La precariedad de ETA
La organizaci¨®n terrorista, en dificultades econ¨®micas, intensifica los atentados contra empresas para forzar el pago de la extorsi¨®n
ETA convierte a quienes ceden en contribuyentes anuales, seg¨²n la nueva f¨®rmula de la banda
Los expertos calculan que 1.500 personas han recibido cartas de extorsi¨®n tras la tregua
El gerente de una mediana empresa vizca¨ªna que ha accedido a dar su testimonio a este peri¨®dico ya est¨¢ al tanto, como muchos compa?eros suyos -"ayer mismo fue el ¨²nico motivo de conversaci¨®n en una cena", dice-, de que ETA ha lanzado una nueva oleada de cartas amenazantes y est¨¢ convencido de que un d¨ªa de ¨¦stos recibir¨¢ la misiva "por tercera vez".
Lo deduce porque decidi¨® no ceder a las anteriores. Recuerda con detalle el d¨ªa en que abri¨® en su despacho, a mediados del pasado a?o, la primera carta, en euskera y con una explicaci¨®n panfletaria sobre sus objetivos pol¨ªticos, exigi¨¦ndole 180.000 euros. "No soy hist¨¦rico ni alocado, pero trat¨¦ de evaluar los riesgos de una decisi¨®n", recuerda. "Pese a todo, opt¨¦ por no pagar, principalmente por dos razones: una, de est¨®mago, para no contribuir a comprar las balas con las que luego matan; la segunda era de raciocinio: si te aprietan y pagas, lejos de comprar seguridad, te has convertido en un contribuyente estable garantizado. De mi entorno hay tres amigos que han pagado, y no lo han hecho s¨®lo una vez".
Expertos de la lucha antiterrorista consultados estiman que, mientras el env¨ªo de la primera remesa fue tan masivo que su extensi¨®n resulta dif¨ªcil de evaluar, al menos unas 1.500 personas habr¨ªan recibido la segunda misiva etarra entre el pasado a?o y el actual. Con la estrategia de "socializar el terror y el dolor" y a causa de su debilidad operativa, ETA extendi¨® su chantaje al m¨¢ximo n¨²mero de personas una vez rota la tregua. Introdujo, adem¨¢s, otra variante m¨¢s sutil y perversa, al extender la amenaza al entorno familiar del extorsionado para conseguir as¨ª mayor eficacia. "La segunda carta que recib¨ª, escrita ya en castellano, se la enviaron a mi mujer con el remite de un amigo com¨²n", cuenta el directivo vizca¨ªno.
Si recibe el tercer aviso, tomar¨¢ medidas de autoprotecci¨®n. "Pero no pagar¨¦. Aunque la segunda carta ya nos produjo un gran desasosiego, porque casi me situaba en la alternativa de ser un contribuyente estable o marcharme de Euskadi, creo que es mejor no pagar. Tengo amigos que se han ido de Euskadi por no haber pagado. Y hasta se ha dado la paradoja de personas que se han ido a vivir al sur de Francia, porque saben que all¨ª no les va a pasar nada. Pero en ninguno de los casos sales bien parado", a?ade.
Aunque ¨¦l se ha negado al chantaje, tiene la percepci¨®n de que "muchos pagan", sobre todo en las peque?as empresas, talleres y comercios. "Es que resulta muy dif¨ªcil resistirse por la forma en que se recauda en este tipo de empresas, mientras que en el ¨¢mbito de las grandes es m¨¢s f¨¢cil rehuir la presi¨®n".
Esta percepci¨®n la comparte el propietario de una compa?¨ªa que accedi¨® a explicar a este peri¨®dico su experiencia de extorsionado que se ha resistido varios a?os al chantaje. "Si no nos negamos a pagar, esto no se va a acabar nunca porque es una mafia aut¨¦ntica", dice con esa firmeza que le ha empujado a rebelarse contra el asedio persistente.
"Estuve a punto de dejarlo todo, el pa¨ªs y la empresa, la obra de mi vida, levantada por m¨ª, y que continuar¨¢n mis hijos. Pero hab¨ªa demasiada gente que depend¨ªa de forma indirecta de este negocio, de modo que, tras analizar la situaci¨®n, opt¨¦ por continuar. No necesito trabajar para vivir, pero no quise cerrar la empresa por sentido de responsabilidad, para no dejar colgados bastantes puestos de trabajo directos e indirectos que dependen de este negocio", reconoce. Vive inc¨®modo, en medio de todo tipo de precauciones, ha renunciado a la ostentaci¨®n y a vivir en una casa que no ofrece toda la seguridad que la situaci¨®n requiere, pero no se va porque su familia y su negocio est¨¢n en Euskadi.
Ante este dilema dram¨¢tico, las fuerzas de seguridad, a las que consultan los empresarios en busca del consejo m¨¢s seguro, no suelen ofrecer especiales garant¨ªas sobre c¨®mo hacer frente a la situaci¨®n que se les plantea. Incluso se ha dado el caso de que la propia polic¨ªa ha situado al amenazado ante una disyuntiva envenenada. "O pagas o te marchas", fue la soluci¨®n que, a t¨ªtulo personal, le ofreci¨® un mando de la Ertzaintza a su interlocutor extorsionado.
