Perjuicios y lecturas
Algunos visitantes llegan a Espa?a con ideas preconcebidas. Estos prejuicios culturales var¨ªan en funci¨®n de la sensibilidad y de la cuenta corriente de cada uno. Un joven berlin¨¦s estar¨¢ m¨¢s influenciado por el desenfado tem¨¢tico-crom¨¢tico de Pedro Almod¨®var y un profesor jubilado de Oxford por la hispanofilia antropol¨®gica de Gerald Brenan. A un japon¨¦s le interesar¨¢ m¨¢s el circuito de Jerez o el cante de El Agujetas, a un cubano le deslumbrar¨¢ la dieta sexual de Dinio mientras que un marroqu¨ª se sentir¨¢ atra¨ªdo y ofendido por el lujo que emana de los futbolistas que salen por la tele. Las lecturas tambi¨¦n pesan lo suyo. La espa?olidad de Hemingway, Orwell o Malraux compensa el autobombo de campa?as tur¨ªsticas como la dise?ada por Manuel Fraga en los sesenta, basada en el pegadizo estribillo Spain is different (nadie podr¨¢ acusarlos de haber recurrido a una publicidad enga?osa: Espa?a era diferente, sobre todo en detalles como el garrote vil y las palizas en comisar¨ªa). Federico Garc¨ªa Lorca tambi¨¦n ha sido un prestigioso anzuelo que ha despertado en varias generaciones de terr¨ªcolas un sincero inter¨¦s por su figura (inter¨¦s renovado por los cientos de ballets sobre Lorca que, de manera sistem¨¢tica, se vienen sucediendo en la ¨²ltima d¨¦cada).
Una selecta minor¨ªa de extranjeros saben tanto sobre Espa?a que ponen en evidencia a los nativos. Llegan con la lecci¨®n tan bien aprendida que cuando escuchan expresiones como, por ejemplo, Patio de Monipodio, no dudan en soltarte, con un retint¨ªn de empoll¨®n redicho, que se trata del escenario en el que transcurre la novela Rinconete y Cortadillo. Y es que las editoriales del mundo entero han ayudado lo suyo incluyendo en sus cat¨¢logos a autores espa?oles de ayer, de hoy y de siempre: Cervantes, Quevedo, Valle-Incl¨¢n e incluso Antonio Gala. L¨¢stima que no existan traducciones de libros menos literarios pero m¨¢s ¨²tiles para el visitante. Son obras que quiz¨¢ no constituyen un hito en la prosa patria, ni merecen una rese?a en Babelia (de esas que provocan epidemias de sarpullidos telef¨®nicos entre humillados y ofendidos, indignados, bien por el trato recibido, bien por el trato no recibido). Me refiero a t¨ªtulos que pasan sin pena ni gloria y que no figuran entre los m¨¢s vendidos pero que, adem¨¢s de constituir un eficaz aprendizaje de t¨¦rminos coloquiales, contribuir¨ªan a preparar al visitante para la que se le viene encima. Un ejemplo: Cien consejos para su seguridad, que lleva la irrefutable firma de Elaborados por expertos de la Guardia Civil. En principio, el libro no est¨¢ pensado para turistas, pero alguno de sus cap¨ªtulos podr¨ªan serles de gran ayuda. El titulado "Robo en ¨¢reas de descanso" deber¨ªa ser lectura obligatoria en escuelas, cuartelillos y juzgados de guardia. Tomen nota: "Las zonas de descanso de las autopistas y carreteras son a veces el lugar elegido por los ladrones para, aprovechando nuestro descanso, ponerse a trabajar". Observen c¨®mo el autor, deudor de la rica tradici¨®n an¨®nima de El Lazarillo de Tormes, juega con conceptos opuestos como descanso y trabajo.
Ejercicio del d¨ªa: elabore una lista de diez palabras y sus correspondientes ant¨®nimos. Ejemplo: barato-caro, gordo-delgado, caliente-fr¨ªo, Renfe-alta velocidad.
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