Di¨¢logo de sordos
Ayer jueves volvieron a removerse las aguas cuando el Foro por la Excepci¨®n Cultural se reuni¨® en Madrid. Ah¨ª estaban los cineastas espa?oles reclamando la urgente sensibilizaci¨®n de las autoridades sobre tan grave problema, desgraciadamente ante una indiferencia que no se merecen. No es la primera vez en estos d¨ªas. Cuando en el ¨²ltimo Festival de San Sebasti¨¢n Jos¨¦ Luis Borau, sin pelos en la lengua al recoger su merecido Premio Nacional de Cinematograf¨ªa, critic¨® la pol¨ªtica oficial ("El cine es una cuesti¨®n de Estado, pero hoy no hay cauces pol¨ªticos para que eso quede claro"), denunciando de paso la ilegalidad de las televisiones que no cumplen con el cine espa?ol, la ministra le contest¨® con el discurso que ten¨ªa previsto, haciendo o¨ªdos sordos.
El periodista Qico Alsedo ha recogido esta semana los recientes desencuentros entre las gentes del cine espa?ol y quienes lo controlan desde el ministerio. Hasta Eduardo Campoy, el representante de los productores conservadores, ha dicho que hasta aqu¨ª hemos llegado y ha dimitido del cargo, "despavorido", seg¨²n dice el periodista. Y por si fuera poco, esa tonta espant¨¢ de los ediles del PP en el estreno cordob¨¦s de la Carmen de Vicente Aranda por estar organizado por la alcaldesa de Izquierda Unida. Cordobeses contra cordobeses, y Aranda contra su productor. Esto est¨¢ que arde.
Menos mal que la inesperada decisi¨®n del jurado del Festival de San Sebasti¨¢n ha aplacado los ¨¢nimos. Con su decisi¨®n de premiar una pel¨ªcula alemana que a pocos espa?oles de los que la vieron gust¨®, la pol¨¦mica se orient¨® hacia lo que parece un mal cr¨®nico del festival donostiarra, es decir, que los jurados no suelan coincidir con los cr¨ªticos consagrados de la prensa nacional. Cualquiera de los debates sobre la situaci¨®n del cine espa?ol pas¨®, al menos de momento, a segundo plano. Tiene bemoles que a?o tras a?o, o al menos con frecuencia, se produzca similar fen¨®meno en el festival donostiarra. Cuentan los que saben que a veces este desencuentro entre cr¨ªticos y jurado se produce porque un componente del mismo habla m¨¢s alto que los otros y les convence por derecho; otras, porque deciden conjuntamente galardonar lo ins¨®lito por encima de lo seguro; en ocasiones, porque en el calor del debate se pierde el norte. Tambi¨¦n, claro est¨¢, porque a veces los jurados prefieren no enterarse de lo que se est¨¢ cociendo en las quinielas. Como si fueran ministros, vaya.
?O son los cr¨ªticos quienes se equivocan? ?Es su gusto m¨¢s incuestionable, siempre sin error, a?o tras a?o? ?Nunca se equivocan? "Ignorantes, id m¨¢s al cine", le grit¨® una vez un periodista al jurado, momentos antes de acusarles de "componendas" e "intereses oscuros". Otro di¨¢logo de sordos. Lo cierto es que no existen tales componendas. Errados o no, los jurados opinan en libertad, y a lo que uno sabe, con honestidad. Como los del Foro por la Excepci¨®n Cultural que luchan por salvar al cine, como Jos¨¦ Luis Borau, que usa las tribunas para coger el toro por los cuernos... Como los acad¨¦micos que han votado Soldados de Salamina para que compita por el Oscar (?suerte!), donde otros jurados "acertar¨¢n" o volver¨¢n a "equivocarse". Por cierto, que esta vez van a tener que ver las pel¨ªculas en pantalla grande. A la vista de la pirater¨ªa de v¨ªdeos y DVD, los productores norteamericanos han decidido obligar a los acad¨¦micos a ir al cine de verdad. Puede que algunos est¨¦n desentrenados.
Semana, pues, ¨¦sta, de expectativas. ?Atender¨¢n los espectadores la opini¨®n favorable de los cr¨ªticos sobre algunas pel¨ªculas aunque no hayan sido premiadas? ?Oir¨¢ por fin el ministerio a los del Foro? ?Se avendr¨¢n los ejecutivos de las televisiones a cumplir la ley? ?Se escuchar¨¢n unos a otros de una vez?
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