Una mirada sobre el primer impulsor del arte abstracto
La exposici¨®n titulada Kandinsky: origen de la abstracci¨®n, que consta de 44 obras de este pintor, nacido en Mosc¨² el a?o 1866 y muerto en Par¨ªs el a?o 1944 es un nada despreciable conjunto, de 30 pinturas y 14 acuarelas y grabados, cuya selecci¨®n se ha centrado cronol¨®gicamente entre 1899 y 1920, el momento que nos permite observar la evoluci¨®n del artista hasta el desarrollo del arte abstracto, en cuyo origen tuvo una participaci¨®n decisiva. Como era de esperar, dada la penuria todav¨ªa existente en las colecciones espa?olas de obras de este importante artista, la exposici¨®n se ha beneficiado de pr¨¦stamos de varios museos extranjeros, aunque de forma muy especial de los ahora forzadamente dadivosos museos rusos, llev¨¢ndose a este respecto la palma el c¨¦lebre Museo Estatal Treti¨¢kov.
KANDINSKY: ORIGEN DE LA ABSTRACCI?N
Fundaci¨®n Juan March
Castell¨®, 77. Madrid
Hasta el 25 de enero de 2004
En la convocatoria de esta muestra, la propia Fundaci¨®n Juan March recuerda que, hace ahora un cuarto de siglo, ya exhibi¨®, con asistencia de la viuda del pintor, otra exposici¨®n Kandinsky, entonces dedicada a su producci¨®n durante los a?os de entreguerras, cuando formaba parte del cuadro docente de la Bauhaus.
Por otra parte, a¨²n resuenan los ecos de Analog¨ªas musicales. Kandinsky y sus contempor¨¢neos, no hace mucho clausurada en el Museo Thyssen-Bornemisza, de Madrid, por s¨®lo citar una de las diversas iniciativas relacionadas con este artista que han tenido lugar en nuestro pa¨ªs durante las ¨²ltimas d¨¦cadas. Sea como sea, esta insistencia sobre una misma figura est¨¢ justificada, no s¨®lo por lo antes apuntado de la escasa representaci¨®n de su arte en nuestras colecciones p¨²blicas, ni a¨²n por lo excepcional de su talento indudable, sino, adem¨¢s, porque su aportaci¨®n al arte moderno fue, en efecto, crucial.
Lo fue, en primer lugar, y en relaci¨®n directa con el momento acotado por la exposici¨®n de la March, por haber sido uno de los protagonistas del grupo expresionista alem¨¢n Der Blaue Reiter (El jinete azul) y, sobre todo, por haber sido el primer artista en dar completo el primer salto a la abstracci¨®n con una temprana acuarela fechada en 1910. M¨¢s: un par de a?os despu¨¦s, public¨® su trascendental libro De lo espiritual en el arte, donde desarroll¨® los fundamentos te¨®ricos de esta obra ya plenamente no figurativa, que consumaba la tendencia a la completa emancipaci¨®n del arte de cualquier v¨ªnculo espurio, o, si se quiere, su autonom¨ªa o ensimismamiento.
En la personalidad de Kandins-
ky se re¨²nen otros rasgos biogr¨¢ficos y culturales de sumo inter¨¦s, como su procedencia eslava, con todo lo que ello comportaba de un tipo de espiritualidad y de una tradici¨®n art¨ªstica oriental, que, en su caso y el de otros compatriotas vanguardistas, ayud¨® mucho en el camino hacia una abstracci¨®n no privada de cierto sentido simb¨®lico y no carente de una intensa emocionalidad. Es al respecto muy significativo c¨®mo Kandinsky se apoy¨® en el paisaje para lograr ese nuevo lenguaje pict¨®rico aut¨®nomo, c¨®mo asimismo lo entrever¨® de m¨ªstica teos¨®fica y c¨®mo, en fin, lo supo articular con analog¨ªas musicales. En cierta manera, su verdadera d¨¦cada prodigiosa como pintor fue la que transcurri¨® entre 1910 y 1920, a pesar de coincidir de lleno con la Primera Guerra Mundial y la revoluci¨®n de 1917 en Rusia, hechos ambos que obviamente le afectaron de pleno. Por todo ello, sea cual sea el n¨²mero y la calidad de las obras que ahora nos visitan, sobre lo que, a mi juicio, estar¨ªa de m¨¢s ponerse a hacer cuentas cicateras, la exposici¨®n de la March nos pone en disposici¨®n de fijarnos en la obra crucial del momento decisivo de uno de los artistas m¨¢s relevantes de la vanguardia hist¨®rica del siglo XX, todo lo cual debe ser celebrado y aprovechado como merece.
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