Tertulias sobre el agua
VIEJO MOLINO DE CELA, hotel rural cerca de Astorga
Su bisabuelo fue Manuel Garc¨ªa Prieto, varias veces presidente del Gobierno a caballo de los siglos XIX y XX. Otro pol¨ªtico liberal leon¨¦s tambi¨¦n antepasado suyo, Andr¨¦s Rodr¨ªguez de Cela, se hizo construir en 1850 el actual molino sobre el r¨ªo Tuerto como retiro para sus aficiones agr¨ªcolas... y financieras. No en vano, el blindaje de rejas, troneras, puertas y escondrijos descubierto en su interior hace recordar el funcionamiento de la primera instituci¨®n bancaria de la Maragater¨ªa.
Con estas credenciales, la periodista Mercedes Unzeta se ha arriesgado a convertir el viejo fort¨ªn molinero de su familia en una posada rural y ecol¨®gica, a cuatro kil¨®metros de Astorga. Lo primero ha sido desempolvar los anaqueles de la biblioteca e instituir en torno a ellos un escenario culto y apacible para el estudio, la lectura o las tertulias. El escritor Javier Rioyo, amigo y hu¨¦sped asiduo, ya figura entre el elenco de futuros seminaristas.
VIEJO MOLINO DE CELA
Categor¨ªa oficial: sin clasificaci¨®n.
Molino de Cela, s/n. Nistal, San Justo de la Vega (Le¨®n). Tel¨¦fono: 987 60 05 02. Fax: 987 60 05 02.
Web: www.viejomolinocela.com.
Instalaciones: jard¨ªn, sal¨®n, biblioteca, comedor. Habitaciones: siete dobles con ba?o, calefacci¨®n, tel¨¦fono, televisor opcional. Servicios: no cuenta con facilidades para discapacitados, no admite perros. Tiene masajes terap¨¦uticos y 'reiki'.
Precios: todo el a?o, 75 euros + 7% IVA; desayuno incluido. Tarjetas de cr¨¦dito: American Express.
Arquitectura ... 7
Decoraci¨®n ... 7
Estado de conservaci¨®n ... 8
Confortabilidad habitaciones ... 8
Aseos ... 7
Ambiente ... 7
Desayuno ... 5
Atenci¨®n ... 8
Tranquilidad ... 10
Instalaciones ... 5
Tras la peque?a decepci¨®n que causa el desali?o exterior del molino, presidido por una torre de tendido el¨¦ctrico, la propietaria y sus hijos acogen al reci¨¦n llegado con generosidad y gran oficio. Apenas hay otro tr¨¢mite que el de curiosear entre los distintos ambientes creados en la planta baja, di¨¢fana, y aprestarse para la cena. Las l¨¢mparas, ordenadas en el desorden premeditado de los salones, constituyen el elemento fundamental de su ornamentaci¨®n. Igual que los techos, de ca?izo, y el ensolado, de madera, herederos de la tradici¨®n maragata.
Sabor a casa de campo
Cada dormitorio es distinto. Unzeta ha tenido sumo cuidado en dejar la piedra vista de los muros, la viguer¨ªa de madera, los antiguos muebles, alfombras y cortinas de alto gramaje, la ba?era integrada en la propia alcoba... Hasta los radiadores fueron objeto de un concienzudo rastreo por los chamarileros del Rastro madrile?o. En las habitaciones se agradece su amplitud y ese sabor a?ejo a casa de campo nobiliaria en la que no falta siquiera el detalle del televisor, incorporado a la estancia s¨®lo bajo petici¨®n. Unas (1, 2 y 7) parecen sobrevolar el cauce del r¨ªo, como la abundante avifauna del lugar. Otras (3, 4, 5 y 6) se asoman a ¨¦l y a la finca de cinco hect¨¢reas que rodea el molino, exuberante de vegetaci¨®n ribere?a, a cuyo regazo crece un huerto de manzanos. No se oye nada en todo el d¨ªa, salvo esos crujidos de la madera tolerables en cualquier casa vieja. Sobre los p¨®mulos del r¨ªo, en su l¨¢nguido discurso por debajo del sal¨®n-comedor, riela la luna al encuentro de la rueda catalina.
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