Vida dorada en las playas de Miami
De Ocean Drive a la calle Ocho, claves caribe?as y 'glamour' en Florida
Varios Miamis compiten en el imaginario global. Est¨¢ la olla a presi¨®n pol¨ªtica, alimentada por el exilio m¨¢s combativo e intransigente, presencia regular en las noticias. Ese Miami anticastrista -pero agujereado por los esp¨ªas de La Habana- fue temporalmente eclipsado por las historias y la est¨¦tica de Corrupci¨®n en Miami, la serie televisiva que reflejaba el lado oscuro de su ascensi¨®n a la capitalidad del Caribe: la eclosi¨®n de todo tipo de negocios ilegales, con la importaci¨®n de drogas como motor de la econom¨ªa.
Nadie en su sano juicio querr¨ªa acercarse hoy a esos mundos, altamente impermeables para los curiosos. As¨ª que queda el tercer Miami: el del glamour, la belleza, las celebridades. Su h¨¢bitat es Miami Beach. Las playas de coral triturado, con su distrito de hoteles art d¨¦co, son un im¨¢n irresistible para turistas, pero tambi¨¦n atraen a ciudadanos de todo el planeta que se instalan all¨ª dispuestos a reinventarse, a conquistar su parcela de hedonismo.
La misma fisonom¨ªa de la costa sirve de met¨¢fora: es una creaci¨®n humana, impulsada por una voraz industria inmobiliaria que considera el waterfront (parte construible que mira al mar) como la palabra m¨¢gica. Otro concepto que ha hecho fortuna es loft: en vez de los espacios industriales recuperados de otras ciudades, en Miami son nuevas construcciones. En todos los medios impresos se publicitan nuevos edificios de apartamentos con precios intoxicantes: entre uno y seis millones de d¨®lares, comprando sobre plano. Si hemos de creer esos anuncios, no se venden apartamentos, sino estilos de vida. Y nunca faltan interesados: la inestabilidad cr¨®nica de los pa¨ªses latinoamericanos obliga a sus clases altas a adquirir un refugio en la pen¨ªnsula de Florida. As¨ª se han ido creando comunidades -de nicarag¨¹enses, argentinos, colombianos, venezolanos...- que se corresponden con las turbulencias pol¨ªticas de sus respectivos pa¨ªses.
Conexiones chic
Refugiados dorados que se confunden con las oleadas de los listos y listillos que llegan directamente a ganarse la vida. En Miami no est¨¢n mal vistos los representantes de la llamada eurotrash -esa tropa de europeos con vistosos apellidos y flacas cuentas corrientes- que aporta el chic del Viejo Continente a las relaciones p¨²blicas, la moda, la m¨²sica o lo audiovisual, industrias todas ellas estrechamente conectadas. Los gringos aceptan su presencia como contrapeso a la marejada latina.
Todas esas capas de inmigrantes coinciden en South Beach (SoBe, seg¨²n los esnobs). Un lugar donde es dif¨ªcil comprar otros peri¨®dicos que no sean los de Miami y donde una librer¨ªa es un establecimiento ciertamente ex¨®tico, una incongruencia que los alt¨ªsimos alquileres har¨¢n lo posible por asfixiar. No, aqu¨ª no se viene a culturizarse. A no ser que el visitante sea un apasionado de la arquitectura art d¨¦co, milagrosamente salvada de la piqueta en los a?os setenta, aunque repintada con unos colores muy caribe?os: el recorrido por los halls y bares de los diferentes hoteles depara gratas sorpresas.
El deporte preferido de Miami Beach tiene dos caras: mirar y ser mirado. Adaptarse a los c¨¢nones corporales es una obligaci¨®n; en las tiendas se despachan incluso fajas para disimular la grasa masculina; en la prensa se anuncian cl¨ªnicas especializadas en, uh, "cirug¨ªa vaginal". De d¨ªa, las playas son una pasarela de cuerpos gloriosos, estruendosos reproches a los lechosos turistas que intentan pasar inadvertidos o buscan contemplar la sombr¨ªa mansi¨®n del asesinado Gianni Versace. De noche, el desfile se traslada unos pocos metros, al asfalto de Ocean Drive, donde multitud de bulliciosos restaurantes y bares compiten por los d¨®lares de los boquiabiertos visitantes. El cruising, esa costumbre estadounidense de pasear / ligar sobre cuatro ruedas, origina atascos endemoniados, aunque nadie protesta.
