Los PGE... en Barataria
De cara a 2004, los Presupuestos Generales del Estado contemplan la finalizaci¨®n del plan de reforma sustantiva de la fiscalidad y el gasto p¨²blico iniciado hace unos a?os.
Ha de destacarse que los impuestos, por primera vez en la historia, dejar¨¢n de utilizarse para redistribuir renta, subvencionar a las empresas y distorsionar las decisiones de ahorro por parte de los hogares. Al mismo tiempo, la doble imposici¨®n generalizada de la que tan s¨®lo hace un lustro adolec¨ªa nuestro sistema de figuras impositivas, que llevaba la base imponible acumulada a superar ampliamente al PIB, se reducir¨¢ considerablemente gracias al margen que la pr¨¢ctica desaparici¨®n de las exenciones y gastos fiscales liberar¨¢ para permitir que los tipos impositivos desciendan una vez m¨¢s, desaparezcan algunas figuras menores y todo nuestro sistema fiscal descanse en tres ¨²nicas figuras: las cotizaciones sociales, el impuesto sobre la renta (antiguos IRPF e IS) y el impuesto sobre el consumo (antiguo IVA), con muy escasas excepciones. La exenci¨®n general equivalente y el escal¨®n b¨¢sico del IR ser¨¢n escrupulosamente actualizados con la inflaci¨®n prevista, como de costumbre.
Las prestaciones contributivas crecer¨¢n estrictamente con el ¨ªndice de derechos acumulados, que se acelerar¨¢, sin embargo, en virtud del apreciable aumento de las carreras de cotizaci¨®n que los jubilados en los ¨²ltimos a?os han realizado en el pasado. Los programas de prestaciones y complementos de renta no contributivos asumir¨¢n el grueso de la redistribuci¨®n, aunque las prioridades del gasto social continuar¨¢n orient¨¢ndose hacia los cap¨ªtulos llamados de "igualdad de oportunidades" a medida que los llamados de "solidaridad directa" disminuyen su peso, pero aumentan su eficacia, gracias a la firme pol¨ªtica de control de ingresos de los beneficiarios.
El Gobierno estima que, en 2004, el 50% de quienes efectivamente necesitan un complemento de renta para llegar hasta la l¨ªnea b¨¢sica de recursos recibir¨¢n dicho complemento a trav¨¦s de los distintos programas p¨²blicos del Estado, las autonom¨ªas o los municipios, lo que beneficiar¨¢ a unas 500.000 personas m¨¢s que en 2003.
El fondo para la I+D+i recibir¨¢ en 2004 la misma, apreciable, dotaci¨®n desde los presupuestos que en 2003, aunque sus recursos totales aumentar¨¢n gracias a que las empresas beneficiarias de las ayudas en a?os precedentes aportar¨¢n, por primera vez, la cuota participativa prevista en los convenios correspondientes. Igualmente, el fondo para la igualdad de oportunidades registrar¨¢ las primeras cuotas diferidas de los titulados universitarios y especialistas de formaci¨®n profesional que inicien en dicho a?o su vida laboral. Como se sabe, estas cuotas constituyen una devoluci¨®n parcial de las becas-pr¨¦stamo que recibieron en el pasado para cursar sus estudios superiores o profesionales.
El presupuesto, como en a?os anteriores, se presenta equilibrado para 2004. No obstante, en este a?o se iniciar¨¢ la operaci¨®n sustantiva de los diversos fondos extrapresupuestarios que permitir¨¢n realizar una programaci¨®n plurianual de recursos y empleos, de naturaleza estrat¨¦gica para el crecimiento de la econom¨ªa, afrontando y sacando partido a la vez de las fluctuaciones c¨ªclicas de la misma. Estos fondos, como se sabe, est¨¢n sometidos a estrictos l¨ªmites de endeudamiento auditados semestralmente por una divisi¨®n especial del Tribunal de Cuentas.
No obstante, si bien el momento de la presentaci¨®n de los presupuestos constituye una de las citas m¨¢s importantes del Gobierno a lo largo del a?o, el ministro de Hacienda ha recalcado, con raz¨®n, que el verdadero test para su departamento se producir¨¢ a finales del primer trimestre de 2004, cuando tenga lugar el debate sobre la liquidaci¨®n de los presupuestos de 2003 una vez emitido el preceptivo informe del Tribunal de Cuentas y publicada la memoria anual de la Oficina Presupuestaria del Parlamento.
Todo lo anterior, ya lo habr¨¢n adivinado, es pura ficci¨®n. Barataria es la ¨ªnsula imaginaria que D. Quijote prometi¨® a Sancho. En nuestro pa¨ªs, como en muchos otros, la melod¨ªa presupuestaria se interpreta cada a?o en claves muy distintas. El ministro de Hacienda, a quien no hay que escatimarle sus aciertos, se esmera en hacernos ver que una o dos d¨¦cimas de PIB marcan la diferencia, que las rebajas de impuestos se financian solas o que mientras el PIB nominal crezca un 6% es irrelevante que su deflactor lo haga al 4% o al 2%. Lo de la oposici¨®n es a¨²n peor.
Jos¨¦ A. Herce es director de FEDEA y profesor titular de Econom¨ªa en la U. Complutense.
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