Oseznos moralistas

Recomendado para jovencitas. Llenaban la sala el domingo, re¨ªan de placer, callaban de emoci¨®n. Incluso con sus mam¨¢s. O con novios o pap¨¢s, que tambi¨¦n aplauden. Para ellas hay un gran atractivo b¨¢sico, que son los chicos, famosos de la televisi¨®n y, sin embargo, buenos actores de teatro: sueltos, espont¨¢neos. Para todos, el "trozo de vida", los chicos desmoralizados, pero moralistas. V¨ªctimas de la sociedad, se puede decir. Para uno, lo insoportable de la vida se cifra en que su hermana y su padre se acuestan; para otro, que su madre lleva hombres a casa. El tercero sufre porque su hermano mayor le pega como una fiera agresiva. Lo comentan con un lenguaje vivo y directo; y doloroso, no exento de chiste y de giros graciosos.

Ignacio del Moral es uno de los mejores autores teatrales de esa generaci¨®n, y otro es Ernesto Caballero, que dirige el espect¨¢culo. Una obra antigua, y se nota. Digo antigua porque es de 1992, cuando gran parte de las espectadoras y quiz¨¢ los actores jugaban todav¨ªa en el patio del colegio. Es posible que hoy el lenguaje sea un poco distinto y los sentimientos moralistas de los oseznos sean mas abiertos; o su respeto hacia los dem¨¢s haya aumentado, y no les impulsen al alcohol y a la huida de la casa.

Aquella obra en un acto se ha alargado un poco, y tambi¨¦n se nota. Aun siendo corta, cansa, porque no sucede m¨¢s, y se agota en los mon¨®logos: no tiene m¨¢s acci¨®n. Las buenas intenciones llevan a los finales m¨¢s o menos felices, en los que los tres ni?os -el osito de peluche con el que juegan en escena a veces les infantiliza, aunque sea una met¨¢fora de sus heridas- rehacen sus vidas porque su materia es "buena".

A la buena actitud de los int¨¦rpretes y la escritura de Ignacio del Moral se une la direcci¨®n de Ernesto Caballero, que da acci¨®n externa en un escenario en cinco planos, uno de ellos deslizante y ascendente, y abre entradas y salidas; y probablemente contribuye tambi¨¦n a que los actores famosos de televisi¨®n tomen carne teatral.