Las armas no aparecen
Un aut¨¦ntico ej¨¦rcito de 1.400 investigadores estadounidenses busca desde hace meses armas de destrucci¨®n masiva en Irak sin que su primer informe oficial haya llegado a ninguna conclusi¨®n firme, seg¨²n ha reconocido la CIA. Las armas no aparecen. Y sin embargo, ¨¦sta fue la excusa, que no la raz¨®n, empleada por EE UU para lanzar una guerra que ha acabado con el r¨¦gimen tir¨¢nico de Sadam Husein, pero que ha abierto un foco de inestabilidad en toda la regi¨®n. Ha sido la guerra de la gran mentira, a la que se sumaron Blair y Aznar. Blair est¨¢ rindiendo cuentas a trav¨¦s de la instrucci¨®n del caso Kelly con un alto coste en t¨¦rminos de credibilidad pol¨ªtica. Aznar sigue ampar¨¢ndose tras la pantalla de los informes de los inspectores de Naciones Unidas, que hasta el final pidieron m¨¢s tiempo para investigar.
La Casa Blanca mantiene su convicci¨®n de que esas armas terminar¨¢n por aparecer. Lo ¨²nico claro es que Bush se lanz¨® a la guerra sin certeza alguna sobre su existencia. De hecho, en la Asamblea General de Naciones Unidas, un impenitente Bush ha vuelto a justificar la invasi¨®n por la existencia de estas armas y por el incumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad.
Sigue siendo un misterio el comportamiento de Sadam Husein en todo el proceso previo a la guerra. Pero, ?y si no minti¨®? ?Y si realmente, como ahora est¨¢n cada vez m¨¢s convencidos los jefes de los inspectores internacionales, Al Baradei en el terreno nuclear y Hans Blix en el qu¨ªmico y biol¨®gico, Irak se hab¨ªa deshecho de estas armas? De la voluminosa documentaci¨®n que mand¨® Bagdad poco se ha sabido, entre otras razones, porque EE UU lo secuestr¨®. S¨®lo los miembros permanentes del Consejo de Seguridad tuvieron pleno acceso a ella; los dem¨¢s, a una versi¨®n expurgada.
Ya entonces el propio jefe del Pent¨¢gono, Donald Rumsfeld, acud¨ªa a t¨¦rminos b¨ªblicos, pero ajenos a todo sentido moderno de la justicia, para afirmar que "la ausencia de la prueba no prueba su ausencia". ?Realmente pretenden Bush y su Administraci¨®n seguir adelante con un concepto de guerra preventiva, ilegal y basada en una informaci¨®n err¨®nea? El mundo se volver¨ªa un lugar a¨²n m¨¢s peligroso.
Lo de menos es el efecto de este embrollo en las carreras personales del tr¨ªo de las Azores: Bush se medir¨¢ en las urnas en trece meses, Blair pierde popularidad d¨ªa a d¨ªa y Aznar no volver¨¢ a ser candidato. Lo que de verdad importa es la p¨¦rdida de confianza que ha sufrido EE UU. Bush puede haber conseguido esta semana apoyos para una resoluci¨®n del Consejo de Seguridad que legitime una fuerza multinacional o cubra con un mandato legal un proceso pol¨ªtico que ahora Powell quiere acelerar pidiendo una nueva constituci¨®n para Irak en seis meses y elecciones en 2004. Pero lo que no ha conseguido Bush son compromisos firmes y significativos de otros pa¨ªses en lo que se refiere a la aportaci¨®n de tropas y dinero para Irak.
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