Blair defiende su actuaci¨®n en Irak al comenzar el congreso laborista
El desprestigio del primer ministro es mayor que nunca desde 1994
Una vez m¨¢s, Tony Blair afronta esta semana el m¨¢s dif¨ªcil congreso anual del Partido Laborista desde que se hizo con el liderazgo, en 1994. El primer ministro llega a su cita con el partido m¨¢s desprestigiado que nunca, lo mismo entre los brit¨¢nicos en general que entre los laboristas en particular. Ayer ratific¨® la acci¨®n de su Gobierno tanto en la reforma de los servicios p¨²blicos como en Irak, donde no cambiar¨ªa "nada" de lo que hizo.
El 57% de los brit¨¢nicos cree que la guerra fue un error y el 81% opina que Blair exager¨® el peligro
Tony Blair pronunciar¨¢ ma?ana, martes, en Bournemouth, un balneario en la costa sur de Inglaterra, el que muchos comentaristas definen como "el discurso m¨¢s dif¨ªcil de su carrera". Es algo que Blair suele hacer dos o tres veces al a?o desde que lleg¨® al poder. Pero hay algo diferente en esta ocasi¨®n: las encuestas revelan una dram¨¢tica ca¨ªda de la confianza de los brit¨¢nicos en su primer ministro.
Sin embargo, tambi¨¦n se?alan un triple empate de laboristas, conservadores y liberal-dem¨®cratas en los sondeos electorales, lo que lleva a la conclusi¨®n de que los tories son incapaces de traducir en votos el descontento popular con el Gobierno, confirmando que el laborismo sigue teniendo abiertas las puertas a una tercera victoria consecutiva en las generales de 2005.
La semana pasada los laboristas perdieron por primera vez en 15 a?os unas elecciones parciales, pero el esca?o se fue a los liberales, dejando a los tories relegados al tercer puesto. "La caracter¨ªstica m¨¢s llamativa del paisaje pol¨ªtico sigue siendo la debilidad cr¨®nica de los conservadores tras la era Thatcher", escribe el editor pol¨ªtico del peri¨®dico Financial Times, James Blitz.
La catarata de encuestas publicadas este fin de semana, en v¨ªsperas de la conferencia laborista que se inaugur¨® ayer y se cerrar¨¢ el jueves, coinciden en que m¨¢s del 60% de los brit¨¢nicos ya no conf¨ªa en Blair. La mitad de los 2.000 encuestados por Mori para el Financial Times creen que Tony Blair deber¨ªa dimitir y, quiz¨¢ a¨²n m¨¢s significativo, el Partido Laborista mejorar¨ªa seis puntos sus resultados electorales si el l¨ªder fuera el actual ministro del Tesoro, Gordon Brown, en lugar de Blair.
Si al empezar la legislatura el 54% de los encuestados cre¨ªa que los servicios p¨²blicos mejorar¨ªan con este Gobierno, ese porcentaje ha ca¨ªdo ahora al 33%. El resto de las encuestas reflejan resultados muy similares.
Aunque el p¨²blico est¨¢ desencantado por la evoluci¨®n de los servicios p¨²blicos, es la crisis de Irak el problema que est¨¢ cercenando la credibilidad de Tony Blair. Los problemas de la posguerra y la ausencia de armas de destrucci¨®n masiva ha reavivado el movimiento de oposici¨®n a la guerra, que consigui¨® concentrar a un mill¨®n y medio de personas semanas antes del conflicto. El 57% de los brit¨¢nicos cree ahora que la guerra fue un error y el 81% cree que Blair exager¨® el peligro que supon¨ªa Irak (un 37% cree que de manera deliberada y un 44% cree que exager¨® el peligro, pero no de manera deliberada).
El caso Kelly ha enturbiado a¨²n m¨¢s ese descontento. Por un lado, ha puesto de relieve lo dispuestos que estaban los jefes de los servicios a acomodarse a las necesidades pol¨ªticas del Gobierno y, por otro, ha mostrado que Downing Street puede ser una m¨¢quina implacable para conseguir los objetivos del primer ministro, sin reparar en casi nada.
Pero, a pesar de este ambiente dram¨¢tico, los observadores pol¨ªticos creen que la oposici¨®n a Blair en el congreso de esta semana se reducir¨¢ a un par de resoluciones contrarias al Gobierno sobre la reforma de los hospitales p¨²blicos y las tasas universitarias y quiz¨¢ contra la introducci¨®n del carnet de identidad obligatorio. Pero todos apuestan por un triunfo de Blair, que siempre se crece frente a las dificultades.
Ayer se reafirm¨® en su pol¨ªtica tanto en una entrevista en The Observer como en una entrevista en la BBC. "?Qu¨¦ cambiar¨ªa sobre lo que ha hecho en Irak?", le pregunt¨® sir David Frost. "Nada", respondi¨® Blair desafiante. "Lo hubiera hecho todo exactamente igual".
"Esta conferencia va a ser dif¨ªcil para Tony Blair", escribe Steve Richards en The Independent on Sunday, "pero es el tipo de pesadilla que les hubiera encantado tener a sus predecesores: un contexto econ¨®mico de virtual pleno empleo, aumento sostenido de gasto p¨²blico y una situaci¨®n pol¨ªtica en la que el liderazgo del partido afronta un par de derrotas". "Una perspectiva de ese estilo hubiera llevado a Harold Wilson o James Callaghan a un vertiginoso estado de euforia", concluye Richards.
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