Una mirada pol¨ªtica
Hay formas de comportarse ante situaciones en la vida que acaban marcando para siempre. Cuando hace cuatro a?os la Academia de Hollywood entreg¨® a Elia Kazan un Oscar honor¨ªfico por su amplia y magn¨ªfica carrera, fueron muchos los que le dieron la espalda. Martin Scorsese y Robert de Niro le brindaron su aplauso en el escenario cuando buena parte de la platea pateaba o hac¨ªa evidente su rechazo. A¨²n no hab¨ªan perdonado que durante la llamada caza de brujas del senador McCarthy, Elia Kazan se hubiese ofrecido voluntariamente para denunciar a algunos de sus antiguos compa?eros afines al Partido Comunista.
En aquellos a?os de la guerra fr¨ªa corr¨ªan malos tiempos para la libertad, y ¨¦l, hombre liberal y comprometido con la izquierda, traicion¨® sus lealtades. Lo pag¨® caro. Vivi¨® atormentado por ello y, aunque varias veces intent¨® justificarse por medio de algunas de sus pel¨ªculas, y especialmente con su espl¨¦ndida autobiograf¨ªa, nunca se le ha perdonado. Qued¨® marcado.
La sombra de aquella cobard¨ªa ante el tribunal de Actividades Antiamericanas es hoy la noticia fundamental de su epitafio. Sin embargo, parad¨®jicamente, Kazan fue tambi¨¦n el hombre capaz de haber realizado pel¨ªculas inolvidables, con un criterio narrativo cl¨¢sico y a la vez renovador, s¨®lido e inteligente, sensible a su tiempo (?c¨®mo no apreciar, por ejemplo, la denuncia de los excesos militares en Vietnam en su valiente Los visitantes?). En la memoria hist¨®rica quedar¨¢ aquel oscuro pasaje de su vida, tan dif¨ªcil de juzgar. El miedo, ya se sabe, es poderoso. Pero ah¨ª est¨¢n sus magn¨ªficas pel¨ªculas. Apreci¨¦mosle con esta paradoja.
Babelia
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