Un peligro cierto
Se cuenta que el fil¨®sofo Leibnitz escribi¨® docenas de cartas a amigos tan sesudos como ¨¦l lamentando con amargura que el sabio Isaac Newton se hubiera vuelto, el pobre, definitiva e irreversiblemente loco. Nada supera en acidez destructiva al lenguaje -mezcla de conmiseraci¨®n sarc¨¢stica y seudocaritativa- empleado con respecto a un supuesto amigo que es, en realidad, un peligroso rival. A esta actitud se ha apuntado recientemente Alfonso Guerra al quejarse del "des¨¢nimo" de la "izquierda finolis" ante la pr¨®xima contienda electoral madrile?a. El observador intuye con rapidez a qui¨¦n se alude: debe tratarse de aquella izquierda cuyas tragaderas son menos considerables en tama?o que las habituales. Y llega a la conclusi¨®n de que tambi¨¦n debe existir lo que el ex vicepresidente podr¨ªa denominar "la derecha finolis"; pero, en todo este tremendo e inacabable episodio de la Asamblea, ¨¦sta apenas ha hecho acto de presencia.
Ante la repetici¨®n de las elecciones madrile?as es dif¨ªcil no adoptar otra postura que la de resignaci¨®n ante una inclemencia meteorol¨®gica irremediable. Todos los candidatos parten de un suspenso y el elector quiere dar una lecci¨®n pero no sabe bien c¨®mo ni preferentemente a qui¨¦n. Suceda lo que suceda es improbable que nadie extraiga la m¨¢s superficial ense?anza.
Pero las elecciones madrile?as vienen marcadas por antecedentes precisos y quiz¨¢ no resulten tan determinantes; lo verdaderamente trascendental suceder¨¢ con las nuevas generales en marzo. Cuando se conozcan los resultados quiz¨¢ se comprobar¨¢ que lo sucedido en Catalu?a era m¨¢s decisivo que los antecedentes madrile?os.
Gracias a ellos se plantea hoy en Espa?a una desagradable posibilidad que aparec¨ªa muy lejana en el horizonte hace poco: una nueva mayor¨ªa absoluta del PP. Por m¨¢s que su perfil definitivo todav¨ªa no aparezca claro, Rajoy es mejor que Aznar en estilo, entidad y capacidad. Pero, como se demuestra por los antecedentes, la mayor¨ªa absoluta es para los partidos espa?oles una peligrosa droga que les conduce a actuaciones desaforadas y problem¨¢ticas para los ciudadanos. Los peores males del PSOE se generaron tras la milagrer¨ªa del cambio en 1982. Y el PP, que logr¨® la mayor¨ªa absoluta en el 2000 porque nadie cre¨ªa en ella y el adversario se la ofreci¨® en bandeja, en este ¨²ltimo cuatrienio ha tenido una actuaci¨®n calificable como desastrosa en muchos campos.
Baste con citar algunos. Ha roto el consenso en pol¨ªtica social y puede consolidar el "capitalismo de amigos" en el plazo de otro periodo legislativo. Ha producido una inflexi¨®n en pol¨ªtica exterior de la que, como m¨ªnimo, ignoramos si va a producir alg¨²n beneficio colectivo. Ha roto todos los consensos en educaci¨®n con la comunidad educativa y reintroducido la guerra religiosa en la escuela. Con la vigorosa ayuda de los nacionalistas, ha provocado un clima de tensi¨®n en el Pa¨ªs Vasco al que, siendo generoso, cabe calificar de innecesario. Ha contribuido, en fin, a un rebajamiento de los niveles de calidad de nuestra democracia que permiten reproducir, agigant¨¢ndolas, las cr¨ªticas que desde la oposici¨®n hac¨ªa al PSOE. Con mayor¨ªa absoluta, los socialistas al menos mantuvieron, contra viento y marea, una pol¨ªtica econ¨®mica correcta. No es f¨¢cil encontrar un paralelo semejante en la gesti¨®n del PP estos ¨²ltimos a?os.
El madrile?o que quiera ser exigente -o se sienta "finolis"- tiene motivos para el des¨¢nimo de cara a la elecci¨®n en su comunidad. En Descanso de caminantes, Adolfo Bioy, espectador sufriente e ir¨®nico de la pol¨ªtica argentina, descubri¨® que en ella se hab¨ªa hecho habitual la contradicci¨®n en los adjetivos cuando, por ejemplo, se hablaba de un "probo peronista" o un "l¨²cido radical". Comprobado que en Madrid el nivel de probidad resulta bajo y el de lucidez excepcional, habr¨ªa que pensar en el inmediato futuro, tan s¨®lo de unos meses. Deseable es que todos nos ofrezcan mayor finura pero, sobre todo, que descartemos lo que hoy aparece como un peligro cierto, el peor de los escenarios pol¨ªticos imaginables, una nueva mayor¨ªa absoluta.
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