Un paso al frente
La secretar¨ªa general del PSOE ha hecho p¨²blica una declaraci¨®n ante las pr¨®ximas elecciones catalanas con dos objetivos: demostrar la cohesi¨®n del partido en torno a un proyecto com¨²n de Espa?a y afirmar una visi¨®n del Estado auton¨®mico sensiblemente distinta de la del PP. Un doble paso que forzosamente debe valorarse como positivo en un momento en que el PP parece haber escogido la estrategia de la tensi¨®n con los partidos nacionalistas auton¨®micos como ¨²nica v¨ªa para afrontar los pr¨®ximos envites electorales.
Desde Aznar hasta Arenas, las voces m¨¢s distinguidas del PP llevan meses machacando a la opini¨®n p¨²blica con el discurso de la incoherencia de un PSOE incapaz de conciliar las opiniones de sus baron¨ªas regionales en una idea com¨²n de Espa?a. Y ¨¦se es el mensaje, aunque en tonos m¨¢s moderados, en el que han insistido tras conocerse la reforma propuesta por el PSOE: que se trata de una reforma "inoportuna" y de un nuevo modelo de Estado que los socialistas se inventan simplemente para "tapar sus problemas".
El documento del PSOE zanja la pol¨¦mica sobre su supuesta incoherencia alimentada desde el partido del Gobierno. El PSOE compromete su apoyo "a aquellas reformas de los Estatutos que permitan un mayor y mejor desarrollo de la autonom¨ªa en el marco constitucional". Al tiempo que, en el marco de la Espa?a plural, hace suyo el proyecto del PSC en Catalu?a. A partir de ahora, el PP podr¨¢ discrepar del proyecto del PSOE para Espa?a, pero deber¨¢ abandonar el discurso del guirigay socialista en la medida que hay un documento que compromete por igual a todas las familias regionales socialistas.
Entre el discurso de la ruptura de Ibarretxe y del PNV y el discurso de la unidad sagrada en torno a la lectura un¨ªvoca que Aznar y el PP hacen de la Constituci¨®n, Zapatero y el PSOE proponen una tercera v¨ªa que acepta las reformas estatutarias y parte del principio liberal de "que todos los espa?oles se sientan c¨®modos siendo lo que quieran ser" dentro de un espacio com¨²n "habitable y aceptable para todos en un sistema de igualdad de derechos". Con esta visi¨®n abierta y nada esencialista de la unidad de Espa?a, Zapatero rompe con la din¨¢mica simplificadora del PP, que pretende dividir Espa?a entre patriotas y secesionistas. Al tiempo asume el liderazgo de la Espa?a plural frente al unitarismo aznarista. Curiosamente, algunas de las propuestas que el PSOE plantea en su documento -la reforma del Senado, por ejemplo- figuraban en el programa de Aznar de 1996 y hoy son objeto de sospecha. La regresi¨®n ideol¨®gica del aznarismo desde que lleg¨® al Gobierno es evidente.
Despu¨¦s de mucho tiempo de ir a remolque del PP, el PSOE marca un paso en direcci¨®n distinta. Y lo hace precisamente en el momento en que desde el Gobierno se le quer¨ªa exigir la renuncia a cualquier idea propia para hacer frente com¨²n al plan de Ibarretxe. El PSOE -como han dicho repetidamente sus dirigentes- estar¨¢ contra el camino aventurista emprendido por el PNV, pero a su manera y desde posiciones definidas de modo libre y aut¨®nomo. La experiencia de los pactos del PSOE con el PP ha sido demasiado negativa para seguir ciegamente en ella.
El PP ha practicado el ventajismo en exceso. Zapatero tiene raz¨®n de marcar distancias y hace un buen servicio poni¨¦ndose al frente de una idea m¨¢s plural de Espa?a, aunque ello tenga sus riesgos. Es posible que a una parte del propio electorado socialista le cueste entender la apuesta de su partido. Pero la Espa?a de hoy no es la de 1978. Y el Estado de las autonom¨ªas ha sido suficientemente positivo como para que muchos ciudadanos sientan como suya la idea de la diversidad de una Espa?a en que todos puedan sentirse a gusto.
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