El Bar?a no perdona en Albacete
Los azulgrana, muy afortunados, resuelven un ¨¢spero partido con goles de Cocu y Luis Enrique
Tocado por la fortuna, el Bar?a logr¨® ayer una victoria en Albacete que le permite resistir el tir¨®n de sus rivales. Quiz¨¢ es el sino de los nuevos tiempos que se viven en el Camp Nou: Luis Enrique marc¨® un gol de churro que sirvi¨® para acabar con el br¨ªo y el acoso sin desmayo del Albacete. Casi es inevitable recordarlo pero la suerte tambi¨¦n acompa?¨® al Bar?a en Bilbao, donde gan¨® gracias a lo que no estaba escrito, o ante el Sevilla, con el golazo de Ronaldinho que salv¨® la fiesta nocturna del Camp Nou. Y ayer sucedi¨® otra vez. Pero sufri¨® los tres d¨ªas. No merec¨ªa perder el Albacete, crecido ante la desidia y la poca eficacia azulgrana. Acab¨® desquiciado por el ¨¢rbitro pero al menos tuvo una alegr¨ªa: Pablo marc¨® el ¨²ltimo minuto y so?¨® con un empate que no lleg¨®.
ALBACETE 1 - BARCELONA 2
Albacete: Roa; ?scar, Pablo, Unai, Pe?a; D¨ªaz (Mikel, m. 72), Viaud, Parri (D. S¨¢nchez, m.45), Delporte; Pacheco (Pablo Garc¨ªa, m.57); y Amato.
Barcelona: Vald¨¦s; Puyol, Reiziger, Cocu, Van Bronckhorst; Xavi, Gerard; Luis Enrique (Overmars, m.69), Ronaldinho (Iniesta, m.82), Saviola (Quaresma, m.75); y Kluivert.
Goles: 0-1. M.2. Cocu marca de un zurdazo desde fuera del ¨¢rea- 0-2. M. 66. Luis Enrique profundiza, Unai sale al cruce y le da a la pelota, que rebota en el asturiano y entra. 1-2. M.90. Pablo remacha un rechace de Vald¨¦s.
?rbitro: Lizondo Cort¨¦s. Expuls¨® a Pe?a (m. 78) y amonest¨® a Reizger, Delporte, Viaud y Garc¨ªa.
Carlos Belmonte: 16.000 espectadores.
La noche empez¨®, sin embargo, que ni pintada para el Bar?a. No hab¨ªan pasado dos minutos y Cocu se hizo con un bal¨®n, se fue solo, sin presi¨®n alguna, directo a hacia Roa. El cierre azulgrana meti¨® un zurdazo sensacional que clav¨® la pelota cerca de la escuadra. El gol pronostic¨® un festival azulgrana que ayer estrenaba en la Liga su nuevo tridente: Kluivert, ya liberado de su sanci¨®n, Ronaldinho y Saviola, que se hab¨ªa ganado a pulso seguir en el equipo. Una apuesta decidida por ir al ataque. Fue esa al menos la sensaci¨®n inicial porque el Bar?a tuvo el bal¨®n y dio la impresi¨®n de que buscaba el momento certero para cerrar el partido. Pero los tridentes azulgrana suelen ser un arma de doble filo: prometen mucho pero ofrecen poco. Como si todos se molestaran un poco. Van acompa?ados siempre al efecto embudo. Un recital de toques, pases, talonazos y poco gol. En cualquier caso, Ronaldinho, sacrificado a la banda en favor de Luis Enrique, ratific¨® que es un jugador como la copa de un pino. Su repertorio parece inagotable: busc¨® siempre el regate, el ¨²ltimo pase, envi¨® un bal¨®n a la cruceta y ley¨® perfectamente el partido. Luis Enrique, en cambio, no tuvo su d¨ªa, Kluivert sigui¨® en las nubes, buscando el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa y Saviola se hinch¨® a correr sin suerte.
El Bar?a se empe?¨® una y otra vez en estrellarse contra la misma pared sin abrir el campo. Y el Albacete, consciente de su debilidad ofensiva, se dedic¨® a rechazar los exasperantes ataques azulgranas con la finalidad de trenzar un contragolpe. Pero por all¨ª siempre se encontr¨® con el mismo hombre. Cocu, reciclado ahora como central, cort¨® todo lo que le pas¨® por delante. Tambi¨¦n le ayudaron: los interiores no acertaron en los centros y Amato tampoco tuvo su noche. Primero desperdici¨® un remate de cabeza franco y luego la gran ocasi¨®n de su equipo: o fue falta de fe o de convicci¨®n, pero todo el estadio ya cantaba el empate justo al principio de la segunda parte. El bal¨®n merode¨® por el ¨¢rea azulgrana y al final, tras un peque?o rodeo, acab¨® en las manos de V¨ªctor Vald¨¦s.
No reaccion¨® ni siquiera as¨ª el Bar?a, que sigui¨® en la inopia, alelado, cada vez m¨¢s encogido y entregado a su suerte. Casi se temi¨® lo peor. David S¨¢nchez, un azulgrana cedido en el Carlos Belmonte, meti¨® un centro que ?scar Montiel empalm¨® a la red. El ¨¢rbitro anul¨® el gol por un muy dudoso fuera de juego y la grada, ya muy irritada, se subi¨® por las paredes. Fue ya un clamor cuando el colegiado no le mostr¨® la segunda amarilla a Reiziger por una falta junto al ¨¢rea sobre Iv¨¢n Diaz. El equipo de Ferrando parec¨ªa listo para el empate. Y entonces sucedi¨® algo incre¨ªble: el bal¨®n lleg¨® a Luis Enrique, intent¨® regatear al central, pero el rechace le rebot¨® en la pierna y, a¨²n no se sabe c¨®mo, el bal¨®n dibuj¨® una par¨¢bola que pas¨® limpiamente por encima de la cabeza de Roa.
El partido se acab¨® ah¨ª. Rijkaard decidi¨® entonces, quiz¨¢ demasiado tarde, abrir el campo por las bandas con Overmars y Quaresma y el Albacete se resign¨® a su suerte tras la expulsi¨®n de Pe?a. S¨®lo faltaba que pasara el tiempo. Amato sigui¨® negado ante el gol ante el impecable V¨ªctor Vald¨¦s y el entrenador holand¨¦s premi¨® a Iniesta para que jugara cinco minutos en su tierra. Al final, Pablo marc¨® un error de la defensa y la hinchada so?¨® con el empate en una falta lanzada al borde del ¨¢rea. Pero el cuero no entr¨®. Al Albacete siempre le quedar¨¢ un consuelo: pudo empatar al final y tortur¨® al Bar?a con inferioridad num¨¦rica hasta el ¨²ltimo segundo. Siempre les quedara el consuelo de que el partido se les escap¨® por un gol de churro.
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