El petr¨®leo no da tregua a la econom¨ªa
El crudo es desde hace 30 a?os un factor determinante del crecimiento, los precios y el empleo
El 19 de octubre de 1973, dos semanas despu¨¦s de que comenzara la cuarta guerra ¨¢rabe-israel¨ª, los grandes exportadores de crudo, encabezados por Arabia Saud¨ª, aprobaron un embargo petrolero contra EE UU y los aliados de Israel. Esta decisi¨®n provoc¨® la primera crisis del petr¨®leo, que cambi¨® la estructura de la econom¨ªa mundial y supuso el inicio de una reconversi¨®n industrial que acabar¨ªa con millones de empleos en el mundo. "Para finales de siglo, Europa no tendr¨¢ m¨¢s lugares de trabajo que oficinas, laboratorios y salas de visita", vaticin¨® el por entonces ministro de Econom¨ªa alem¨¢n y m¨¢s tarde canciller, Helmut Schmidt.
Fue el primer uso expl¨ªcito del petr¨®leo como arma. Acab¨® de un plumazo con los a?os de oro de la econom¨ªa japonesa y arrampl¨® con el crecimiento de EE UU y Europa. Por no hablar del da?o que hizo a las econom¨ªas de pa¨ªses en desarrollo. El embargo de 1973 cuadruplic¨® el precio del crudo y condujo a las econom¨ªas industrializadas a una recesi¨®n con una inflaci¨®n y un paro de dos d¨ªgitos que no dio cuartel hasta casi dos a?os despu¨¦s. Y para cuando muchos pa¨ªses comenzaban a recuperarse, la revoluci¨®n iran¨ª de 1978-1979 y la guerra entre Ir¨¢n e Irak de principios de los ochenta terminaron por disparar la cotizaci¨®n hasta superar los 35 d¨®lares. El barril de petr¨®leo alcanz¨® a finales de 1981 los 34 d¨®lares. Con respecto a 1973, se hab¨ªa incrementado m¨¢s de 10 veces.
Entre 1973 y principios de los ochenta el precio del barril se increment¨® m¨¢s de 10 veces
Hoy, 30 a?os despu¨¦s, Israel recientemente bombarde¨® un campo palestino en Siria y un d¨ªa despu¨¦s intercambi¨® disparos de mortero con la guerrilla Hezbol¨¢ en la frontera del sur de L¨ªbano. La inestabilidad de la regi¨®n nunca ha dado un respiro al mercado petrolero y el barril llegaba a superar los 31 d¨®lares durante la semana pasada. En plena crisis de la econom¨ªa mundial, los altos precios del oro negro y la inestabilidad del mercado de esta materia prima, de lejos la m¨¢s negociada del mundo, representan una vez m¨¢s una seria amenaza para la recuperaci¨®n econ¨®mica tras los atentados terroristas del 11-S.
"Tras la primera crisis del petr¨®leo, los pa¨ªses consumidores fueron por primera vez conscientes de que el recurso era escaso y ten¨ªa un alto precio. El petr¨®leo se convirti¨® desde entonces en un elemento determinante del crecimiento econ¨®mico, de los precios y del empleo", concluye Jos¨¦ Mar¨ªa Mar¨ªn, director de comunicaci¨®n de Cepsa. Aunque el embargo dur¨® cuatro meses, el impacto fue muy grave. La factura energ¨¦tica de las econom¨ªas europeas pas¨® del 1,5% del producto interior bruto (PIB) al 5%, a pesar de que el volumen total del petr¨®leo consumido hab¨ªa disminuido. La inflaci¨®n mundial, que desde 1958 hab¨ªa ido creciendo a un ritmo del 2% anual, aument¨® un 5% entre 1969 y 1972, y lleg¨® a dos d¨ªgitos tras la primera crisis petrolera.
"No cabe duda de que el mayor impacto de la crisis fue en el empleo. En Espa?a se perdieron unos dos millones de puestos de trabajo entre 1975 y 1985, a?os nefastos para la econom¨ªa", explica Clemente Polo, catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad de Barcelona. "Creo que, en el caso espa?ol, la transici¨®n pol¨ªtica en esos a?os fue clave para que todo no fuera peor, porque, aunque no fue una transici¨®n corta, s¨ª fue ordenada en t¨¦rminos econ¨®micos", a?ade Polo.
