El paso del tiempo

Ximo Vidal, el infatigable animador de Pluja Teatre, ya se aproxim¨® a la versi¨®n esc¨¦nica de este relato de Michael Ende hacia mediados de los a?os 80, si no recuerdo mal. No vi aquel montaje, de manera que no puedo considerar si esta versi¨®n reproduce la anterior o si introduce modificaciones sustanciales. En todo caso, esta historia para ni?os en la que los protagonistas venden su tiempo a los hombres grises (que son, obviamente, los malos de la historia), en una amplia met¨¢fora acerca del car¨¢cter irreversible del uso y disfrute del tiempo, tiene m¨¢s enjundia en el relato original que en esta versi¨®n, aunque tambi¨¦n es cierto que esta obra de Ende no alcanza los niveles de imaginaci¨®n y despliegue de acontecimientos de La historia interminable, la novela que lanz¨® a la fama internacional al escritor alem¨¢n.

La versi¨®n, y el montaje, de Pluja Teatre oscila entre un infantilismo notable en la puesta en escena y una apropiaci¨®n textual repleta de referencias adultas a situaciones diversas de nuestra comunidad, como pueden ser las alusiones a la especulaci¨®n urban¨ªstica en Benidorm, asunto que, muy probablemente, queda bastante alejado de los intereses inmediatos de los ni?os en tanto espectadores. La obra quiere adoctrinar, en su mensaje (ya digo que incomprensible para una edad todav¨ªa no adolescente), contiene efectos sonoros y de cambios de ritmo que asustaron a los m¨¢s peque?os, y tiene momentos del gran teatro que sin duda Ximo Vidal puede hacer (con tantos a?os de teatro a sus espaldas) si no se entretiene en mezclar g¨¦neros, homenajes, edades y escenarios.