El enamorado de la gresca
Dar¨ªo Silva regresa a M¨¢laga tras evitar una sanci¨®n y menospreciar a su p¨²blico
"Si tal como parece ahora es cierto que se autoinsult¨® ?por qu¨¦ lo hizo mirando a los ojos al linier?". Dar¨ªo Silva no puede evitar una sonrisa de pillo al o¨ªr la pregunta tras finalizar el entrenamiento del viernes. "Es que no hab¨ªa se?alado una falta anterior", respondi¨® el uruguayo sin importarle bordear as¨ª la autoinculpaci¨®n, pues ya sab¨ªa que el Comit¨¦ de Competici¨®n hab¨ªa decidido no sancionarle por la tarjeta roja que vio el pasado mi¨¦rcoles por insultos a un asistente de Puentes Leira.
Dar¨ªo Silva llevaba ya un par de minutos, desde la falta que dice que sufri¨® y no se se?al¨®, bajando santos del cielo y acord¨¢ndose de familiares propios y ajenos antes de ser expulsado, pero el Comit¨¦ de Competici¨®n ha preferido ce?irse a la sem¨¢ntica m¨¢s estricta del insulto -el uruguayo se mentaba a su propia madre- e ignorar la gestualidad y el pr¨®logo del mismo.
El delantero tiene una personalidad que necesita de un saco de adjetivos para ser descrita. Uno de los m¨¢s frecuentemente usados entre los que le quieren menos es el de bocazas. Le da igual calificar a Guti como "una nena" que abrir una batalla verbal el pasado verano con el presidente del Betis, Manuel Ruiz de Lopera, nada m¨¢s fichar por el Sevilla, "el mejor club de la ciudad". El presidente b¨¦tico le llam¨® "viejo y borracho" y a Dar¨ªo Silva le encant¨®.
Entre las astracanadas y extravagancias m¨¢s sonadas est¨¢n la celebraci¨®n de un gol mostrando el logotipo del Partido Andalucista d¨ªas antes de las elecciones andaluzas de 2000 o que un ch¨®fer le llevara a los entrenamientos en M¨¢laga.
Su car¨¢cter mercurial y su f¨ªsco portentoso le hacen temible como jugador, lleva 42 goles en la Liga a la que lleg¨® en 1998. Prefiere ser amigo del utillero que del entrenador y ha conseguido sacar de su casillas a gente tan sensata como Joaqu¨ªn Peir¨®, al que amenaz¨® con jugar en el M¨¢laga B, entonces en Tercera, si no era titular. Tambi¨¦n critic¨® por un retraso en el cobro de las primas -el mismo motivo por el que se autoexcluy¨® de la selecci¨®n de Uruguay el pasado verano- al entonces presidente malaguista, Fernando Puche. Cobard¨®n, ya en Sevilla, menospreci¨® al p¨²blico de la Rosaleda, donde jug¨® cuatro temporadas procedente del Espanyol, del que dijo que animaban m¨¢s a los contrarios. Hoy cumple 31 a?os y vuelve a M¨¢laga con otra camiseta. "S¨¦ que el p¨²blico va a estar en contra, pero eso es lo que a m¨ª me gusta". Tan peligroso e incorregible como todos los que dicen: "Es que yo soy as¨ª".
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