La liquidaci¨®n de bonos
En la comparecencia sobre pol¨ªtica monetaria realizada ante el Congreso en julio, Alan Greenspan se mostr¨® precavido, pero -teniendo en cuenta su habitual porte f¨²nebre- bastante optimista. "Aunque las incertidumbres de principios de a?o a¨²n no est¨¢n completamente resueltas", declar¨®, "la econom¨ªa estadounidense parece haber soportado una serie de golpes... No es sorprendente que los efectos depresores de los recientes acontecimientos se mantengan... No obstante, disponemos de las bases esenciales para recuperar un crecimiento sano y sostenido". Vale, he hecho trampa. Estas citas proceden de su declaraci¨®n de julio de 2002, no de julio de 2003. No hace falta decir que el crecimiento sano no ha llegado a materializarse. Impert¨¦rrito, volvi¨® a decir pr¨¢cticamente lo mismo la semana pasada, y la consecuencia fue que reforz¨® una enorme liquidaci¨®n en el mercado de bonos, lo cual podr¨ªa poner en peligro la misma recuperaci¨®n predicha por ¨¦l.
Si queremos equilibrar el presupuesto, en cuanto se recupere la econom¨ªa habr¨¢ que revocar muchos de los recortes fiscales aprobados por Bush
La declaraci¨®n de julio fue sorprendente por muchas razones. En los datos hay muy pocos indicios que hagan creer que est¨¢ a punto de producirse una fuerte recuperaci¨®n. Por lo que yo puedo entender, el optimismo de Greenspan se basa en modelos que predicen que los recortes de impuestos y los tipos de inter¨¦s bajos har¨¢n que la econom¨ªa avance. Pero eso es lo que los modelos econ¨®micos dec¨ªan tambi¨¦n el a?o pasado: el informe que acompa?¨® su comparecencia de julio de 2002 predec¨ªa una tasa de desempleo de 5,25 a 5,5% a finales de 2003 (la tasa es ahora del 6,4%). Puede que los recortes de impuestos principalmente para los ricos no sean tan eficaces como los modelos dicen. Mientras tanto, el incentivo proporcionado por los bajos tipos de inter¨¦s parece estar evapor¨¢ndose. Los tipos hipotecarios cayeron de hecho brevemente a m¨ªnimos hist¨®ricos y aumentaron la adquisici¨®n de viviendas y la refinanciaci¨®n que ha ayudado a mantener la econom¨ªa a flote. Pero desde mediados de junio, los tipos est¨¢n subiendo r¨¢pidamente. Esta semana, los tipos de las hipotecas a 30 a?os est¨¢n en su nivel m¨¢s elevado desde enero.
Y Greenspan es en parte responsable. Hasta junio, los funcionarios de la Reserva Federal hab¨ªan ayudado a mantener bajos los intereses precisamente porque no se mostraban demasiado optimistas (al indicar que estaban gravemente preocupados por la deflaci¨®n y que no daban la recuperaci¨®n por sentada). Entonces sorprendieron a los mercados con un peque?o recorte en el tipo de inter¨¦s interbancario, una medida que parec¨ªa dar a entender que, despu¨¦s de todo, daban la recuperaci¨®n por sentada. El testimonio de Greenspan ha reforzado esa impresi¨®n. Estar¨ªa dispuesto a perdonar las recientes torpezas de Greenspan si no fuera por el enorme da?o fiscal que ha causado a la rep¨²blica en los ¨²ltimos a?os. No olvidemos que Greenspan prest¨® una crucial ayuda pol¨ªtica al primer recorte de impuestos de Bush en 2001, cuando sostuvo que dicho recorte era necesario para prevenir, s¨ª, los excesivos super¨¢vit presupuestarios y una liquidaci¨®n demasiado r¨¢pida de la deuda del Gobierno federal. Deber¨ªa haber sido m¨¢s perspicaz; no resultaba dif¨ªcil, ni siquiera entonces, imaginar que esos enormes super¨¢vit proyectados eran en gran medida una fantas¨ªa. Pero ¨¦l hizo lo imposible para encontrar la forma de dar a sus amigos pol¨ªticos lo que ¨¦stos quer¨ªan. Se habr¨ªa redimido si hubiera cambiado de opini¨®n una vez que los super¨¢vit sin precedentes se convirtieron en d¨¦ficit sin precedentes, pero no lo hizo. Greenspan se niega a decir lo evidente: que si queremos llegar alg¨²n d¨ªa a equilibrar de nuevo el presupuesto, en cuanto se recupere la econom¨ªa habr¨¢ que revocar muchos de los recortes de impuestos aprobados por Bush. Greenspan ofrece perogrulladas sobre la moderaci¨®n del gasto: "Yo preferir¨ªa una situaci¨®n de moderaci¨®n del gasto y de crecimiento econ¨®mico y en la que pudieran iniciarse los recortes de impuestos sin crear problemas fiscales". ("Yo preferir¨ªa un mundo en el que Julia Roberts me llamara", respondi¨® el representante Brad Sherman, "pero es improbable que eso ocurra").
En resumen, el presupuesto es un caos, y Greenspan es uno de los principales culpables. Greenspan debe de saber que su legado est¨¢ hecho a?icos; al ritmo que van las cosas, la historia no lo recordar¨¢ como el maestro de la nueva econom¨ªa, sino como un c¨®mplice de la ca¨ªda de EE UU en la deuda. Para su orgullo propio, tiene que creer que de alguna manera las cosas saldr¨¢n bien. De ah¨ª su repentino y destructivo brote de optimismo.
? 2003 New York Times News Service.
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