Todas las econom¨ªas de los pa¨ªses industrializados debieron recurrir a planes de austeridad que, de forma inevitable, produjeron una disminuci¨®n del consumo y una rebaja del nivel de vida. Las empresas tuvieron dificultades crecientes y el paro se increment¨®. El desempleo en los pa¨ªses de la OCDE sobrepas¨® el 5% entre 1974 y 1975, y en el periodo 1980-1982 ya hab¨ªa llegado al 10%. Para mediados de los a?os ochenta, casi el 30% de los puestos de trabajo industriales desaparecidos no hab¨ªan sido reemplazados. Aquella crisis del 73 provoc¨® tal desastre que forz¨® a los pa¨ªses importadores a crear un sistema de reservas m¨ªnimas, a buscar proveedores en pa¨ªses ajenos a la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP) y a comenzar a invertir en el desarrollo de energ¨ªas alternativas.
El embargo forz¨® a los Gobierno de Europa a regresar de lleno al uso del carb¨®n como fuente de energ¨ªa y a poner en marcha las centrales nucleares. El consumo de crudo se estanc¨® entre el 73 y el 95, a pesar de que la demanda energ¨¦tica se increment¨®. "Fue como salir de un sue?o, se hab¨ªan acabado los a?os de energ¨ªa barata. Hubo que reconsiderar toda la pol¨ªtica energ¨¦tica y la geopol¨ªtica mundial", recuerda Aurelio Ayala, ex presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Operadores Petrol¨ªferos (AOP). "Tal fue el impacto, que Kissinger impuls¨® en 1974 la creaci¨®n de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa". La AIE es el guardi¨¢n de los intereses energ¨¦ticos de los pa¨ªses ricos (casi todos importadores netos de crudo) y ejerce una constante presi¨®n para que al mercado no le falte crudo, es decir, para que no se repita lo sucedido hace 30 a?os.
Aunque est¨¢ claro que los pa¨ªses consumidores sufrieron mucho las crisis petroleras, la OPEP no sali¨® indemne. La cuota de mercado de la organizaci¨®n pas¨® del 49% al 29% tras las crisis, y, aunque m¨¢s tarde recuper¨® parte de ¨¦sta, desde entonces no ha superado el 40%. A pesar de que las empresas petroleras nacionalizadas en los setenta por los pa¨ªses de la OPEP lograron incrementar la producci¨®n del cartel hasta los 20 millones de barriles a finales de los ochenta, las compa?¨ªas p¨²blicas y privadas de los pa¨ªses ajenos al cartel empezaron tambi¨¦n a sacar la mayor tajada posible del incremento del crudo explotando sus propios recursos.
El Reino Unido y Noruega aumentaron su producci¨®n en el mar del Norte, las petroleras de Occidente no dejaron yacimiento sin explorar ni tecnolog¨ªa de extracci¨®n sin utilizar. Canad¨¢, Angola, Om¨¢n, Guinea Ecuatorial... En cada rinc¨®n del planeta hab¨ªa una empresa petrolera europea o estadounidense buscando crudo. M¨¢s tarde cay¨® la URSS y la nueva Rusia y ex rep¨²blicas sovi¨¦ticas como Kazajist¨¢n tambi¨¦n se unieron a la pugna por los beneficios del petr¨®leo.
La invasi¨®n de Irak a Kuwait socav¨® la ya escasa cohesi¨®n de la OPEP y la organizaci¨®n se mantuvo sumida en un limbo durante un decenio. El precio medio del crudo tras la primera guerra del Golfo y hasta 1998 fue de 18 d¨®lares por barril, una cifra con la que Occidente aprendi¨® a convivir. Pero, a finales del 97, la OPEP cometi¨® un serio error de c¨¢lculo y aprob¨® un aumento de la producci¨®n sin tener en cuenta la crisis que en julio de ese a?o se hab¨ªa desatado en el sureste asi¨¢tico. El crecimiento de la regi¨®n se fren¨® y con ¨¦ste la creciente demanda de energ¨ªa. Repentinamente, la OPEP se encontr¨® extrayendo mucho crudo para muchos menos clientes. El precio del barril se desplom¨® por debajo de los 10 d¨®lares en diciembre de 1998, el m¨¢s bajo desde la primera crisis petrolera.
