Todo sin Jordi
Millones de espa?oles no entienden el catalanismo y muchos habr¨¢n abominado de alguna postura concreta de quien ha sido durante m¨¢s de una veintena de a?os presidente de la Generalitat. Pero se reconocer¨¢ que no es habitual permanecer tanto tiempo en el poder y concluir su gesti¨®n con un notable otorgado por los catalanes. Lo importante es, sin embargo, que, al margen de lo que Pujol ha significado para Catalu?a, con los errores siempre inevitables en cualquier hombre p¨²blico, tambi¨¦n para la democracia espa?ola ha supuesto mucho. Ganen los socialistas o los nacionalistas ojal¨¢ su ausencia del primer plano no se perciba demasiado porque ¨¦sa ser¨¢ la buena prueba de que la lecci¨®n de su actividad p¨²blica ha sido asumida.
Pujol ha dicho que no escribir¨¢ sus memorias. Es una l¨¢stima no s¨®lo por el protagonismo que ha tenido, sino porque tiene ese punto de preocupaci¨®n intelectual como para que le salieran bien. Alg¨²n d¨ªa habr¨¢ una buena biograf¨ªa suya porque ¨¦l mismo ha dejado en alguna de sus conferencias pistas acerca de c¨®mo reconstruirla, sobre todo en lo que ata?e a su gesti¨®n pol¨ªtica. Jorge Luis Borges escribi¨® que los historiadores a veces se comportan como directores de cine que desarrollan su narraci¨®n a base de planos sucesivos. Pujol los ha ofrecido ante un p¨²blico madrile?o en m¨¢s de una ocasi¨®n.
Un periodista conocido dijo de ¨¦l que ten¨ªa una enorme capacidad de "desmemoria" pero lo que se desprende como l¨ªnea directriz en todos esos planos es, por el contrario, una voluntad de colaborar en una tarea com¨²n a pesar de la frecuente incomprensi¨®n del otro. Para la oposici¨®n moderada tratar con Su¨¢rez en la transici¨®n pod¨ªa tener dificultades, pero eran mucho mayores para quien hab¨ªa estado en la c¨¢rcel y hab¨ªa sido maltratado. No s¨®lo ¨¦l, tambi¨¦n el resto del nacionalismo catal¨¢n hab¨ªa pasado por lo mismo: Roca naci¨® en el exilio, Tr¨ªas vivi¨® muchos a?os en Am¨¦rica y Alavedra cruz¨® la frontera en 1939 con cuatro a?os. Los Pactos de La Moncloa fueron obra de todos, pero la patronal y Alianza Popular colaboraron mucho menos en ellos que el catalanismo. El t¨ªtulo VIII de la Constituci¨®n no se entiende sin su intervenci¨®n y, sin embargo, tras el 23-F, como en otras ocasiones, el nacionalismo catal¨¢n fue visto con muy malos ojos. En la cuesti¨®n de la OTAN, Pujol fue mucho m¨¢s consecuente que la derecha y la izquierda. Apoy¨® desde una postura propia una parte de la pol¨ªtica econ¨®mica socialista y, cuando se desenganch¨® del apoyo a Felipe Gonz¨¢lez, lo hizo de modo leal, avisando con tiempo y motivos. Sin su apoyo hubiera sido imposible el acceso de Aznar al poder en 1996, como alguno pens¨® entonces (y ni siquiera el ex presidente socialista consideraba razonable).
Jordi Pujol desaparece del horizonte pol¨ªtico de lo inmediato en unas circunstancias catalanas muy peculiares. En Madrid ha repetido su preocupaci¨®n no tanto por problemas de financiaci¨®n o funcionales del Estado de las Autonom¨ªas como por la aparici¨®n -o quiz¨¢ resurrecci¨®n- de un concepto de Espa?a cuyo ¨¦nfasis se ha trasladado de la pluralidad a una especie de recentralizaci¨®n, al menos en el deseo. As¨ª es dif¨ªcil que prosiga una l¨ªnea de entendimiento y colaboraci¨®n por m¨¢s que se mantengan estrategias paralelas. El PP con Piqu¨¦ sigue un camino antag¨®nico al de Vidal-Quadras pero m¨¢s irreversible a¨²n parece la deriva neocentralizadora de Aznar desde Madrid, prolongable en caso de otra mayor¨ªa absoluta. La preocupaci¨®n de Pujol es aut¨¦ntica y tiene tras de s¨ª a toda una sociedad, incluso a quienes no lo han votado nunca. Se manifiesta sin la propensi¨®n a la hinchaz¨®n y al disparate con que se mantienen otras posturas, en uno y otro lado, en el Pa¨ªs Vasco, pero para sus adversarios tiene una cualidad m¨¢s peligrosa: nace de la virtual unanimidad. Por eso el nivel de coincidencia, en esta visi¨®n de cara al futuro, con su tradicional adversario Maragall, es percibida desde fuera como muy grande. Y el gran arma del candidato socialista de cara al electorado de Converg¨¨ncia consiste en afirmar que al nacionalismo catal¨¢n le interesa mucho m¨¢s el predominio en Madrid del centro-izquierda que el de la derecha.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.