Si la leyenda de Los ?ngeles dice que cada camarera es una aspirante a actriz de Hollywood, en Miami los modelos de ambos sexos capean las temporadas bajas sirviendo copas o men¨²s. As¨ª que el servicio de Ocean Drive oscila entre lo encantador y lo desastroso. El juego consiste en que el visitante acepta esas deficiencias mientras rastrea la prometida presencia de las estrellas que tienen residencia en Miami: Madonna, Julio Iglesias, Lenny Kravitz, Alejandro Sanz, Jennifer L¨®pez, Enrique Iglesias, los Bee Gees, Ricky Martin, Chayanne, Ana Kournikova, los Estefan.
Mejor no hacerse ilusiones: tales criaturas no bajan hasta ese mercado de carne; para mit¨®manos, hay barcos que rodean sus mansiones. La beautiful (la gente guapa) puede hacer fugaces apariciones en Ocean Drive, pero tiene demasiada prisa por llegar a los restaurantes cool y las discotecas con impenetrable zona VIP, establecimientos habitualmente situados en las avenidas paralelas, Collins y Washington.
La antesala del cielo
Seg¨²n uno se aleja de Ocean Drive, van surgiendo reliquias de anteriores habitantes. Hasta la irrupci¨®n de los cubanos, Miami Beach era llamada "la antesala del cielo": all¨ª pasaban sus ¨²ltimos a?os jubilados canadienses y jud¨ªos. En Meridian Avenue existe un impactante recordatorio del Holocausto, dedicado a Elie Wiesel, el superviviente que gan¨® el Nobel de la Paz en 1990. Otro memorial m¨¢s belicoso est¨¢ situado en la Peque?a Habana, en la famosa calle Ocho: recuerda a los anticastristas de la Brigada 2056, que en 1961 fueron derrotados en Bah¨ªa Cochinos; cuarenta a?os despu¨¦s, todav¨ªa se discute apasionadamente lo que all¨ª ocurri¨® y se lamenta la "traici¨®n" del presidente Kennedy.
El turista dif¨ªcilmente tendr¨¢ la posibilidad de apreciar que Miami se asienta sobre un volc¨¢n apenas dormido. Los hispanos han conquistado la ciudad, y el establishment anglosaj¨®n ha pactado con el poder emergente, una rendici¨®n ejemplarizada por el peri¨®dico El Nuevo Herald, la pol¨ªticamente modulada versi¨®n en espa?ol del venerable Miami Herald. En el gueto de Liberty City se hacina la irritada minor¨ªa afroamericana, que ha visto c¨®mo los haitianos acaparan los trabajos peor remunerados. El constante influjo de inmigrantes econ¨®micos garantiza que siempre habr¨¢ desesperados con o sin papeles dispuestos a aceptar lo que el patr¨®n quiera pagar.
La superposici¨®n de culturas y la urgencia por enriquecerse hacen que Miami y alrededores constituyan uno de los territorios preferidos de los autores de novela negra. Pero el lector har¨ªa bien en no fiarse: ni siquiera las calenturientas historias de Carl Hiaasen o las m¨¢s moderadas narraciones de Elmore Leonard son capaces de sugerir las infinitas manifestaciones de la corrupci¨®n de Florida. En lo pol¨ªtico son sencillamente insuperables. Como demostraron las ¨²ltimas elecciones presidenciales, cualquier d¨¦spota del Tercer Mundo aprender¨ªa all¨ª barbaridades en t¨¦cnicas de disuasi¨®n de votantes antip¨¢ticos, en prodigios de contabilidad creativa y en partidismo de funcionarios supuestamente imparciales.
Para deleitarse con los ¨²ltimos esc¨¢ndalos es recomendable hacerse con el Miami New Times, un peri¨®dico semanal gratuito que combina las investigaciones incisivas con una extensa cobertura de la oferta cultural. Miami no es, como creen algunos, un desierto art¨ªstico: los banqueros que crecieron con el dinero negro o los creadores de islas artificiales sienten la necesidad de "reinvertir en la comunidad" financiando museos, ballets, conciertos sinf¨®nicos o temporadas de ¨®pera.
