Washington calcula que modernizar la red el¨¦ctrica costar¨¢ m¨¢s de 50.000 millones
Las poblaciones afectadas volvieron al trabajo sin sufrir nuevos cortes de energ¨ªa
Estados Unidos super¨® la prueba de la vuelta al trabajo. Todas las zonas urbanas afectadas por el mayor apag¨®n de la historia funcionaron con normalidad ayer lunes, pese a que las nueve centrales nucleares que pararon el jueves no hab¨ªan sido a¨²n reconectadas a la red. La normalidad permiti¨® empezar a hablar de facturas: el apag¨®n caus¨® p¨¦rdidas estimadas en unos 6.000 millones de d¨®lares, y mejorar el sistema el¨¦ctrico para evitar nuevos desastres podr¨ªa costar al menos 50.000 millones. La aver¨ªa dej¨® sin electricidad a unos cincuenta millones de estadounidenses.
Los miembros del Congreso, que en los dos ¨²ltimos a?os no lograron ponerse de acuerdo para aprobar una ley de energ¨ªa, se comprometieron ayer a trabajar con urgencia en un nuevo marco legal para el sector el¨¦ctrico. Las diferencias, sin embargo, segu¨ªan siendo muy profundas entre quienes prefer¨ªan que el Gobierno federal asumiera el control sobre la red y quienes quer¨ªan que los Estados mantuvieran su actual autonom¨ªa.
Las cifras que se barajaban eran muy altas. El secretario de Energ¨ªa, Spencer Abraham, estim¨® que ser¨ªan necesarios unos 50.000 millones de d¨®lares para actualizar una red anticuada, incapaz de sostener el mercado el¨¦ctrico de alcance nacional te¨®ricamente creado por la desregulaci¨®n del sector. Abraham no dej¨® lugar a dudas sobre qui¨¦n pagar¨ªa finalmente la modernizaci¨®n: "Los consumidores tendr¨¢n que asumir la factura", dijo, "ya que ser¨¢n ellos los beneficiados". En opini¨®n de Abraham, las empresas el¨¦ctricas s¨®lo deber¨ªan cargar con una peque?a parte de la inversi¨®n necesaria.
Otros c¨¢lculos elevaban las cifras. El Consejo Norteamericano de Fiabilidad El¨¦ctrica, un organismo independiente creado tras el gran apag¨®n de 1965, presupuest¨® en 56.000 millones el coste de la modernizaci¨®n.
Abraham se reunir¨¢ esta semana con miembros del Gobierno canadiense para coordinar la investigaci¨®n conjunta de Washington y Ottawa sobre las causas de la aver¨ªa, a¨²n desconocidas. La cascada de colapsos, que en tres minutos dej¨® sin energ¨ªa ocho Estados de EE UU y dos provincias canadienses, pareci¨® originarse en una instalaci¨®n de Ohio. Nadie consegu¨ªa explicarse a¨²n c¨®mo una aver¨ªa de escasa importancia pudo provocar consecuencias tan graves en una regi¨®n tan extensa.
El diario The Wall Street Journal calcul¨® que las p¨¦rdidas generadas por el apag¨®n podr¨ªan ascender a unos 6.000 millones de d¨®lares. Esa cifra resultaba de sumar numerosos renglones: desde las p¨¦rdidas en las factor¨ªas automovil¨ªsticas de Michigan y Ohio, paradas entre el jueves y el domingo, y en las compa?¨ªas a¨¦reas, hasta el negocio perdido por empresas medianas y comercios, pasando por el precio de toda la comida estropeada y por los impuestos que dejaron de cobrarse a causa de la interrupci¨®n de la actividad econ¨®mica.
Con el suministro el¨¦ctrico pr¨¢cticamente normalizado, a falta de que se pusieran de nuevo en marcha las centrales nucleares de Ohio y Nueva York, una nueva crisis empez¨® a agravarse en Arizona, donde la escasez de gasolina amenazaba con paralizar una regi¨®n entera. Desde que se rompi¨® un oleoducto de suministro, el 30 de julio, el Gobierno de Arizona estableci¨® un sistema de reparto con cisternas para mantener abiertas las gasolineras. Ayer, sin embargo, m¨¢s de 150 surtidores estaban vac¨ªos, y el precio del gal¨®n (3,8 litros) hab¨ªa ascendido desde 1,5 d¨®lares a 2 d¨®lares en s¨®lo una semana en Phoenix, la capital.
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