Rupturas y continuidad
En los primeros tratados y escritos te¨®ricos sobre pintura, tales como los de Leon Battista Alberti o Leonardo da Vinci, se insiste en que el arte de pintar consiste en "componer historias". Cuando la pintura logra liberarse de la funci¨®n narrativa y de la representaci¨®n de figuras parece entrar en crisis esta premisa pero, sin embargo, los artistas han seguido componiendo cada uno de sus cuadros, si bien las figuras se han convertido en impersonales elementos pl¨¢sticos, tales como superficies, campos de color, formas irreferenciales, grafismos o simples brochazos que deben ser compuestos seg¨²n unas leyes m¨¢s o menos subjetivas y que, al final, cuentan una historia o se refieren a algo. Juan Giralt (Madrid, 1940) no ha dejado de hacer otra cosa que ce?irse a esta idea poniendo en evidencia en sus cuadros tanto las leyes de composici¨®n como los propios elementos que son dispuestos con una ret¨®rica relacional que es deudora de las t¨¦cnicas distributivas de Piet Mondrian y de las armon¨ªas crom¨¢ticas de Paul Klee.
JUAN GIRALT
Galer¨ªa Antonio Mach¨®n
Conde de Xiquena, 8. Madrid
Hasta el 14 de noviembre
La pintura de Juan Giralt no se mueve sin embargo en la est¨¦tica de la vanguardia sino que, hija de su tiempo, responde a algunos de los presupuestos de la posmodernidad, as¨ª la superficie del lienzo se convierte en un lugar de encuentros casuales de superficies coloreadas, iconos de objetos, trazos irregulares, im¨¢genes fotogr¨¢ficas, dibujos estarcidos y palabras que conviven seg¨²n una t¨¦cnica heredada del collage.
Hay algo casual y autom¨¢tico en estas composiciones que contrasta con la idea de ejecuci¨®n minuciosa que parece desprenderse de la elecci¨®n de las im¨¢genes y de la delicada elaboraci¨®n de los tonos crom¨¢ticos. Para provocar esta confrontaci¨®n entre lo casual y lo premeditado, Juan Giralt ha desarrollado un recurso compositivo que consiste en dotar de autonom¨ªa propia a cada parte del cuadro, que puede contener indistintamente im¨¢genes, iconos, trazos o colores, y contrarrestar la estanqueidad de la estructura relacional, que impide superposiciones y solapes, con la aparici¨®n de trazos que surcan varios campos de color dotando as¨ª de continuidad compositiva al espacio del cuadro.
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