As¨ª se pierde la carrera
La ambiciosa estrategia del ONCE dio alas a los escaladores del iBanesto y el Kelme y termin¨® por condenar a Nozal al agotamiento
Las cosas sucedieron al final para que se cumpliera lo que hab¨ªa sido escrito. "Nozal no puede ganar la Vuelta", dijo Manolo Saiz en el fragor de la pol¨¦mica radiof¨®nica, cuando el asunto era Igor s¨ª, Igor no. Nozal no gan¨® la Vuelta. Tampoco Igor.
Nozal empez¨® a perder la Vuelta precisamente el d¨ªa en que Igor demostr¨® que tampoco la ganar¨ªa. Fue cuando la contrarreloj de Albacete, cuando detr¨¢s del abrazo emocionado -l¨¢grimas, sudor y mocos- entre Isidro Nozal y Manolo Saiz, llanto y emoci¨®n por todos los lados, se escond¨ªa la amarga decepci¨®n de Igor Gonz¨¢lez de Galdeano, el contrarrelojista reputado que s¨®lo hab¨ªa podido aventajar a Roberto Heras, el ligero escalador, en 30 segundos, en la contrarreloj m¨¢s larga de la historia moderna de la Vuelta, menos de un segundo por kil¨®metro. Con su abrazo emocionado, Manolo Saiz le transmit¨ªa su afecto a Nozal, y tambi¨¦n un c¨¢liz. Esta Vuelta, ven¨ªa a decirle su director y cari?oso mentor; la tendr¨¢s que ganar t¨², Isidro. Precisamente lo ¨²ltimo que habr¨ªa querido tener que decirle.
Hasta entonces, todo era fabuloso. Los Pirineos, escamoteados, hab¨ªan vuelto optimista a Manolo Saiz, le hab¨ªan permitido seguir protegiendo a Nozal. "Pero c¨®mo quer¨¦is hacerme cometer ese error", dec¨ªa a los que le presionaban. "Yo conozco a Nozal, y si le digo que no, que el l¨ªder no es Igor sino que es ¨¦l se me viene abajo. Y mientras Igor siga segundo, Isidro seguir¨¢ bien". Y as¨ª fue. A Isidro no le hundi¨®, finalmente, ni el tiempo que no logr¨® en la fuga de Burgos porque no quiso entrar a los relevos, ni tampoco sus golpes de genio, su sentido del deber, su generosidad ascendiendo el Aubisque.
Al d¨ªa siguiente de la contrarreloj de Albacete, Manolo Saiz, a¨²n afectado por la descarga emocional de la v¨ªspera, declaraba, en la puerta del Parador, no lejos del presidente de la ONCE, Miguel Carballeda, en visita de cortes¨ªa: "Las grandes vueltas modernas no las ganan los escaladores, sino los rodadores que se defienden en la monta?a. Por eso puede ganarla Nozal. Y no admito lo que se dice por ah¨ª de que apenas ha habido monta?a. Ha habido, y mucha". Quedaba una semana de Vuelta. La semana de calvario. Nozal aventajaba en 5.13 minutos a Heras.
Pasaron los d¨ªas. Pas¨® La Pandera, pas¨® Sierra Nevada. Nozal, a lo Olano, al tran tran de Serrano, aguantaba. Un minuto ced¨ªa cada d¨ªa de monta?a. Pero la presi¨®n crec¨ªa exponencialmente, en proporci¨®n inversa al cuadrado de las fuerzas que se perd¨ªan. Dicho de otra manera: para perder el mismo tiempo en Sierra Nevada que el que hab¨ªa perdido dos d¨ªas antes en La Pandera, un minuto, Nozal necesitaba gastar el doble de fuerzas de un cuerpo exprimido hasta el absoluto. En Navacerrada deber¨ªa ser el doble. Y a¨²n quedaba Abantos, la nada.
Antes de Abantos, en la salida de C¨®rdoba, Manolo Saiz ya sab¨ªa que la Vuelta se le escurr¨ªa entre las manos. "Ha habido una Vuelta hasta Francia y despu¨¦s ha comenzado otra diferente", dec¨ªa en privado. "Esto es insoportable". Pero pese a esa toma de conciencia, ese discernimiento s¨²bito de las fuerzas ocultas que animaban su Vuelta, Manolo Saiz no vari¨® sus objetivos un ¨¢pice. Sigui¨® luchando por la general, sigui¨® luchando por ganar etapas, sigui¨® luchando por colocar a Igor en el podio. Para conseguirlo necesitaba que las etapas estuvieran controladas desde la salida aunque ello supusiera viajar todos los d¨ªas a 50 kil¨®metros por hora sin tiempo para recuperar, para ello necesitaba la colaboraci¨®n de otros equipos, para ello necesitaba que Isidro Nozal continuara exprimi¨¦ndose ag¨®nicamente.
Y con ello, Saiz consigui¨® que los equipos m¨¢s fuertes en monta?a, el Kelme y el iBanesto.com, se encontraran sin darse cuenta en mutua relaci¨®n de necesidad. Y que sus acciones escaladoras sirvieran de trampol¨ªn para Heras, autor directo del desmoronamiento final de Nozal.
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