Invertir en prevenci¨®n

Algo suyo se quema... se?or conde. As¨ª acababa un chiste famoso en los ochenta, que satirizaba el "algo tuyo se quema" del eslogan de la campa?a de prevenci¨®n de incendios de turno. Y es que, efectivamente, todos los veranos hay incendios y accidentes y falta de agua. Pero porque ocurren, ?debemos asumirlos? Claro que no, tenemos que asumir el riesgo pero con el mayor grado de preparaci¨®n.

Tenemos que evitar en lo posible que el incendio se haga evidente por el humo que provoca, nos jugamos mucho en cada hect¨¢rea que arde; en plena era de desertizaci¨®n, un ¨¢pice de soto, de prado o de bosque es irrenunciable, hay que romper los t¨®picos y la dejadez, tenemos que exigir de los responsables el m¨¢ximo de diligencia.

Cada d¨ªa m¨¢s, los enfoques de los problemas y sus soluciones se enriquecen con aportaciones multidisciplinares, los comit¨¦s de expertos se hacen necesarios, pero no cuando las llamas se han cebado en una zona y creado escenas dram¨¢ticas, sino cuando los ¨²ltimos rescoldos se enfr¨ªan.

Ante la tragedia hay que acudir sin reproches, no malgastar energ¨ªas en buscar culpables, no regatear esfuerzos y arrimar el hombro, cada uno dentro de sus posibilidades. Pero luego, hay que aprender de los errores, pertrechar de medios y recursos los escalones de intervenci¨®n, anteponer el bien general a los intereses pol¨ªticos o particulares.

En todos y cada uno de los ¨²ltimos fuegos, intencionados o no, se ha echado en falta un buen sistema de vigilancia, independientemente de circunstancias clim¨¢ticas, de tener los cortafuegos m¨¢s o menos limpios, ha quedado en evidencia un sistema de detecci¨®n muy deficitario.

Invertir en prevenci¨®n, como dir¨ªa Perogrullo, es ahorrar en intervenci¨®n, y no est¨¢ el bosque para m¨¢s fuegos.