Elogio del l¨ªder-gregario
Nozal resiste al frente de la carrera pese al avance de los escaladores Beltr¨¢n y Heras
A Isidro Nozal cuando ataca le aguanta un caracol, pero no le detiene un toro. A Isidro Nozal, que era un l¨ªder circunstancial, un gregario que viv¨ªa su d¨ªa de gloria, una figura tan antigua como el ciclismo -como aquel Carrera que hace 50 a?os fue un d¨ªa l¨ªder del Tour y lloraba en el podio porque ten¨ªa miedo que se enfadara su jefe Coppi-, le toc¨® actuar de l¨ªder sin dejar de ser gregario, cuid¨® de su l¨ªder con cuidado de que no se arrugara, y acab¨® l¨ªder despu¨¦s de ser gregario, figura complicada y ¨²nica, in¨¦dita. Isidro Nozal es un l¨ªder-gregario. Un concepto tan ins¨®lito que ni la gran cabeza de Manolo Saiz, que entra de lleno con su equipo en la semana de pasi¨®n despu¨¦s de haber pasado la de gloria, parece capaz de procesarla.
Se sub¨ªa el Aubisque, resonancias m¨ªticas en cada curva, se sub¨ªa en busca de la niebla que todo lo transforma. Se sub¨ªa muy deprisa porque, mediado el puerto, donde brillaba el sol, solitario como los ciclistas sin p¨²blico, atac¨® Heras.
No es tan sencilla como parece la vida de relaciones dentro de un equipo. Clasificarlas ser¨ªa tarea de entom¨®logos, de observadores de la conducta: cada decisi¨®n, cada acci¨®n, desencadena una transformaci¨®n en la telara?a de las relaciones de poder. Hay gregarios que se convierten en l¨ªderes por un d¨ªa (bastantes), hay gregarios que poco a poco se transforman en l¨ªderes (menos), y tambi¨¦n gregarios que intentan ser l¨ªderes (much¨ªsimos), y tambi¨¦n la relaci¨®n inversa funciona, pero s¨®lo hasta cierto punto: se sabe de muchos l¨ªderes que se remangan la camisa un d¨ªa y echan una mano, y ha habido tambi¨¦n casos, pero en carreras peque?as y de manera m¨¢s bien simb¨®lica, de l¨ªderes que contribuyen durante una semana a la entronizaci¨®n de un fiel gregario, pero lo que es asombroso y excepcional es el caso de un l¨ªder que en plenitud de sus fuerzas y facultades, y en una carrera grande, como grande puede ser la Vuelta, se transformen inconscientemente en gregarios, en peones de una estrategia para que triunfe otro compa?ero.
Atac¨® Heras en el Aubisque y, autom¨¢ticamente, se desat¨® la revoluci¨®n. Heras, atacando a m¨¢s de 50 kil¨®metros de la meta, y llev¨¢ndose consigo a media docena de ansiosos por ganar la etapa -alguno, como Aitor Osa, acab¨® pag¨¢ndolo con tremenda p¨¢jara pues en su af¨¢n por ir con el bejarano se olvid¨® de comer, y otro, como el dan¨¦s Rasmussen, que comi¨®, aguant¨® hasta el final y gan¨®- se transform¨® en gregario y, al mismo tiempo, provoc¨® la transformaci¨®n de Isidro Nozal, el tremendo c¨¢ntabro que habr¨ªa sido capaz de doblar a todos en su espectacular contrarreloj, que se convirti¨® en l¨ªder-gregario. Heras atac¨® y como sus ataques asustan y duelen, el ONCE-Eroski, el equipo del l¨ªder, inmediatamente pas¨® al control de la situaci¨®n en la retaguardia. Heras sigui¨® acelerando y, progresivamente, el ONCE-Eroski empez¨® a deshacerse. Rodr¨ªguez, Serrano, Azevedo... Todos trabajaron y todos se abrieron, se fueron del plano, se desvanecieron. Y a dos kil¨®metros de la cima s¨®lo quedaban del equipo de Manolo Saiz Igor Galdeano, el l¨ªder titular, e Isidro Nozal, inclasificable. Lleg¨® un momento de p¨¢nico, de desbandada, de caos y desorden. Por detr¨¢s ciclistas de todos los pelajes se permit¨ªan atacar, desafiaban el orden establecido. Y entonces Nozal se transform¨® en l¨ªder, hizo lo que har¨ªan Armstrong o Indurain, en tal situaci¨®n. Nozal, claro, dio un golpe de autoridad, dos acelerones de esos que aguantan los caracoles y no frenan los toros, y, s¨²bita, volvi¨® la calma y el orden. Ya sin miedo, todo bajo control. Volvi¨® Igor a su rueda y as¨ª empezaron el descenso, donde Nozal volvi¨® a vestirse de gregario de lujo. Fue un gregario contra gregario. Heras, delante, moviendo a todos sus fugados, intentando seguir desgastando al ONCE, y Nozal, incre¨ªble detr¨¢s, dando zancadas gigantescas, cuatro pasos y zas, Heras y los suyos cazados.
Lleg¨® la subida final, el ascenso de Cam Basque, en Cauterets, donde Jes¨²s Loro?o hace 50 a?os gan¨® la etapa camino de convertirse en Rey de la Monta?a. Un puerto corto y suave, un segunda. El lugar donde les tocaba expresarse a los l¨ªderes, esto es, a Beltr¨¢n, el gregario que quiere ser l¨ªder y que deb¨ªa rematar el trabajo de Heras, el l¨ªder que fue gregario, y a Galdeano, el l¨ªder que fue toda la etapa a rueda de Nozal, el l¨ªder-gregario.
Manuel Beltr¨¢n, el "supers¨®nico Triki" que dec¨ªa Armstrong cuando le fundi¨® en Alpe d'Huez, ha seguido un itinerario complicado para estar donde est¨¢ a los 32 a?os. Fue fiel gregario de Olano, que le regal¨® un BMW despu¨¦s de tantos kil¨®metros a su rueda, al tran tran, en tantas monta?as, y estaba con una mano ya dispuesta a agarrar una vara y vivir de varear olivos cuando lo rescat¨® Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri para el Banesto. Despu¨¦s pas¨® al Coast, que no le pag¨®, y huy¨® al US Postal, donde, le acogi¨® Armstrong. Ahora, con su fuerza escalando, con su m¨¢gica contrarreloj de Zaragoza, contribuye a la complicada trama social de la Vuelta. ?Ser¨¢ lo que queda un Heras contra Beltr¨¢n? ?Un Nozal contra Igor? ?Un Beltr¨¢n contra Igor y Nozal? ?Un Heras contra todos? ?Y qu¨¦ opina Mancebo?
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