Escuela de sorpresas
Los parques tem¨¢ticos, como el de Isla M¨¢gica de Sevilla, complementan la oferta de ocio del verano
"?Pablo, ven, mete la cabeza aqu¨ª!", clama una madre a su hijo. Donde tiene que meter la cabeza Pablo es una suerte de cepo para prisioneros en el Puerto de Indias, a la entrada de Isla M¨¢gica, el parque tem¨¢tico de Sevilla. La madre saca unas instant¨¢neas y se marchan. A continuaci¨®n se repite la escena. A su lado, una capitana pirata portuguesa habla con j¨®venes grumetes a los que arranca unas sonrisas y que, como el macero a la puerta, vestido con un traje de ¨¦poca, bromea y se divierte con los m¨¢s peque?os. Son los pasacalles que reciben a los visitantes en alguna de las zonas del parque. En concreto ocho: Puerto de Indias, Queztal, La Furia de los Dioses, Puerta de Am¨¦rica, Amazonia, La Guarida de los Piratas, La Fuente de la Juventud y El Dorado.
En todos ellos se recrean civilizaciones antiguas y ¨¦pocas pasadas, preferentemente del siglo XVII. Existe tambi¨¦n un trozo del muro de Berl¨ªn procedente del pabell¨®n de Alemania de la Expo 92. En otra parte se encuentra una maqueta con los monumentos m¨¢s propios de la regi¨®n, el Balc¨®n de Andaluc¨ªa.
Adao Bana lleva una zamarra verdiblanca de un equipo de f¨²tbol, pero no la del Betis, sino del Sporting de Lisboa. En Isla M¨¢gica, sorprende la cantidad de gente que habla portugu¨¦s. ?l es lisboeta y veranea con sus padres en el sur de Portugal y la cercan¨ªa es el mejor argumento para pasar un d¨ªa en Sevilla. "Son apenas cuatro horas en coche", dice mientras hace cola en una atracci¨®n. Cerca, Lorenzo Calvo espera a unos amigos que se han hecho fotografiar en color sepia con toques de ¨¦poca victoriana. Es de Huelva.
Hay diversiones cl¨¢sicas con grandes dosis de adrenalina para los m¨¢s audaces, propias de un parque de atracciones, como El Jaguar, que alcanza 85 kil¨®metros por hora con un giro de 360 grados. "Ya me he montado cinco veces", dice un chaval mientras resopla y se dirige a ver las fotos que se exhiben con el gesto desencajado por la velocidad. Pero tambi¨¦n hay atracciones para todos, desde las m¨¢s intr¨¦pidas hasta las ideadas para los m¨¢s peque?os. Adem¨¢s, hay espect¨¢culos en sesi¨®n casi continua para aquellos que prefieran una diversi¨®n m¨¢s sedentaria. Uno de ellos es Juan Chac¨®n, de C¨¢diz. "Lo peor son las colas para entrar, hay que tener mucha paciencia", dice antes de asistir a Crashendo, una de las funciones m¨¢s concurridas, en el simulador Cinemoci¨®n. A la entrada, el encargado de la atracci¨®n dice: "A ver si corr¨¦is tanto cuando vay¨¢is a trabajar". En la proyecci¨®n del corto, los sillones se convulsionan al fren¨¦tico ritmo que marca un tipo que desciende por las calles de San Francisco a toda velocidad con un piano de cola, chocando con cuanto se pueda.
Por el d¨ªa, el calor obliga y la gente frecuenta hasta el l¨ªmite las atracciones que tienen el agua por referente. Como el Iguaz¨², que incluye una catarata. La gente que no se monta se arremolina en una baranda de madera para que le salpiquen a la bajada las canoas. Cualquier excusa es buena para remojarse. Tambi¨¦n se puede dar una vuelta en barco en La Traves¨ªa, en la que en una parte del trayecto aparecen los esqueletos de dos exploradores para pasmo de los m¨¢s peque?os. Para los amantes de la naturaleza hay una funci¨®n en el Circo del C¨®ndor, en el que se pueden admirar rapaces como el cern¨ªcalo, el azor, el halc¨®n peregrino o el buitre africano y en el que se cuentan las aventuras de Leonoro de Triana y Ben Yusuf. "Es un espect¨¢culo ideado para que la gente ame y respete la naturaleza", cuenta Javier Vargas, que interpreta a Leonoro.
Quienes prefieran las peleas de bucaneros y corsarios pueden asistir, aunque pronto, porque se abarrota siempre, a ver El Mot¨ªn, una ensalada de sopapos dentro de un gale¨®n y en clave humor¨ªstica. A la noche hay espect¨¢culos de flamenco en El Fuerte, bares para una cerveza, y un espect¨¢culo de m¨²sica en directo con temas de Chenoa, Las Ketchup y David Bisbal.
A las 23.45 los fines de semana se proyecta La puerta del tiempo, con el explorador G¨®mez de Salvatierra como protagonista. Mucha gente espera toda la jornada para ver 15 minutos de proyecci¨®n l¨¢ser tridimensional sobre una superficie de agua proyectada en la que se juega con la realidad y la ficci¨®n, con fuegos artificiales y lanzallamas. Casi al final aparece un monstruo tridimensional sobre el lago de una realidad sorprendente. Muchos de los ni?os, alzados a hombros por sus padres se tapaban los ojos incr¨¦dulos. Un monstruo fuera de pantalla. Mejor no contarles que se trata de una proyecci¨®n.
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