La sucesi¨®n de Carles
La designaci¨®n del nuevo arzobispo de Barcelona dispara todas las alarmas en el seno del catalanismo cat¨®lico
Ayer se agot¨® la pr¨®rroga que el Vaticano concedi¨® al cardenal Ricard Maria Carles como titular de la di¨®cesis de Barcelona cuando hace dos a?os cumpli¨® 75, la edad de jubilaci¨®n. La Santa Sede, sin embargo, no aplica estrictos criterios administrativos -excepto cuando quiere librarse de prelados heterodoxos como Pere Casald¨¤liga- y todo apunta a que el nombre de su sucesor no se har¨¢ p¨²blico hasta despu¨¦s de las elecciones al Parlament. La Iglesia no quiere interferir en la actividad pol¨ªtica, aseguran fuentes diocesanas.
Sobre la identidad del futuro titular de la archidi¨®cesis de Barcelona -la segunda m¨¢s grande de Europa- se han hecho muchas c¨¢balas. Y ahora, cuando ya se acerca el momento del relevo, de entre la espesa niebla que acostumbra a rodear los mecanismos del poder eclesial, el n¨²mero de candidatos con posibilidades de suceder a Carles se ha reducido a dos: el obispo de Cartagena-Murcia, el valenciano Manuel Ure?a, y el abad de Montserrat, el catal¨¢n Josep Maria Soler.
Ure?a es un neoconservador, muy pr¨®ximo al movimiento apost¨®lico Camino Neocatecumenal, el m¨¢s numeroso actualmente en Espa?a, y cercano, seg¨²n algunas fuentes, al grupo de presi¨®n cat¨®lico m¨¢s presente en el actual Gobierno del PP, la Legi¨®n de Cristo. Razones suficientes para haber disparado todas las alarmas en los sectores catalanistas, hasta el punto de que hace ya varios meses, cuando su nombre surgi¨® por primera vez, aparecieron pintadas frente a la catedral de Cartagena advirti¨¦ndole de lo poco que algunos deseaban verle por Barcelona.
Tampoco los colectivos cristianos de base le profesan simpat¨ªas. El incidente protagonizado por un grupo de fieles -y alg¨²n que otro sacerdote- en Vic contra la consagraci¨®n del nuevo obispo de esta di¨®cesis, Rom¨¤ Casanova -un protegido de Carles-, iba en realidad dirigido contra Ure?a, a quien se considera su candidato y tambi¨¦n el del presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola, el todopoderoso arzobispo de Madrid, Antonio Mar¨ªa Rouco Varela, con quien se dice que comparte formaci¨®n germ¨¢nica.
Ayer mismo, el diario Avui publicaba un manifiesto publicitario titulado: Volem bisbes catalans que comprenguin l'obligaci¨® que t¨¦ Catalunya de fer plena la seva personalitat, firmado por decenas de instituciones tan dispares como la Fundaci¨®n Mir¨®, el Colegio de Arquitectos o la Asociaci¨®n de Ciegos y Disminuidos Visuales de Catalu?a.
Josep Maria Soler, el abad de Montserrat, ser¨ªa el otro candidato a la sucesi¨®n de Carles. Soler es un hombre bien visto por los sectores catalanistas de la Iglesia, a pesar de la pol¨¦mica que hace unos a?os sacudi¨® a la comunidad benedictina de Montserrat (v¨¦ase EL PA?S del 29 de octubre de 2000) tras las denuncias realizadas desde la propia comunidad sobre el autoritarismo de los ¨²ltimos abades, as¨ª como por determinadas conductas homosexuales. A ra¨ªz de aquella pol¨¦mica, Soler ejerci¨® su autoridad y desterr¨® de Montserrat a destacados exponentes intelectuales de la comunidad, supuestamente cr¨ªticos con la marcha de la abad¨ªa. Algunos de ellos viven todav¨ªa en el ostracismo. Esta divisi¨®n en el seno de la comunidad no facilitar¨ªa la sucesi¨®n de Soler al frente de Montserrat, en caso de que fuera designado sucesor de Carles.
El todav¨ªa arzobispo de Barcelona, sin embargo, no puede influir directamente. No forma parte de la Congregaci¨®n de Obispos, el dicasterio que presenta los candidatos al Papa, en el que s¨®lo hay dos espa?oles: Eduardo Mart¨ªnez Somalo, exponente por excelencia de la curia vaticana, y Rouco.
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