Los problemas sucesorios
En v¨ªsperas del Comit¨¦ Director del PSOE-A que, una vez m¨¢s, designar¨¢ a Chaves como candidato, su secretario de Organizaci¨®n, Luis Pizarro, revalidaba la pol¨ªtica de su partido al respecto: "El relevo de un dirigente lo tienen que decidir los ciudadanos". Impecable. Al menos, en principio.
A corto plazo, una pol¨ªtica como ¨¦sta ahorra dudas, tensiones sucesorias y convierte en indiscutido el liderazgo: al que manda no se le discute, porque es ¨¦l el que controla los nombramientos y tiene la llave de la despensa. Adem¨¢s, una pol¨ªtica as¨ª es m¨¢s c¨®moda, aspecto nada desde?able desde el momento en el que la comodidad ha comenzado a ser considerado un valor pol¨ªtico. Ya saben lo que reza el documento aprobado por los barones del PSOE en Santillana: "Que todos los espa?oles se sientan c¨®modos si¨¦ndolo tal y como lo quieran ser".
El problema de que el relevo de un dirigente lo decidan los ciudadanos es que los ciudadanos s¨®lo pueden hacerlo a trav¨¦s de su voto adverso. Es decir, que para ser relevado el dirigente ha de perder primero las elecciones y eso plantea problemas de sucesi¨®n.
Es mucho m¨¢s f¨¢cil tutelar una sucesi¨®n desde el poder que desde la oposici¨®n, infierno en el que ya no se controla ni el fichero de altos cargos ni los presupuestos. Si Felipe Gonz¨¢lez hubiera abandonado el poder en los a?os ochenta -como, al parecer, estuvo tentado de hacer-, otro habr¨ªa sido el presente del PSOE. Quiz¨¢ ahora habr¨ªa un presidente del Gobierno que se llamase Joaqu¨ªn Almunia o Javier Solana.
No cabe duda de que la promesa de Aznar de estar s¨®lo ocho a?os en la Moncloa fue una aturullada promesa electoral de ¨²ltima hora -como la de suprimir la mili o el Impuesto de Actividades Econ¨®micas-, pero result¨® una excelente idea, con virtudes que, probablemente, ni ¨¦l mismo pod¨ªa prever. S¨®lo desde el poder se puede dar el dedazo, como s¨®lo desde el poder se puede dar el autodedazo que te permita la renovaci¨®n de tu cargo.
Personalmente -y es poco m¨¢s que una intuici¨®n-, pienso que la teor¨ªa de que "el relevo de un dirigente lo tienen que decidir los ciudadanos" tiene un futuro limitado y que Chaves terminar¨¢ dejando el poder voluntariamente y no a trav¨¦s de una derrota electoral. Otra cosa es que tome la decisi¨®n demasiado tarde, cuando ya haya un barrunto de descalabro, lo que tendr¨ªa consecuencias desastrosas para su sucesor.
Probablemente, la mayor resistencia que debe de superar un dirigente pol¨ªtico es la de su gente de confianza, que trata de seguir asegur¨¢ndose su posici¨®n, convenci¨¦ndole de que no hay nadie que lo pueda hacer mejor y que, si lo deja, el proceso sucesorio puede ser cruento. Esto es lo que, en el PP, trat¨® de hacer ?lvarez Cascos.
Lo cierto es que los procesos sucesorios resultan m¨¢s cruentos cuanto m¨¢s se hacen esperar. Para evitar este tipo de situaciones sin duda lo mejor es poner plazos.
A veces, miren por d¨®nde, una apresurada promesa populista de ¨²ltima hora en una campa?a electoral puede resultar una buena idea.
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