Nos queda la leyenda
Una historia tiene que contarse de forma que ella misma preste remedio, como hizo aquel anciano paral¨ªtico quien, para recordar el magisterio de su maestro capaz de aunar la danza y el recogimiento, se puso a saltar y danzar, quedando curado de su par¨¢lisis. As¨ª hay que contar las historias, dicen los jasidim y ?no es ¨¦se el deseo latente de toda buena literatura? No informar, ni divertir, sino salvar.
Elie Wiesel rescata en esta obra una tradici¨®n jud¨ªa, el jasidismo, de la ¨²nica manera en que se puede rescatar una tradici¨®n viva: continu¨¢ndola, convirtiendo las leyendas o¨ªdas en su infancia en historias integradas en su propia vida que nos transmite a su vez para que nosotros las demos nueva vida. El jasidismo es un movimiento cultural, social y religioso jud¨ªo, que tiene lugar en el este de Europa, en un momento en el que a un colectivo humano se le cierran todas las puertas y s¨®lo le queda la palabra, es decir, convertir la vida en leyenda.
CELEBRACI?N JAS?DICA
Elie Wiesel
Traducci¨®n de Federico de Carlos Otto
S¨ªgueme. Salamanca, 2003
262 p¨¢ginas. 19 euros
El Siglo de las Luces no se an
duvo con contemplaciones con los jud¨ªos pues ten¨ªan que optar entre ser jud¨ªos o ser ilustrados. "Se miraba a los jud¨ªos", dec¨ªa Voltaire, "con los mismos ojos que vemos a los negros, como a una especie de gente inferior". Goethe, el gran humanista, los detestaba pues ten¨ªan en exclusiva la cobard¨ªa, la avaricia y el dolo, seg¨²n recuerda Wiesel. Fichte les declaraba irrecuperables pues la soluci¨®n ser¨ªa "cortarles la cabeza y ponerles otra...". Si la filosof¨ªa les expulsaba de su seno, la pol¨ªtica no iba a la zaga: carentes de todo derecho c¨ªvico, viv¨ªan a expensas del capricho del se?or y s¨®lo quien pudiera pag¨¢rselo pod¨ªa vivir en seguridad.
A esta hostilidad externa hab¨ªa que sumar la desmoralizaci¨®n interior que supuso el fiasco de ese falso mesianismo, protagonizado por Shabetai Tseb¨ª, que hab¨ªa encandilado a medio juda¨ªsmo. El shabeta¨ªsmo no s¨®lo no trajo ninguna promesa mesi¨¢nica sino que dej¨® al juda¨ªsmo en una profunda desolaci¨®n al convertirse el supuesto mes¨ªas al islam. Al jud¨ªo de a pie s¨®lo le quedan sus sue?os frustrados. Claro que, como se?ala Wiesel, "nadie puede vivir mucho tiempo sin sue?os y sin leyendas; entonces basta con que un hombre las encarne para que se imponga". As¨ª nace el jasidismo. Lo que hace Wiesel es recoger en vivo leyendas de esos grandes narradores, empezando por el pionero, Israel Baal Shem-Tov, llamado El Besht, y devolv¨¦rnoslas enriquecidas con su propia vivencia. ?l las hab¨ªa o¨ªdo de ni?o en su casa y sigui¨® oy¨¦ndolas en Auschwitz.
Se asocia memoria o relato
a juda¨ªsmo. Ahora bien, lo que se quiere dar a entender no es la mayor o menor capacidad de recordar o la habilidad narrativa de este pueblo, sino su convencimiento de que la leyenda sigue a la vida, y que ¨¦sta puede, en unos casos, proseguir la obra iniciada, y, en otros, rescatar del olvido los sue?os frustrados. Quiz¨¢ por eso, recuerda el autor, los jasidim "danzaban en los vagones cerrados que los llevaban a Birkenau".
Elie Wiesel se dedica a rescatar historias que nos sorprenden, pues est¨¢n alimentadas por una l¨®gica interna que no es la de la raz¨®n ilustrada sino la de una raz¨®n compasiva. Al hilo de las palabras de rabinos m¨ªticos, Wiesel rastrea el sentido de la literatura. Renuncia por supuesto a cualquier tipo de teor¨ªa literaria pues le basta con que el anciano paral¨ªtico cuente, danzando, c¨®mo era el magisterio de su maestro.
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