F¨¢bulas del 'gulag'
Dif¨ªcilmente se hallar¨¢ en la literatura europea contempor¨¢nea una s¨¢tira m¨¢s negra, m¨¢s brutal y, al mismo tiempo, m¨¢s l¨ªrica que este libro que dio a conocer internacionalmente a ?d¨¢m Bodor (1936), escritor h¨²ngaro de Rumania (s¨®lo se me ocurre otra que la supera: La visita del arzobispo, tambi¨¦n de Bodor). Su novela pertenece a esta subdivisi¨®n menos placentera del realismo m¨¢gico que se podr¨ªa llamar "f¨¢bula del gulag" y que ha sido cultivada con celo por varias generaciones de escritores, desde Ismael Kadar¨¦ hasta Lazlo Krasnahorkai, en los Estados del Pacto de Varsovia. El distrito de Sinistra compone un espeluznante pan¨®ptico de la deshumanizaci¨®n sistem¨¢tica en el sistema totalitario y logra una transposici¨®n literaria absolutamente original y extraordinaria de uno de los muchos horrores del siglo XX.
EL DISTRITO DE SINISTRA
?d¨¢m Bodor
Traducci¨®n de Adan Kovacsics
Acantilado. Barcelona, 2003
132 p¨¢ginas. 12 euros
En medio de un entorno id¨ªlico, en el m¨ªtico territorio monta?oso de los C¨¢rpatos, ha sido establecida una colonia penitenciaria kafkiana, donde se da la vuelta al orden civilizado y se muestra c¨®mo el hombre convierte al hombre en animal. Pero dulcemente y con exquisita cortes¨ªa. Los eufemismos caracter¨ªsticos de las dictaduras comunistas, junto a un humor patibulario, encubren y distorsionan los hechos terribles. Ah¨ª est¨¢ la transformaci¨®n de la atractiva Connie Illafeld, la "albondiguilla perfumada", la "hada lasciva", en "un ser peludo, todo vello, todo pelo" que ni siquiera sabe su nombre, tras un "tratamiento contundente" en el psiqui¨¢trico, donde fue ingresada por ser la amante de un disidente. Bodor no busca efectos de choque. Consigue algo mucho m¨¢s importante: la alarma interior del lector y lo hace sin aspavientos, simplemente con el lenguaje, un lenguaje elegante, incisivo, rico, que Adan Kovacsics reproduce con su habitual eficacia.
Ahora bien, la perfidia de la "f¨¢bula del gulag" consiste en que no deja lugar a la indignaci¨®n, ni a recostarse en valores morales convencionales o conceptos preestablecidos de realidad. El distrito de Sinistra presenta la vida en ese Absurdist¨¢n de pesadilla como algo incuestionable, am¨¦n de perfectamente l¨®gico y natural. Los 15 cap¨ªtulos, relatos independientes conectados entre s¨ª, retratan diferentes personajes y aspectos de la cotidianidad del distrito de nombre tan elocuente, en forma de an¨¦cdotas joviales con aire folcl¨®rico. Pero poco a poco al lector se le hiela la sonrisa y la sangre, al percatarse de la ¨ªndole perversa de esta cotidianidad y de la suerte que corren sus estrafalarios protagonistas. El enano cristalero, los mellizos albinos, el guardav¨ªa del clarinete y, m¨¢s a¨²n, las mujeres, son mero material humano para usar y tirar. Del todo insoportable resulta el mimo po¨¦tico con que se refieren incansablemente los encantos de la naturaleza. El gulag como jard¨ªn de las delicias. Y, efectivamente, como en los cuadros de El Bosco, la exuberante belleza del mundo coexiste aqu¨ª sin problemas con la aberraci¨®n y la inhumanidad. ?d¨¢m Bodor es un magn¨ªfico disc¨ªpulo de Jer¨®nimo Bosch.
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