Pero estos dos empresarios citados, al igual que otros muchos, est¨¢n convencidos de que quienes ceden se convierten autom¨¢ticamente en contribuyentes peri¨®dicos y permanentes, porque ¨¦sta es la f¨®rmula que ha impuesto la banda terrorista en la actualidad. "Ya no piden, como antes, una gran cantidad y te dan el recibo; ahora quieren comprometerte a pagar una cuota menor anual; ser en definitiva un contribuyente de su hacienda paralela", afirman.
?Y cu¨¢l es entonces el estado de ¨¢nimo del extorsionado? M¨¢s que "asustado", el due?o de un peque?o negocio o taller, el comerciante o el profesional de los pueblos rurales del Pa¨ªs Vasco y de Navarra est¨¢ "resignado" ante este chantaje, seg¨²n sostienen en medios nacionalistas. Decididos o resignados a no abandonar el Pa¨ªs Vasco, y sometidos a la presi¨®n familiar y ambiental, muchos receptores de las cartas etarras se encuentran ante otra situaci¨®n desesperada, como es la de buscar un intermediario en "los medios abertzales habituales", seg¨²n les indica la misiva.
Por operatividad, en los ¨²ltimos a?os ETA descentraliz¨® hacia la izquierda abertzale la recaudaci¨®n que anta?o se hac¨ªa en Francia -lo evidenci¨® una operaci¨®n de la Ertzaintza contra el aparato de recaudaci¨®n en 1993-. Pero la presi¨®n policial y judicial est¨¢ neutralizando la impunidad en la que se han ido moviendo los intermediarios del entorno radical en los ¨²ltimos a?os. "Ahora pagar se ha convertido en un problema", aseguran fuentes empresariales, "porque el intermediario sabe que se la juega". Seg¨²n un testimonio recogido, hace unos meses el pagar a ETA llegaba a ser tan sencillo como negociar con el concejal de Batasuna del pueblo del extorsionado, que incluso consegu¨ªa una rebaja sobre lo exigido en la carta.
"Eso s¨ª, siempre ten¨ªan el especial cuidado de afirmar que [el dinero] era 'para las fiestas o para los presos", se?alan las mismas fuentes. En medios nacionalistas sostienen que este inter¨¦s de ETA por extender y ensanchar la extorsi¨®n econ¨®mica de forma indiscriminada a comerciantes y empresarios peque?os no s¨®lo persigue el sometimiento del sector econ¨®mico del pa¨ªs. Su objetivo ser¨ªa el recuperar, en la medida de lo posible, la red de colaboraci¨®n econ¨®mica tejida a lo largo de estos 20 a?os en los pueblos, en torno al mundo ideol¨®gico de la izquierda abertzale.
Se trata de un colectivo que durante a?os habr¨ªa contribuido de forma voluntaria, con cantidades muy variables y no reguladas, pero peri¨®dicas, al sostenimiento de la estructura pol¨ªtica y que, en los ¨²ltimos a?os -especialmente tras la ruptura de la tregua y la decepci¨®n originada por ello- se habr¨ªa "relajado" y habr¨ªa dejado de aportar sus cuotas en la misma proporci¨®n en que la izquierda abertzale perd¨ªa votos. Este sector ahora desafecto se siente con "mecanismos de defensa" para no amedrentarse y protegerse de las consecuencias que pudiera ocasionarle el no ceder al chantaje.
![Dos camiones de la firma Olloquiegui, dinamitados el pasado d¨ªa 12 en un aparcamiento de Ir¨²n.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4PA7CP2QKWUJS6QZSB6ORUFVZI.jpg?auth=3f84c927ad4dade0f0b6b5aa74ffae0b122ee7a8741ecc31f7de344e99b8ba6c&width=414)
Oleada de ataques en busca de dinero
El asesinato de Jos¨¦ Mar¨ªa Korta, presidente de la patronal guipuzcoana (Adegi) en agosto de 2000, d¨ªas despu¨¦s de haber hecho una encendida declaraci¨®n de firmeza en contra del sometimiento a la extorsi¨®n de ETA -que hab¨ªa lanzado una campa?a de cartas amenazantes-, fue el momento de mayor conmoci¨®n para los empresarios vascos. Todos ellos se sintieron aludidos directamente por el criminal aviso de una organizaci¨®n que ocho meses antes hab¨ªa roto la tregua y se dispon¨ªa a imponer de nuevo su amenaza frente al relajamiento general que el silencio de las armas hab¨ªa producido.
La presi¨®n policial sobre la banda ha estado orientada en este tiempo no s¨®lo a la detenci¨®n de los comandos, sino a cegar todos sus canales y vericuetos de entrada y limpieza de dinero. Aunque existen opiniones muy diferentes sobre la capacidad de amedrentar y, en consecuencia, de recaudar dinero que mantiene ETA, ¨¦sta proyecta su situaci¨®n de debilidad en las estad¨ªsticas. No s¨®lo ha tenido que limitar su actividad terrorista ante la apabullante desarticulaci¨®n de los comandos por la polic¨ªa, sino que ha tenido que intensificar los atentados orientados a forzar la voluntad de los empresarios que parecen resistirse a la extorsi¨®n.
En el a?o 2002, ETA cometi¨® 26 atentados, tres de los cuales ten¨ªan como objetivo forzar el pago del llamado impuesto revolucionario. Este a?o, de los 15 atentados que ha cometido con artefactos explosivos, siete tuvieron que ver con la extorsi¨®n: el destrozo de hoteles, sedes de empresas y camiones de transporte ha aclarado qu¨¦ es lo que necesita la banda por encima de todo.
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