ªas de todo el pa¨ªs se reciben cada d¨ªa m¨¢s de 3.500 denuncias, el 25% en la provincia de Buenos Aires. Pero muchos ciudadanos sospechan de la complicidad de la polic¨ªa con las bandas y prefieren organizar su defensa por su cuenta.
Los futbolistas famosos no usan sus coches nuevos ni se dejan tomar fotos; los comerciantes atienden detr¨¢s de rejas; los vecinos de los barrios pagan seguridad privada, colocan alarmas, luces extras en las calles, utilizan c¨®digos para avisar que rondan desconocidos. Las se?ales y las fracturas sociales que provoca el miedo est¨¢n a la vista en los muros y terrazas de las casas bajas del gran Buenos Aires rodeados con rollos de alambre de p¨²as, en los gestos desconfiados, en la hondura del dolor que los telediarios sirven a la hora de la cena.
1993 registr¨® 558.860 delitos. En 2001 fueron 1.178.530, y quieren mejorarlo en 180 d¨ªas
Son dos, tres, cr¨ªmenes cercanos al d¨ªa. Gritos, llantos, preguntas: "?Por qu¨¦? ?Qu¨¦ necesidad ten¨ªan de matarlo as¨ª, a sangre fr¨ªa?".
A Leandro Denegri, un estudiante de derecho de 22 a?os le dispararon al coraz¨®n porque se neg¨® a entregar las llaves de su coche. Sucedi¨® el 27 de junio a mediod¨ªa, en Wilde, periferia de Buenos Aires. Su madre, quebrada de dolor, se instal¨® con una carpa frente a la comisar¨ªa y reclam¨® el apoyo popular. Los criminales, tres j¨®venes, fueron finalmente detenidos. Como tantos, robaban coches para entregarlos a cambio de 150 euros en los llamados "desarmaderos", donde se desguazan y se revenden por partes. La venta ilegal de repuestos factura al a?o m¨¢s de 100 millones de euros.
El Gobierno moviliz¨® a las tropas de la Gendarmer¨ªa y de la Prefectura naval, polic¨ªas de frontera, para completar los operativos de control de rutas. Adem¨¢s requis¨® los dep¨®sitos y negocios que vend¨ªan "autopartes". En dos semanas ese tipo de delitos, principal causa de homicidios y asesinatos, se redujo a menos de la mitad. ?Acaso la polic¨ªa y los alcaldes de los municipios del gran Buenos Aires no sab¨ªan antes c¨®mo funcionaba el negocio?
Hace dos semanas el Jefe de polic¨ªa de la provincia de Buenos Aires, Alberto Sobrado, fue destituido al comprobarse que, antes de asumir el cargo, hab¨ªa desviado 333.000 d¨®lares a un para¨ªso fiscal. El comisario no pudo justificar su patrimonio. Tres d¨ªas despu¨¦s viaj¨® a Uruguay y nadie ha vuelto a saber nada de ¨¦l. Hace unos d¨ªas el comisario Anibal Degastaldi, uno de los altos cargos que pod¨ªa ser candidato a la sucesi¨®n de Sobrado, fue relevado mientras se investiga su patrimonio, estimado entre 500.000 y un mill¨®n de euros. Hay otros quince jefes de "la bonaerense", como se conoce a la polic¨ªa de Buenos Aires, que cobran unos 1.500 euros al mes y son sospechosos de enriquecimiento il¨ªcito.
El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Juan Pablo Cafiero, advirti¨® a los mandos: "Al que se niegue a revelar su patrimonio lo voy a llevar al pr¨®ximo entierro de un colega asesinado para ver que explicaciones les da a los familiares". Cada d¨ªa muere, o queda gravemente herido, un polic¨ªa.
Cafiero admiti¨® a EL PA?S que "a¨²n cuando la provincia no est¨¢ cartelizada ni mucho menos, hay organizaciones mafiosas como las vinculadas a los secuestros con extorsi¨®n. Pero la polic¨ªa no tiene el grado de complicidad que la gente supone".
El p¨¢nico desbord¨® las previsiones. Hace tres meses comenzaron las "puebladas" en ciudades y municipios y las manifestaciones de vecinos de los barrios de la capital. El nuevo presidente, N¨¦stor Kirchner, pidi¨® al ministro de Justicia, Gustavo B¨¦liz, y al gobernador de Buenos Aires, Felipe Sol¨¢, que "metan mano" y enfrenten el problema. El comit¨¦ de crisis, integrado por funcionarios de la naci¨®n y de la provincia, aprob¨® un plan de emergencia y un paquete de medidas con el que se propone bajar los ¨ªndices de delitos y mejorar la seguridad en 180 d¨ªas.
En la capital se reforzaron las comisar¨ªas. Los representantes de las asociaciones de vecinos les van a auditar los gastos. En caso de secuestro, los fiscales podr¨¢n hacer requisas y tomar declaraciones sin autorizaci¨®n de los jueces. Los gendarmes ocuparon posiciones estrat¨¦gicas en la periferia. Pero nada alcanza, nada calma.
La seguridad es tema central de debate en la campa?a para elegir, el pr¨®ximo 24 de agosto, al nuevo jefe de Gobierno de la capital. La derecha reclama m¨¢s recursos para la polic¨ªa y penas m¨¢s duras. Norberto Quantin, actual secretario de Seguridad, reconoce en conversaci¨®n con EL PA?S que "aqu¨ª seguimos debati¨¦ndonos entre posturas casi an¨¢rquicas y posturas dictatoriales".
Para el ministro Cafiero la soluci¨®n del problema es compleja: "El delito comienza a crecer en 1994 y crece a la vez que se consolida la idea de la desaparici¨®n del Estado". La relaci¨®n con la distribuci¨®n de la riqueza desde entonces no parece casual: en 1993, el 10% m¨¢s rico de la sociedad ganaba 18 veces m¨¢s que el resto y se registraron 558.860 delitos. En 2001 la distancia entre ricos y pobres era 30 veces m¨¢s y los delitos fueron 1.178.530. Cafiero advierte: "Hay que enfrentar todo a la vez porque la sociedad est¨¢ en llamas. Si todo va a ser seguridad y polic¨ªa, vamos a encontrar s¨®lo respuestas autoritarias. Tenemos que actuar juntos, en la educaci¨®n, el trabajo, la econom¨ªa, la salud, la comunicaci¨®n, en el debate cultural, ideol¨®gico...".
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