Lo de Pla
Hasta ahora todo lo que ha sido electoralmente nutritivo para Pasqual Maragall se ha demostrado indigesto para Joan Ignasi Pla. Y esa din¨¢mica, en la que la impericia del PSPV y la desfachatez del PP valenciano se dan la mano, constituye un determinismo fatal. As¨ª fue con la oposici¨®n al Plan Hidrol¨®gico Nacional, en la que el socialista catal¨¢n ha obtenido, a cuenta de CiU, un generoso r¨¦dito en la zona del Delta del Ebro, adonde acudi¨® Pla a fotografiarse en bermudas sobre una gabarra que, si no fuera por el maremoto de corrientes internas que determina su rumbo, se dir¨ªa que fue su Trafalgar. Y as¨ª lo es ahora con la propuesta de la eurorregi¨®n, tan propicia para que Maragall zape el terreno bajo el zapato de CiU, pero que tan a contrapelo le ven¨ªa a Pla, no ya por falta de convicci¨®n sino por albergar la ilusi¨®n de que para llegar a la presidencia de la Generalitat s¨®lo tiene que evitar el oleaje del PP. Ni siquiera sucedi¨® as¨ª en el momento m¨¢s incandescente del final de la preautonom¨ªa, cuando, a pesar del pienso repartido por UCD y la intensa piroman¨ªa de su ¨®rgano propagand¨ªstico, el PSOE llen¨® las urnas con sus papeletas, no tanto por sus renuncias cuanto por la inercia electoral ib¨¦rica. Sin embargo, Pla se ha desmarcado de este proyecto en el que cree para evitar que el PP vierta sangre f¨¢cil. Se trata de un gesto tan impol¨ªtico como lo fue antes su presencia en el frente antitrasvase y, tras los resultados electorales, su posterior renuncia al modelo hidrol¨®gico que defendi¨® hasta el d¨ªa de las elecciones. Despu¨¦s de todo, ni las necesidades h¨ªdricas del territorio valenciano se corresponden con la sed del PP, como demuestra el ¨²ltimo sondeo por autonom¨ªas de CIS, ni el discurso sobre la eurorregi¨®n, que desencadena tanta feromona universitaria como urticaria en el PP, suscita otra cosa que desidia en la sociedad. Pero Pla ya no act¨²a en funci¨®n de sus convicciones o los contextos sino de las reacciones del PP. En ese sentido, el PP le ha marcado un itinerario que va de Herodes a Pilatos y ¨¦l lo sigue como un corderito. Si a cada paso que retrocede, el PP le pide que hinque m¨¢s la cerviz, ?cu¨¢ntas toallas arrojar¨¢ hasta que lo saquen (los unos, los otros) con los pies por delante?
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