Se trata de lavar la cara de la ciudad. Pero no demasiado. La ¨²ltima campa?a de la oficina de turismo del Gran Miami se basa en el binomio sol y sexo. Sugiere, con una rotundidad que ha incomodado a los viejos residentes, que la ciudad propicia una amplia variedad de emparejamientos sexuales: Miami se representa gay, lesbiano, interracial (como recuerda uno de los creativos, se supone que la acci¨®n de Con faldas y a lo loco ocurr¨ªa en Miami). De hecho, tambi¨¦n se recurre a su reputaci¨®n m¨¢s tenebrosa: una de las parejas se divierte sobre el cap¨® del mismo Cadillac blanco que aparec¨ªa en El precio del poder, la pel¨ªcula de Brian de Palma sobre Tony Montana, capo de la coca¨ªna que encarnaba Al Pacino. Un personaje ficticio que ha borrado el recuerdo de ilustres g¨¢nsteres, como Al Capone, que tambi¨¦n acabaron al sol de la Florida.
CONSEJOS DE GLORIA ESTEFAN
LA CANTANTE Gloria Estefan es la encarnaci¨®n del Miami triunfal con una carrera en ingl¨¦s y espa?ol. Acepta compartir algunos de sus lugares favoritos de la ciudad.
1 Una calle para tiendas
Para compras, su zona favorita es Lincoln Road Mall, en South Beach: "Es una calle peatonal donde encuentras de todo, a precios bastante razonables. Est¨¢ todo pensado para que puedas detenerte a comer o tomar un caf¨¦ al aire libre. Pero, como todo lo de Miami, se halla en un estado fluido: suben los alquileres y est¨¢n echando a tiendas muy interesantes".
2 Un paseo
Avisa Gloria Estefan de que la calle Ocho, en la Peque?a Habana, es algo m¨¢s que el coraz¨®n de la comunidad cubana de Miami: "Ya es una zona panamericana: los nuevos inmigrantes est¨¢n ocupando el lugar de los cubanos que ascienden socialmente. Pero a¨²n es un lugar ¨²nico que merece un paseo".
3 Un restaurante
Gloria Estefan suele alejarse de la cocina caribe?a, "que es la que manda en casa". "En Miami Beach me encanta el Nobu (1901 Collins Avenue), de comida japonesa y propiedad de Robert de Niro".
4 Un local para escuchar m¨²sica y bailar
Casada con un hombre hiperactivo, el productor Emilio Estefan, ella reconoce que no hacen mucha vida social: "Me gusta mucho el Bongos Cuban Caf¨¦ (603 Biscayne Boulevard), que tiene buena m¨²sica, da gusto bailar all¨ª. Es un local nuestro, as¨ª que no soy imparcial".
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos
Poblaci¨®n: Miami tiene 362.000 habitantes. Prefijo telef¨®nico: 001 305. Moneda: d¨®lar estadounidense (unos 0,85 euros).
C¨®mo ir
- Iberia (902 400 500) tiene un vuelo directo desde Madrid, hasta el 30 de noviembre, a partir de 499 m¨¢s tasas.
- American Airlines (902 11 55 70), directo desde Madrid, hasta el 31 de octubre, desde 409 euros m¨¢s tasas.
- Delta (917 49 66 30 y 901 11 19 46), con escala, hasta el 13 de diciembre, de Barcelona, desde 329 m¨¢s tasas.
- Swiss (901 11 67 12), con escala, a partir de 320 euros m¨¢s tasas.
- Lufthansa (902 22 01 01), con escala, 318 euros m¨¢s tasas.
- Air France (901 11 22 66), a partir de 306 euros m¨¢s tasas.
Comer y copas
- Segafredo (673 00 47). 1040 Lincoln Road. Miami Beach. Precio medio por persona, entre 20 y 30 euros.
- Van Dyke Caf¨¦ (534 36 00). 846 Lincoln Road. Miami Beach. Unos 30 euros.
- BED (532 90 70). 929 Washington Avenue. Miami Beach. Entre 30 y 40 euros.
- Mynt Lounge (786 276 61 32). 1921 Collins Avenue. South Beach. Decorado por el colombiano Juan Carlos Arcila-Duque, es uno de los locales imprescindibles.
Informaci¨®n
- Turismo de Miami (539 30 00).
- Tel¨¦fono de informaci¨®n tur¨ªstica para Miami Beach (674 13 00 y www.miamibeachchamber.com).
- www.ci.miami.fl.us.
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