?Y por qu¨¦ no...?
Alberto Ruiz-Gallard¨®n, ?ngel Acebes y Loyola de Palacio est¨¢n en las quinielas de la sucesi¨®n sin m¨¢s respaldo que la intuici¨®n
A finales de abril, en Santander, en uno de los ¨²ltimos m¨ªtines de precampa?a para las elecciones municipales y auton¨®micas del pasado 25 de mayo, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar lanz¨® un inhabitual elogio a Alberto Ruiz-Gallard¨®n, sentado en primera fila. Gallard¨®n, candidato a la alcald¨ªa de Madrid, ya despuntaba en encuestas y mentideros como un candidato con posibilidades a ser, despu¨¦s de alcalde de la capital, presidente del Gobierno.
"Cuando hag¨¢is la lista de los mejores, no dud¨¦is en ponerle a ¨¦l", dijo Aznar mirando al entonces presidente madrile?o. Pod¨ªa entenderse como una pista, pues Aznar no derrocha elogios por doquier, pero el l¨ªder popular a?adi¨®: "Por eso ser¨¢ un gran alcalde de Madrid". Y claro, ser alcalde de Madrid durante s¨®lo un verano, que adem¨¢s se ha complicado much¨ªsimo con la crisis de la Asamblea de Madrid, en el que Gallard¨®n ha compatibilizado el cargo de alcalde con el de presidente en funciones, resulta, como m¨ªnimo, poco cre¨ªble.
Pero Gallard¨®n, que empez¨® a militar en la Alianza Popular de Manuel Fraga con s¨®lo 18 a?os y cuenta con todo el aprecio del presidente fundador, gana elecciones y tiene buen cartel entre los votantes de centro. Tambi¨¦n despierta recelos entre algunos de sus compa?eros de partido, que en privado le acusan de ir demasiado por libre y de no seguir m¨¢s que por temporadas la f¨¦rrea disciplina de un partido de estructura tan piramidal como el Partido Popular.
El alcalde de Madrid logr¨® gran popularidad, tambi¨¦n dentro de su partido, durante la guerra de Irak. El aguante con el que soport¨® el que los estudiantes de la Universidad Complutense le boicotearan un acto en plena guerra -le persiguieron con pancartas y abucheos hasta el metro- fue muy aplaudido entre sus correligionarios. Entonces, la sensaci¨®n que cund¨ªa entre las filas del PP era algo as¨ª como: "?Qu¨¦ vienen a por nosotros!". Y Gallard¨®n logr¨® defender la posici¨®n a favor de la guerra del Gobierno y del PP sin que sonara de forma tan brusca como la argumentaci¨®n que sol¨ªa hacer el presidente del Gobierno o incluso el vicepresidente Mariano Rajoy. Despu¨¦s de las elecciones y, sobre todo, con la crisis de Madrid, los populares se disgustaron con el alcalde al considerar que no apoy¨® todo lo que deb¨ªa a Esperanza Aguirre y que "busc¨® fantasmas donde no los hab¨ªa".
Gallard¨®n ser¨ªa un cambio generacional (cumplir¨¢ 45 a?os en diciembre), avalado por su ¨¦xito en las encuestas, pero ese rejuvenecimiento puede tener otros nombres. El de ?ngel Acebes, ministro del Interior, es el que m¨¢s repiten cargos y militantes del PP cuando se trata de apostar por un hombre m¨¢s joven (cumpli¨® 45 a?os en julio). Aznar siempre que puede le dedica alg¨²n elogio. Es, m¨¢s que ning¨²n otro, un hombre de Aznar, el que m¨¢s se le parece. Alguno de sus compa?eros de partido -no muy partidario- le llama "el seud¨®nimo" por su afinidad con el presidente del Gobierno. Las similitudes residen en que es, como Aznar, muy trabajador, parco en sus manifestaciones p¨²blicas y lo que los populares llaman "un hombre de convicciones". Es, tambi¨¦n como Aznar, un hombre de familia (casado con dos hijos) y religioso (seg¨²n sus cr¨ªticos, demasiado). Se diferencia de Aznar en que, al menos hasta ahora, es mucho m¨¢s accesible y dialogante que el presidente del Gobierno.
Y Aznar le ha promocionado sin desmayo desde que, siendo un joven abogado, ayud¨® al PP a ganar la alcald¨ªa de ?vila, que era un feudo tradicional del CDS de Adolfo Su¨¢rez. Acebes fue concejal del Grupo Popular de ?vila, en la oposici¨®n, de 1987 a 1991. Y alcalde desde entonces. No iba en el puesto de salida, pero una serie de dimisiones le acabaron situando en la alcald¨ªa.
Fue alcalde hasta 1995 y de ah¨ª pas¨® a ser portavoz del PP en el Senado y a asumir la compleja tarea de ser el n¨²mero dos de la estructura org¨¢nica de G¨¦nova, con Francisco ?lvarez Cascos como jefe. Acebes era el coordinador y el ahora ministro de Fomento, secretario general (aunque los menos afines le llamaban general-secretario).
Acebes ha sido ministro de Administraciones P¨²blicas y Justicia antes que de Interior, con lo que casi iguala las cuatro carteras que ha llevado Mariano Rajoy, uno de los dos favoritos de todas las quinielas.
Esas quinielas siempre especulan con nombres masculinos. ?Pero, por qu¨¦ no una mujer? Cuando Aznar fue designado -tras el c¨®nclave de Perbes- sucesor de Manuel Fraga, el nombre que m¨¢s sonaba era el de una mujer, Isabel Tocino, pero qued¨® descartada.
Ahora, el ¨²nico nombre de mujer que, con poca fuerza, se ha barajado es el de Loyola de Palacio, vicepresidenta de la Comisi¨®n Europea y comisaria de Transportes. De Palacio, madrile?a de padres vascos que cumplir¨¢ en septiembre 53 a?os, fund¨® las Nuevas Generaciones, las juventudes del PP, habla euskera y se ha ganado fama de tenaz, trabajadora, peleona y un poco brusca.
Al poco de producirse el accidente del Prestige fue una de las dirigentes del PP que antes empez¨® a dar la cara, a visitar Galicia, a entrevistarse con Aznar para contarle lo que hab¨ªa ocurrido en Francia con el hundimiento del Erika. Y cuenta con todo el aprecio de Manuel Fraga.
Hay otros nombres: Eduardo Zaplana, por ejemplo. Pero el ministro de Trabajo se ha descartado desde hace meses. "Hay otros mejores", mantiene.
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