Envidia
La muerte del Dr. Kelly como consecuencia del enfrentamiento entre el Gobierno brit¨¢nico y la BBC a ra¨ªz de la informaci¨®n suministrada por la cadena de televisi¨®n p¨²blica sobre las armas de destrucci¨®n masiva que hab¨ªan justificado la invasi¨®n de Irak en el discurso del Gobierno Blair, ha servido, entre otras cosas, para que los ciudadanos no brit¨¢nicos hayamos tenido un ejemplo pr¨¢ctico de lo que es y debe ser una televisi¨®n p¨²blica en una sociedad democr¨¢tica.
Creo que fue Maruja Torres en una de sus columnas de contraportada de EL PA?S la primera que anunci¨® su envidia por el funcionamiento de las instituciones brit¨¢nicas, y en especial de su televisi¨®n p¨²blica, expresando de esta manera un sentimiento que estoy seguro que compartimos muchos. Que una televisi¨®n p¨²blica sea capaz de soportar la presi¨®n del Gobierno y que este ¨²ltimo no disponga de medios para torcer la l¨ªnea informativa seguida por aqu¨¦lla en un asunto de tanta trascendencia, es algo tan impensable en Espa?a, que no puede dejar de causar envidia.
No hay ninguna televisi¨®n p¨²blica en Espa?a que llegue al m¨ªnimo exigible en independencia del Gobierno
Y es bueno que lo reconozcamos. No para lamentarnos o flagelarnos, sino para tomar nota de la situaci¨®n en la que nos encontramos y ser conscientes del camino que todav¨ªa nos queda por recorrer para convertirnos, como dice el Pre¨¢mbulo de la Constituci¨®n, en una "sociedad democr¨¢tica avanzada". Si la existencia de unos medios de comunicaci¨®n de titularidad p¨²blica realmente independientes del Gobierno e imparciales a la hora de trasmitir informaci¨®n relevante para la formaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica es una de las caracter¨ªsticas de una sociedad democr¨¢tica avanzada, es evidente que en Espa?a estamos muy lejos todav¨ªa de llegar a serlo. Se podr¨ªa llegar incluso a decir que la afirmaci¨®n del constituyente es sarc¨¢stica. En lo que a los medios de informaci¨®n de titularidad p¨²blica se refiere, no es que no seamos una sociedad democr¨¢tica avanzada, sino que estamos todav¨ªa en una situaci¨®n predemocr¨¢tica.
Tanto es as¨ª que a veces pienso que lo mejor que nos podr¨ªa pasar es que no existieran medios de comunicaci¨®n de titularidad p¨²blica. En los comienzos de la transici¨®n se liquidaron todos los peri¨®dicos de la cadena del Movimiento y de la Organizaci¨®n Sindical creados durante el r¨¦gimen del general Franco, dej¨¢ndose en manos exclusivamente privadas los medios de informaci¨®n escritos. No creo que nadie eche de menos aquellos peri¨®dicos y considere que estar¨ªamos mejor si todav¨ªa se dedicara dinero de los presupuestos generales del Estado para mantenerlos con vida.
S¨¦ que la radio y la televisi¨®n son distintas y que la existencia de una radio-televisi¨®n p¨²blica, compitiendo con cadenas privadas, puede ser un instrumento sumamente ¨²til en el proceso de constituci¨®n de una opini¨®n p¨²blica libre. As¨ª lo es en varios pa¨ªses europeos. Pero una radiotelevisi¨®n p¨²blica puede ser tambi¨¦n un instrumento de manipulaci¨®n y de corrupci¨®n del proceso de formaci¨®n de la opini¨®n. Y as¨ª lo es en Espa?a.
Y lo es de forma m¨²ltiple, ya que, como es sabido, radios y televisiones p¨²blicas hay varias, la estatal y las de varias comunidades aut¨®nomas, entre ellas la de Andaluc¨ªa. Y ninguna de ellas, ninguna, responde en su organizaci¨®n a lo que deber¨ªa ser en una sociedad realmente democr¨¢tica, aunque no fuera todav¨ªa "avanzada".
No quiero decir con ello que todas las televisiones p¨²blicas son iguales y que es comparable la posici¨®n del Estado con la de las comunidades aut¨®nomas. El sectarismo con que opera RTVE no es alcanzado, ni de lejos, por las televisiones auton¨®micas. Por ninguna.
Pero no hay ninguna que llegue al m¨ªnimo exigible en independencia del Gobierno y en imparcialidad en su participaci¨®n en el proceso de formaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. ?ste es uno de los def¨ªcits m¨¢s notorios de la democracia espa?ola, que apenas hemos reducido en los casi veinticinco a?os de vida de la Constituci¨®n.
Por eso me pareci¨® bien la referencia que hizo el pasado viernes el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, en el acto de presentaci¨®n de las conclusiones del equipo que ha venido trabajando en la llamada segunda modernizaci¨®n" de Andaluc¨ªa, a RTVA en general y a la creaci¨®n del Consejo Audiovisual en particular.
No hay que perder de vista, sin embargo, que se trata solamente de un primer paso y de un paso peque?o. La creaci¨®n de un Consejo Audiovisual es una buena idea, pero no es mucho lo que dicho Consejo puede hacer para garantizar la independencia de RTVA del Gobierno y hacer posible que cumpla la funci¨®n que tiene que cumplir. La creaci¨®n del Consejo ¨²nicamente ser¨¢ ¨²til de verdad si despu¨¦s se dan otros pasos, entre los que destaca el nombramiento del director de RTVA por el Parlamento y no por el Gobierno.
?sta es una propuesta que parece que va a figurar en el programa del PSOE para las pr¨®ximas elecciones generales y, adem¨¢s, con el compromiso de ponerla en ejecuci¨®n de manera inmediata en el caso de que consiga formar Gobierno. La idea es buena para la televisi¨®n estatal y tambi¨¦n para las televisiones auton¨®micas. Por s¨ª sola tampoco es suficiente, pero ¨¦se s¨ª ser¨ªa un paso muy importante. Mucho m¨¢s importante que el Consejo.
Ser¨ªa bueno que, de cara a las elecciones auton¨®micas, se fuera pensando en proponer algo similar. Entre otras cosas, porque no tendr¨ªa mucha credibilidad que la propuesta se hiciera para el Estado, donde los sondeos indican que no existen muchas posibilidades de ganar y no para Andaluc¨ªa, en donde s¨ª parece que es probable que el PSOE revalide su mayor¨ªa. No es f¨¢cil adquirir ese compromiso en un clima tan encanallado pol¨ªticamente como el que tenemos en Espa?a, pero peor es no adquirirlo.
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