Himnos de la tribu
Una forma de ganarse la simpat¨ªa de los ind¨ªgenas consiste en cantar sus canciones, a ser posible con entusiasmo y sin desafinar demasiado. La publicitada bonanza de nuestro clima facilita la expansi¨®n mel¨®dica al aire libre y de a mogoll¨®n, tambi¨¦n conocida como tumulto o, en el mejor de los casos, Orfe¨®n Donostiarra. En algunos pa¨ªses, nadie duda qu¨¦ canci¨®n entonar en seg¨²n qu¨¦ circunstancias. En tierras franc¨®fonas, por ejemplo, si de repente miembros de la Gestapo irrumpen en un caf¨¦ en el que se est¨¢ traficando con pasaportes falsos para refugiados pol¨ªticos o esc¨¦pticos delincuentes, los parroquianos suelen levantarse espont¨¢neamente a cantar La Marsellesa. La escena suele provocar una intensa emoci¨®n en los cantantes, que ven en la letra del himno galo la met¨¢fora de un car¨¢cter indomable, parcialmente desmentido por la historia. En Espa?a, en cambio, el extranjero observar¨¢ que no existe unanimidad respecto a qu¨¦ himno entonar. La historia y cierto caos administrativo han atomizado las identidades. Si a eso le a?adimos que el himno carece de letra oficial (aunque s¨ª de muchas ap¨®crifas e irreverentes), resulta comprensible que el grupo se decante por otras opciones mel¨®dicas.
Por tanto, es recomendable que el visitante sepa por lo menos una canci¨®n que le ser¨¢ de gran utilidad en tabernas y botellones y que no despertar¨¢ reticencias fratricidas: Asturias, patria querida. Se convirti¨® en himno oficial de la comunidad asturiana en 1984, pero desde los a?os veinte, ¨¦poca en la que fue popularizada y compuesta, constituye uno de los rituales de cohesi¨®n estatal tanto en el interior como en el exilio. Y as¨ª como el guaperas replicante de Blade Runner presum¨ªa de haber visto cosas que no creer¨ªamos (atacar naves en llamas m¨¢s all¨¢ de Ori¨®n, rayos C brillando en la oscuridad cerca de la Puerta de Tanh?user y otros momentos dignos de perderse en el tiempo como l¨¢grimas en la lluvia), son muchos los nativos que han visto entonar este c¨¢ntico con opinable fervor. Como indica su t¨ªtulo, es un elogio de Asturias, e incluye una simp¨¢tica escena en la que el protagonista afirma tener que subirse al ¨¢rbol, coger la flor y d¨¢rsela a una morena que la ponga en el balc¨®n. A diferencia de la ¨¦pica de tantos himnos, el encanto de Asturias, patria querida radica en su buc¨®lica ingenuidad, desprovista de p¨®lvora patriotera y sangrientas amenazas. Antes de ser himno oficial de la comunidad asturiana, no obstante, el c¨¢ntico ya era himno oficioso de beodos y achispados. Su m¨¦trica y andamio mel¨®dico propician ese vaiv¨¦n marinero tan simp¨¢tico cuando llevas una jarra de cerveza en la mano y vas viendo c¨®mo te caen enormes gotas sobre las sandalias. Es un momento de intensa comuni¨®n. Inolvidable. Puede decirse que cuando un extranjero ha cantado el Asturias, patria querida junto a media docena de ind¨ªgenas, empieza a estar en inmejorable posici¨®n no s¨®lo para pedirles dinero, sino tambi¨¦n para ser considerado uno de los suyos.
Ejercicio del d¨ªa: compare la versi¨®n castellana de Asturias, patria querida con la versi¨®n bable y busque un m¨ªnimo de ocho diferencias.
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