Los laboristas votan contra la reforma sanitaria en un serio rev¨¦s para Blair
El congreso pide al primer ministro que retire su plan para privatizar la gesti¨®n de salud
Despu¨¦s de los aplausos, el revolc¨®n. El congreso laborista le clav¨® ayer una banderilla a Tony Blair, tras consagrarle la v¨ªspera como su l¨ªder a pesar de todos los pesares. Los sindicatos lograron que se aprobara una moci¨®n en la que ped¨ªan la retirada de uno de los puntos clave de la reforma de la sanidad inglesa: la privatizaci¨®n de la gesti¨®n de los mejores hospitales. Es un borr¨®n para Blair, pero poco m¨¢s, porque no es de obligado cumplimiento y el Gobierno no le har¨¢ caso.
El congreso debati¨® finalmente la cuesti¨®n de Irak, pero en sordina, en el marco del debate general de la pol¨ªtica exterior que llevaba el pomposo t¨ªtulo de El papel de Gran Breta?a en el mundo. El pleno hab¨ªa rechazado por la ma?ana una moci¨®n de orden del sindicato del transporte RMT pidiendo un debate sobre Irak y la retirada de las tropas brit¨¢nicas.
En el debate de la tarde se alternaron los oradores en defensa de la intervenci¨®n en Irak con los que denunciaban que "el partido de la paz y la justicia ha ido a la guerra con argumentos que no eran verdad". Al final, los congresistas dieron el visto bueno al informe global, en el que hab¨ªa un apartado dedicado a Irak. Redactado desde hace ya semanas en tono conciliador, el texto ni siquiera da la bienvenida a la invasi¨®n y se limita a subrayar la necesidad de reconstruir el pa¨ªs con el apoyo de Naciones Unidas.
Paradojas pol¨ªticas
La sustancia del d¨ªa fue por la ma?ana, en el debate sobre la reforma sanitaria. All¨ª se palparon las diferencias que separan al Gobierno y los sindicatos en la reforma de los servicios p¨²blicos. Y se apreciaron tambi¨¦n algunas de las gloriosas paradojas de la pol¨ªtica brit¨¢nica y la libertad que se dan a s¨ª mismos sus protagonistas. Uno de los mayores ataques a la reforma lleg¨® de la mano de Dave Prentis, l¨ªder del sindicato de la funci¨®n p¨²blica, Unison, que la v¨ªspera fue uno de los pocos sindicalistas que elogiaron la intervenci¨®n de Blair.
Pero ayer no era el d¨ªa de las grandes declaraciones de principios, sino del detalle, de las discrepancias en las pol¨ªticas concretas de un Gobierno al que los sindicatos ven siempre demasiado a la derecha. La resoluci¨®n aprobada da la bienvenida "a la sostenida inversi¨®n del Gobierno laborista en los servicios p¨²blicos, en marcado contraste con los planes de los tories de recortar el gasto p¨²blico un 20%", pero rechaza un punto clave de la reforma sanitaria, los llamados hospitales fundaci¨®n.
"La idea de los hospitales fundaci¨®n forma parte de un nuevo mercado competitivo que se est¨¢ introduciendo en Inglaterra, con hospitales compitiendo para conseguir pacientes", denuncia el congreso. "Los hospitales fundaci¨®n van a fragmentar el sistema, ampliar las desigualdades y socavar los principios ahora restablecidos", sostiene la resoluci¨®n aprobada, que llama al Gobierno a "retirar del proyecto de ley de Salud y Atenci¨®n Social las secciones que establecen un mercado comercial en el NHS".
John Reid, un veterano hombre para
todo, que en pocos meses pas¨® de ministro para Irlanda del Norte a presidente del Partido Laborista, l¨ªder de los Comunes y por fin ministro de Sanidad, apel¨® a la fibra de la sala asociando el laborismo a la defensa de los pobres y a los conservadores, con un sistema de salud que beneficia a los ricos. "Tenemos que cumplir nuestro principio fundamental de igual acceso a la atenci¨®n sanitaria de acuerdo con las necesidades de cada uno, pero tambi¨¦n tenemos que desarrollar m¨¦todos nuevos, mejores y atractivos para lograr eso para las generaciones de hoy y las de ma?ana. Y eso es precisamente lo que est¨¢ haciendo este Gobierno". Su intervenci¨®n, le¨ªda con garra pol¨ªtica, fue muy bien recibida pero no logr¨® cambiar el sentido de una votaci¨®n decidida de antemano.
Sin embargo, el voto de ayer tiene un impacto pol¨ªtico muy relativo y no tendr¨¢ ninguno en la reforma sanitaria en s¨ª misma. El primer ministro, Tony Blair, adelant¨¢ndose al esperado castigo, ya hab¨ªa dejado claro a primera hora de la ma?ana que el Gobierno no cambiar¨¢ una ley que se encuentra ya en avanzado estado de tramitaci¨®n en el Parlamento. "Hagas como hagas estas cosas, al principio siempre encuentras cierta oposici¨®n, pero normalmente esa oposici¨®n al final acaba por caer", declar¨® tras visitar el Royal Bournemouth Hospital junto al ministro Reid. Una declaraci¨®n coherente con el mensaje lanzado la v¨ªspera de que no tiene intenciones de dar marcha atr¨¢s en nada. Pero coherente tambi¨¦n con la gran cr¨ªtica que lleva recibiendo desde hace meses: que no tiene en cuenta la opini¨®n de la gente. La oposici¨®n a la guerra no le impidi¨® hacerla. Tampoco hay oposici¨®n que module sus reformas.
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