Arabia Saud¨ª, el mayor poseedor de reservas petrol¨ªferas y exportador del mundo, utiliz¨® su peso en la OPEP para reactivar una t¨¢ctica -mal utilizada en el pasado- para impulsar los precios a trav¨¦s del control de la oferta y, al mismo tiempo, preservar las cuotas de mercado de los miembros. A finales de 1998, en la residencia del embajador mexicano en Madrid, el presidente electo de Venezuela, Hugo Ch¨¢vez, y el ministro del Petr¨®leo saud¨ª, Al¨ª al Naimi, sellaron un acuerdo de cooperaci¨®n que sacudi¨® a las econom¨ªas del mundo y dio paso a lo que muchos consideraron la tercera crisis petrolera, tras pasar la cotizaci¨®n del barril de 10 a 35 d¨®lares entre 1999 y mediados de 2000.
"Desde la crisis del 98, la OPEP ha tenido ¨¦xito en mantener el precio dentro de su banda de entre 22 y 28 d¨®lares", concluye Nordine Ait-Laoussineo, presidente de la consultora suiza Narcosa y ex ministro de Energ¨ªa argelino. "No obstante, el cartel pierde cuota de mercado y hay diferencias internas, porque los niveles de producci¨®n asignados no responden a la realidad y m¨¢s ahora que Irak ha regresado al mercado y a la organizaci¨®n. El actual nivel de precios ser¨¢ dif¨ªcil de mantener a largo plazo y, si la OPEP no revisa sus prioridades, quedar¨¢ nuevamente a merced de los vaivenes del mercado", a?ade.
"En el largo plazo estamos todos muertos", sentenci¨® en 1923 el economista John Maynard Keynes, as¨ª que, por lo que respecta a la situaci¨®n actual de la econom¨ªa mundial, 30 a?os despu¨¦s el precio del petr¨®leo sigue siendo una factor determinante de la recuperaci¨®n econ¨®mica y una permanente amenaza teniendo en cuenta su alta cotizaci¨®n de estos d¨ªas.
Adictos al crudo
Espa?a es un pa¨ªs industrializado muy dependiente de las importaciones de crudo y, desafortunadamente, la situaci¨®n poco ha cambiado a pesar de las crisis petroleras de 1973 y 1979 y la escalada de precios de 2000. A pesar de que los vaivenes del mercado petrolero frenaron el consumo de crudo e impulsaron el uso m¨¢s racional de la energ¨ªa y la b¨²squeda de energ¨ªas alternativas, el oro negro a¨²n representa el 53% de toda la energ¨ªa que se utiliza en el pa¨ªs.
En los 20 a?os posteriores al embargo ¨¢rabe y la segunda crisis petrolera como consecuencia de la revoluci¨®n iran¨ª y la guerra de Ir¨¢n e Irak, el ritmo de crecimiento del consumo de petr¨®leo en Espa?a apenas super¨® el 2% anual. Pero durante los ¨²ltimos cinco a?os la demanda se ha acelerado hasta crecer cada a?o el 7%.
Si se observa lo que el sector energ¨¦tico representa dentro de la econom¨ªa espa?ola, se ve que es de vital importancia, lo que implica que cualquier estrangulamiento o interrupci¨®n del suministro provocar¨ªa la paralizaci¨®n de la actividad. El tener supeditadas m¨¢s de las dos terceras partes del consumo nacional al abastecimiento exterior implica un riesgo muy grande.
Por ello la escalada del crudo suele afectar m¨¢s a Espa?a que a otros pa¨ªses m¨¢s industrializados, incluso a pesar de que hay un menor consumo de energ¨ªa por habitante.
"La crisis puso fin al uso intensivo de la mano de obra y los recursos energ¨¦ticos en Espa?a, y ello dio paso al desmantelamiento de las industrias naval y sider¨²rgica. Se perdieron muchos empleos...", dice Juan Francisco Santacoloma, catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad de Deusto. "Lamentablemente, aprendimos la lecci¨®n a medias, puesto que todav¨ªa existe un considerable despilfarro de energ¨ªa. A¨²n debemos profundizar en las pol¨ªticas de ahorro energ¨¦tico", opina Santacoloma.
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