Rajoy, un todoterreno
El enigm¨¢tico 'bombero del Gobierno' ha pasado en un a?o de un puesto secundario a ser uno de los favoritos
Mariano Rajoy se super¨® ayer en el tono de gallego enigm¨¢tico con el que ha investido el personaje que ¨¦l mismo se ha creado. Le toc¨® el papel¨®n de acudir a la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, minutos despu¨¦s de que la direcci¨®n de su partido, el PP, anunciara que el pr¨®ximo lunes se conocer¨¢ el candidato a suceder a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como aspirante a la Presidencia del Gobierno.
Naturalmente, una buena parte de la rueda de prensa de ayer en La Moncloa, vers¨® sobre el qui¨¦n y el c¨®mo de la sucesi¨®n. Y una vez m¨¢s se zaf¨® dejando en el aire hasta la inc¨®gnita ya no s¨®lo de si ¨¦l ser¨¢ el candidato sino de si a las alturas de la primera hora de la tarde de ayer sab¨ªa algo. "Me veo con las mismas posibilidades que otros muchos militantes del PP", dijo. Y en otro momento se?al¨®: "Ni siquiera lo que s¨¦ parece razonable que lo cuente".
Lo que si se le percibi¨® ayer a Rajoy fue un aire de solemnidad del que no ha hecho gala en los sucesivos viernes en que ha presidido las ruedas de prensa del Consejo de Ministros.
Y la ausencia, ayer, de la iron¨ªa con que Rajoy ha trufado sus intervenciones semanales se puede interpretar como la tristeza de quien no es el nominado, pero tambi¨¦n como la solemnidad del que ya empieza a ejercer como sucesor de Aznar. El hecho es que Rajoy, a sus 48 a?os, casado y con un hijo, ha pasado en el plazo de un a?o de estar en una posici¨®n secundaria en la carrera de la sucesi¨®n a disputar la primera plaza.
Es un candidato querido entre los ministros que se sientan los viernes con Aznar en el Consejo y tambi¨¦n entre los militantes del PP. En ello tiene mucho que ver su papel en el a?o dif¨ªcil del Gobierno -la cat¨¢strofe del Prestige y la guerra de Irak-, en el que tuvo que dar la cara, en nombre del Ejecutivo. Y en que tuvo que ser tambi¨¦n el interlocutor de numerosos ministros y dirigentes del partido, con un Aznar muy centrado en la pol¨ªtica exterior.
Sus detractores, que tambi¨¦n los tiene, le atribuyen actitudes de frivolidad e indolencia en ocasiones.
Pero para llegar hasta ah¨ª, a su papel como vicepresidente primero, cargo para el que nombr¨® Aznar en 2000, demostr¨® eficacia en la resoluci¨®n de problemas espinosos por su capacidad de di¨¢logo.
Ha sido el bombero del Gobierno al que Aznar ha enviado a apagar los incendios m¨¢s diversos en los cuatro ministerios que ha recorrido: los pactos con los nacionalistas; las reformas de la ense?anza, tras el conflicto en que se hab¨ªa embarcado Esperanza Aguirre; los retos del terrorismo y la inmigraci¨®n, y ya como vicepresidente, coordinador pol¨ªtico del Gobierno en el ¨²ltimo tramo de esta legislatura. Ahora a Rajoy le llega la hora de la verdad.
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