La Casa Blanca, sospechosa de filtrar el nombre de una esp¨ªa por venganza
La agente destapada es esposa del diplom¨¢tico que puso en cuesti¨®n los motivos de la guerra
La maquinaria pol¨ªtica de la Casa Blanca trataba de contener ayer el impacto de un esc¨¢ndalo tan sucio que puede salpicar al Despacho Oval. ?Hubo una venganza intencionada del Gobierno de Bush contra un diplom¨¢tico que se opuso a la guerra contra Irak? Hace algunas semanas, alguien en el edificio presidencial se tom¨® la molestia de llamar al menos a siete periodistas para comunicarles que una trabajadora del Departamento de Estado era en realidad una esp¨ªa encubierta de la CIA. Salvo por un peque?o detalle, la revelaci¨®n carecer¨ªa de sentido, al descubrir la tapadera de un agente propio: la esp¨ªa es la esposa de Joseph Wilson, el ex embajador que critic¨® a Bush por usar acusaciones falsas contra Sadam.
En febrero de 2002, Joseph Wilson, antiguo embajador de Estados Unidos en Gab¨®n, recibi¨® un encargo directo de la Casa Blanca a trav¨¦s de la CIA: investigar si Irak estaba tratando de comprar uranio en N¨ªger. Wilson viaj¨® a la zona y demostr¨® que semejante transacci¨®n era imposible y estaba basada en documentos falsificados. Regres¨® a Washington, comunic¨® el resultado de su investigaci¨®n a la Casa Blanca y supo que las conclusiones de su informe llegaron a los m¨¢s altos cargos del Gobierno, incluido el presidente, George W. Bush.
Aun as¨ª, en enero de este a?o, en el discurso sobre el estado de la Uni¨®n pronunciado casi un a?o despu¨¦s del viaje de Wilson, Bush incluy¨® la famosa acusaci¨®n sobre los "intentos recientes de Sadam Husein para comprar cantidades significativas de uranio en ?frica". Este verano, la falsedad de semejante acusaci¨®n casi le cost¨® el cargo al director de la CIA, George Tenet, que -quiz¨¢ por orden de Bush- asumi¨® la culpabilidad de haber permitido que una imputaci¨®n err¨®nea se "colara" en el discurso m¨¢s importante del a?o.
Informaci¨®n muy da?ina
Aquella pol¨¦mica habr¨ªa quedado cerrada de no ser porque el ep¨ªlogo tiene car¨¢cter vengativo. Un alto cargo del Gobierno de EE UU (otros hablan de dos) filtr¨® a un columnista de The Washington Post y a otros seis periodistas una informaci¨®n poco relevante pero sumamente da?ina para su protagonista. Desvel¨® que la mujer de Wilson, Valerie Plame, empleada del Gobierno de EE UU y asignada a varias embajadas en los ¨²ltimos a?os, es en realidad una esp¨ªa encubierta de la CIA.
Seg¨²n Wilson, la filtraci¨®n ten¨ªa un ¨²nico objetivo: "La intenci¨®n era ir a por m¨ª. La decisi¨®n de revelar el nombre de mi mujer estaba claramente dise?ada para evitar que otros dieran un paso adelante", dijo Wilson ayer en la cadena de televisi¨®n ABC. El ex embajador cree que otros diplom¨¢ticos y trabajadores del Gobierno con informaci¨®n sobre manipulaciones o falsedades en los proleg¨®menos de la guerra contra Irak ahora nunca har¨¢n p¨²blico lo que piensan o lo que saben por miedo a represalias.
Wilson tiene una teor¨ªa sobre el autor del delito: "Espero ver c¨®mo alg¨²n d¨ªa sacan a Karl Rove esposado de la Casa Blanca", ha dicho el diplom¨¢tico. Karl Rove es el estratega pol¨ªtico de Bush, su sombra permanente, encargado de una ¨²nica misi¨®n: lograr que Bush sea reelegido como presidente en noviembre del a?o pr¨®ximo. Es, entre otras haza?as, el ide¨®logo del aterrizaje de Bush en un portaaviones para anunciar el fin de la guerra, conocedor del valor que tiene esa imagen triunfal en la pr¨®xima campa?a para las elecciones presidenciales.
Ayer, la Casa Blanca se moviliz¨® en defensa de Rove consciente de su proximidad con Bush: "Rove no estuvo implicado. El presidente sabe que ¨¦l no estuvo implicado", dijo el portavoz, Scott McClellan. Desvelar el nombre de un agente secreto -al margen de las peligrosas consecuencias personales para el agente afectado- constituye un delito federal penado con hasta 10 a?os de c¨¢rcel. S¨®lo un peque?o grupo de personas en la Casa Blanca, al m¨¢s alto nivel, tiene acceso a los informes secretos con los nombres de los agentes encubiertos.
Ahora es la CIA la que ha movilizado una investigaci¨®n formal del Departamento de Justicia para averiguar el origen de la filtraci¨®n. El Partido Dem¨®crata ha pedido que el caso se traslade a un organismo judicial independiente. Wesley Clark, uno de los candidatos dem¨®cratas a la presidencia, ha acusado a Bush de "mezclar pol¨ªtica con seguridad nacional en muchas ocasiones, pero esta vez han ido demasiado lejos". El FBI ya ha comenzado a investigar; la Casa Blanca ha anunciado que, llegado el caso, entregar¨¢ los listados de llamadas telef¨®nicas realizadas desde el edificio presidencial.
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