Baptista arruina el deb¨² a Manzano
El brasile?o da otro aire al Sevilla y empa?a el nuevo proyecto del Atl¨¦tico
La era Manzano comenz¨® mal. Ense?¨®, eso s¨ª, detalles positivos. La actitud de la mayor¨ªa, la llegada de Rodrigo y la sensaci¨®n de que la cosa mejorar¨¢ cuando Ibagaza est¨¦ del todo. Pero tambi¨¦n mensajes inquietantes, que casi todos tienen que ver con la soledad de su centro del campo. El Atl¨¦tico ataca con una mitad y defiende con la otra. Pero no elabora nadie. De eso se aprovech¨® un Sevilla estupendo, muy agrandado. Pega como siempre, pero juega m¨¢s. Y tiene a Baptista, una joya.
El Sevilla tiene mejor pinta. Sigue con las botas afiladas, esa dureza excesiva que le caracteriza, pero ha ganado f¨²tbol. Conserva la organizaci¨®n de Casquero y el veneno delicioso que esconden los regates de Gallardo y Reyes. Pero ha a?adido munici¨®n. La que aporta Dar¨ªo Silva. Sobre todo, ha conquistado a Baptista, un brasile?o con todo el aspecto de llegar preparado para contar unas cuantas cosas. Tiene calidad y cuerpo, lo que le permite ganar jugadas por las buenas o por lo f¨ªsico.
SEVILLA 1 - ATL?TICO 0
Sevilla: Notario; Daniel, Javi Navarro, Alfaro, David; Casquero (Marcos Vales, m. 70), Mart¨ª; Gallardo (Redondo, m. 72), Baptista, Reyes (Luis Gil, m.89); y Dar¨ªo Silva.
Atl¨¦tico: Burgos; Aguilera, Garc¨ªa Calvo, Lequi, Sergi (Santi, m. 9); Simeone; Novo, Jorge (Javi Moreno, m. 76), Rodrigo, Musampa (Ibagaza, m. 59); y Fernando Torres.
Goles: 1-0. M. 25. Reyes centra enroscado desde la izquierda y Baptista, llegando desde atr¨¢s, remata a la red en el ¨¢rea chica.
?rbitro: P¨¦rez Lasa. Amonest¨® a Javi Navarro, Santi, David y Aguilera.
Unos 35.000 espectadores en el S¨¢nchez Pizju¨¢n.
Su gol, el que rompi¨® el partido, fue una acci¨®n que, adem¨¢s de encumbrar la precisi¨®n de la pierna izquierda de Reyes y de premiar el sentido de la irrupci¨®n de Baptista, dej¨® en evidencia al Atl¨¦tico. Desenmascar¨® su punto flaco, la poca consistencia de su centro del campo, que regala demasiada comodidad al rival para montar sus contras. Rob¨® la pelota el Sevilla y el Atl¨¦tico se deshizo. Baptista y compa?¨ªa avanzaron a sus anchas, sin centrocampistas con los que toparse. Lo dem¨¢s fue el centro sin oposici¨®n de Reyes al sitio vac¨ªo, al lugar por donde el Atl¨¦tico, pese a defender cinco contra uno, dej¨® entrar libre del todo al brasile?o.
No fue el ¨²nico contragolpe relativamente sencillo del Sevilla. El da?o lo hac¨ªa cuando le quitaba e bal¨®n al Atl¨¦tico y le sorprend¨ªa partido en dos, que era casi siempre. Porque el dise?o de Manzano no escatima personal en los asuntos ofensivos y tampoco en los defensivos. Ataca con cinco (Novo, Jorge, Rodrigo, Musampa y Torres) y defiende con otros tantos (la l¨ªnea de cuatro de atr¨¢s y Simeone, que, tan s¨®lo como se siente en la medular, tiende a juntarse con los centrales). Y por el medio, nadie.
Un estilo arriesgado, en suma, pero que en ataque, eso s¨ª, le concede soluciones de todos los colores. El Atl¨¦tico no tiene la pelota, porque prescinde del centro del campo, pero ataca mucho y con criterio. Tambi¨¦n antes de la aparici¨®n de Ibagaza, sobre la hora de juego: Novo y Musampa quieren llegar hasta la l¨ªnea de fondo y acompa?an tambi¨¦n cuando las jugadas corren por la otra banda; Jorge sigue amagando que es un gran enganche, aunque no termina de decidirse, y est¨¢ el Ni?o, que, aunque vigilado de cerca, ya saben, potencia, velocidad y talento. El otro es Rodrigo, sin duda lo m¨¢s novedoso e interesante de los rojiblancos hasta que sali¨® el Ca?o. Rodrigo vuelve al f¨²tbol espa?ol con velocidad y olfato. Pisa el ¨¢rea constantemente y casi todas las veces con aviso de gol. Se complica demasiado en arabescos, en rizar el rizo en los metros de la verdad, pero tuvo en jaque a la defensa local constantemente.
Durante la primera hora, el Sevilla fue mucho m¨¢s. El Atl¨¦tico tuvo sus ocasiones, pero el mando siempre dio la sensaci¨®n de estar del lado hispalense. Por el peligro de sus extremos, Gallardo por la derecha y Reyes por la izquierda, y especialmente por el peso de Baptista. El brasile?o estuvo en todos lados. Y su omnipresencia, poco a poco, fue agrandando la superioridad de los suyos.
Hasta que apareci¨® Ibagaza. Sin tiempo casi para saludar a sus nuevos compa?eros, el peque?o argentino se puso al mando de la reconquista. Dej¨® dos centros sublimes, dos tremendas ocasiones de gol, al Sevilla le entr¨® una flojera repentina y el Atl¨¦tico se creci¨®. Caparr¨®s adivin¨® que su victoria estaba en un tramo delicado y realiz¨® dos sustituciones conservadoras ( Marcos Vales y Redondo por Casquero y Gallardo) que devolvieron el equilibrio y la calma a los suyos.
La incertidumbre permaneci¨® hasta el ¨²ltimo minuto y el bal¨®n, tan sevillista al principio, acab¨® en poder del Atl¨¦tico, que gan¨® al final el combate de la posesi¨®n. Pero el partido, empatado en actitud, se lo llev¨® el Sevilla.
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