Una fuerza de la naturaleza
Quienes le conocen auguran una r¨¢pida recuperaci¨®n moral a Isidro Nozal tras la decepci¨®n vivida
Isidro Nozal, por lo menos, tiene sentido del humor y sabe lucirlo a tiempo, cuando la situaci¨®n y el ambiente que le rodea m¨¢s le deber¨ªa empujar en teor¨ªa hacia las l¨¢grimas o la autocompasi¨®n. Cuentan que lleg¨® tan hundido moralmente a la meta de Abantos despu¨¦s de perder la Vuelta en 11 kil¨®metros de mortal cronoescalada que se derrumb¨® sobre un asiento del autob¨²s y dijo: "No valgo para esto. Dejo el ciclismo". No era la primera vez que amenazaba con lo mismo. En el pasado Tour, en el que no estuvo a la altura que esperaba, ya lo hab¨ªa dicho un par de veces. Evidentemente, no se gan¨® lo que buscaba, las palmadas de ¨¢nimo o el "pobre chico, c¨®mo has sufrido", sino un "d¨¦jate de bobadas, sal ahora mismo a felicitar a Heras y mu¨¦strate sereno en la derrota", por parte de uno de los directores del ONCE-Eroski.
"Tranquilo, hombre, que era una broma", le dijo a Heras tras un amago de fuga en la ¨²ltima etapa
Cada fracaso ha tenido la misma frase: "No valgo para esto". Pero siempre ha seguido adelante
Un poco m¨¢s lejos, Manuel Azcona, quien le hab¨ªa dirigido desde aficionado y act¨²a ahora de representante, cog¨ªa el camino de regreso a Pamplona con las manos vac¨ªas: hab¨ªa bajado a Madrid para negociar un nuevo contrato con Manolo Saiz, un aumento sustancioso de los 45.000 euros anuales que ahora percibe, pero el director c¨¢ntabro, en pleno proceso de recuperaci¨®n del ataque de nervios contra una moto y su motorista y un c¨¢mara que acab¨® en injurias y blasfemias -hasta la Conferencia Episcopal ha enviado una queja al ONCE por lo que Saiz, exasperado, dijo de la Virgen-, no tuvo tiempo de recibirlo. A su alrededor, entre la prensa, entre la gente de otros equipos, la etiqueta que le deber¨ªa colgar a Nozal el resto de su carrera ciclista poco a poco terminaba de rotularse. Dec¨ªa: "Juli¨¢n Gorospe, cosecha 83".
Fue hace 20 a?os cuando Hinault fundi¨® a Gorospe, la gran promesa del ciclismo espa?ol, en una etapa de la Vuelta. El vizca¨ªno perdi¨® el maillot amarillo y lo perdi¨® todo. Nunca lleg¨® a ser el gran ciclista que promet¨ªa ser. "Y a Nozal le pasar¨¢ lo mismo", dec¨ªan los agoreros. "Pero... no. Nozal no es as¨ª", responden los que saben, los que conocen al Guri, los que le admiran y quieren. Y tambi¨¦n los rivales. "Nozal, dentro de muy poco, se dar¨¢ cuenta de que s¨®lo tiene 25 a?os y de que ha estado a punto de ganar una Vuelta, no de que la ha perdido", dice Roberto Heras, el hombre que le derrot¨®; "aprender¨¢ de mi ejemplo y del ejemplo de todos los que hemos perdido algo y hemos remontado. Y, sobre todo, saldr¨¢ de esta Vuelta con el convencimiento de que puede volver para ganarla".
Cuentan sus amigos de grupetto, del autob¨²s de rodadores que se forma en las etapas de monta?a de las grandes vueltas, que un d¨ªa del Tour de hace dos a?os, un Tour en el que el c¨¢ntabro rod¨® fabuloso, recal¨® entre ellos Nozal. Y les dec¨ªa, para su espanto: "Qu¨¦ mal debo de estar para tener que ir con vosotros. No valgo para ciclista". Los veteranos, a su alrededor, se re¨ªan. "De qu¨¦ planeta habr¨¢ salido este chaval", se preguntaban. De Cantabria. Del campo. De un cami¨®n. De un hacha y unos pinos. De la naturaleza. Una fuerza. "Mira", le dijo un d¨ªa durante una etapa del Circuito Monta?¨¦s a un compa?ero del pelot¨®n mientras atravesaban una zona en la que se adivinaba que hab¨ªa habido un bosque, pero de la que s¨®lo quedaban unos tristes tocones; "todo ese destrozo lo hemos hecho mi padre y yo solos, con el hacha".
Cuando se entrena por territorios desconocidos y tiene sed, no pregunta a sus compa?eros de grupetta d¨®nde hay un bar para parar a echar una Coca-Cola, sino que, con su vozarr¨®n que tan bien cuadra con sus rizos rebeldes, pregunta: "Oye, Txente
[porque a veces va a entrenarse por Navarra con su amigo Txente Garc¨ªa Acosta], ?d¨®nde hay un regato por aqu¨ª?, que estoy seco". Y hasta que no da con un arroyo y se lanza a beber no para.
Nozal sali¨® de un equipo juvenil c¨¢ntabro y recal¨® en un conjunto amateur navarro, el ACR, al que lleg¨® pesando m¨¢s de 80 kilos. Fue una tarea de pulido la emprendida por Pedro Modrego en el coloso c¨¢ntabro, que perdi¨® 10 kilos en dos a?os, pero no un ¨¢pice de la fuerza proverbial que poco despu¨¦s le permiti¨® exhibirse, a lo bruto, en la subida al Golobar, en la Vuelta a Palencia, ganar la etapa y enamorar a Saiz.
Con el director c¨¢ntabro, que tanto le quiere, continu¨® su proceso de aprendizaje, su mejora t¨¦cnica, su adelgazamiento -pesa 66 kilos, ya es un corredor espigado-, se ha hecho un gran corredor. Pero hay una cosa que nunca le podr¨¢ ense?ar Saiz, quiz¨¢ porque sea su propia asignatura pendiente: la iron¨ªa, una fuerza m¨¢s que le ayudar¨¢ a superar el bache.
Ayer, en la ¨²ltima etapa, fue Nozal y se escap¨®. R¨¢pidamente, cogi¨® unos segundos de ventaja. S¨²bitamente, todos se pusieron tensos. Los us postal de Heras subieron a la cabeza del pelot¨®n. El bejarano r¨¢pidamente baj¨® al coche de Marino Lejarreta, que dirige el ONCE en ausencia de Saiz, a preguntarle qu¨¦ pasaba. Pocos kil¨®metros despu¨¦s, Nozal fren¨® junto a la cuneta. El pelot¨®n le caz¨® y Nozal, cuando vio a Heras, no pudo por menos que decirle: "Tranquilo, hombre, que era una broma".
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