Tabaco y Seguridad Social

En la edici¨®n del 15 de septiembre publican ustedes el punto de vista de un fumador empedernido que, al parecer, desea dejar de fumar pero que para conseguirlo solicita la ayuda del Estado en forma de droga antitabaco, parches o chicles de nicotina. Punto de vista a respetar, pero, seg¨²n mi criterio, tan endeble como su voluntad.

Afirma el lector que "es muy f¨¢cil decidir que a partir de ahora el tabaco es muy malo". ?D¨®nde ha estado dicho lector hasta ahora? Baste citar la Ley de 1988 para confirmar que los aspectos negativos del tabaco, muy graves para la salud y el bolsillo de todos, son conocidos desde hace d¨¦cadas. Mi punto de vista es que dado que los fumadores lo hacen de forma libre, por elecci¨®n propia, la Seguridad Social no debiera hacerse cargo de ning¨²n enfermo que se confirme que lo es por mor de haber decidido libremente ser fumador.

Me parece muy bien que ellos elijan actuar como desean. Me parece muy mal que los limitados recursos econ¨®micos de la Seguridad Social se gasten en recomponer sus estados f¨ªsicos debido a su vicio particular, mientras que no hay fondos para atender a tantas personas mayores de edad que han de morir de forma inhumana y solos.

Por cierto, aprovecho para denunciar a tantos fumadores que contin¨²an haci¨¦ndolo en lugares cerrados como ascensores ("s¨®lo llevo el cigarro encendido, no estoy fumando"). ?Qu¨¦ les parecer¨ªa a ellos que los no fumadores les solt¨¢semos a la cara una ventosidad? Pues deseo que se enteren que esto ¨²ltimo, aunque muy desagradable, no perjudica la salud, mientras que su actitud, aunque est¨¦ aceptada por la sociedad, s¨ª que perjudica a los fumadores pasivos y a la sociedad en general.