La 'Espa?a' africana
Guinea Ecuatorial, antigua colonia, recurre a los hijos de los emigrantes a la Pen¨ªnsula para potenciar la calidad de su selecci¨®n nacional y deja atr¨¢s los rituales de brujer¨ªa
El futbolista espa?ol Santiago Mart¨ª Ondo Nbong prometi¨® no volver nunca m¨¢s a Sierra Leona ni acercarse a la brujer¨ªa. Dos funcionarios de la federaci¨®n guineana le llevaron del brazo una noche hasta una peque?a y oscura habitaci¨®n de un hotel en Freetown y le encerraron. Fue en mayo pasado. En las calles, los cascos azules de la ONU vigilaban el final de otra guerra sangrienta en ?frica. Al abrirse la puerta, ante sus ojos aperecieron tres brujos semidesnudos. El primero, asiendo una cuchilla, le orden¨® que se quitara las zapatillas y le hizo dos rajitas en el empeine de cada uno de los pies. El segundo le unt¨® con una poci¨®n. La ceremonia acab¨® cuando el tercero cubri¨® sus heridas con unas hierbas. Al d¨ªa siguiente, Guinea Ecuatorial, su equipo, perdi¨® por 2-0 contra Sierra Leona en partido clasificatorio para la Copa del Mundo de Alemania 2006. Al final, sus compa?eros y ¨¦l reclamaron al ¨¢rbitro una prolongaci¨®n de siete minutos. La respuesta de su interlocutor, gabon¨¦s, fue tajante. "Ni un segundo m¨¢s". ?Est¨¢is locos?", les pregunt¨® de inmediato, alarmado, antes de aconsejarles que se fueran del c¨¦sped lo m¨¢s r¨¢pidamente posible. En Sierra Leona se mantiene una costumbre ancestral: cortar la cabeza a los adversarios pol¨ªticos. Mart¨ª Ondo Nbong fue el primer espa?ol en protagonizar la vuelta de los hijos de los inmigrantes guineanos a Espa?a a la selecci¨®n de f¨²tbol de su pa¨ªs.
Cuando se pregunta a un africano sobre el origen de unas cicatrices de cortes rectos en su cara o su pecho quiz¨¢ jam¨¢s diga la verdad: estuvo en una ceremonia de brujer¨ªa. Sergio Javier Barila, del Benidorm, no tiene cicatrices, pero s¨ª recuerdos profundos. Recuerdos, por ejemplo, de un d¨ªa en Malabo en que le hicieron subir a un coche, junto a Andr¨¦s Mbuamangongo y otro espa?ol, Ruslan Ela, d¨ªas antes de un encuentro contra Marruecos. Se los llevaron tambi¨¦n de noche, bajo un diluvio, a un destino desconocido por una carretera de barro en plena selva guineana. A un lugar secreto, de dificil acceso, que "ni Satan¨¢s conoce", explica. Al bajar del veh¨ªculo, se hallaron ante un sendero estrecho y serpenteado en medio de ¨¢rboles seculares y que conduc¨ªa a un campamento en un claro del bosque. All¨ª, vestido con una t¨²nica negra, les esperaba uno de los brujos m¨¢s poderosos de Guinea, apodado El Qu¨ªmico. El est¨®mago de Barila se retorci¨® de miedo cuando aqu¨¦l meti¨® la cabeza de un gallo en un cubo repleto de un l¨ªquido viscoso mientras bendec¨ªa a los tres jugadores bajo el estruendo y el fuerte ritmo de tambores de madera hueca. Algunos nativos se quitaron las camisas y dejaron que El Qu¨ªmico, con los ojos ya en blanco, les hiciera rajas en el pecho y la cara. Ruslan y Barila no lo consintieron. Ellos fueron el segundo espa?ol y el tercero en alinearse con Guinea, que cay¨® por 1-0 ante el cuadro marroqu¨ª.
Cansado de derrotas, el ministro de Deportes, Lucas Ngema Esono, cat¨®lico y siempre con un gran Cristo de oro colgado del pecho, ech¨® mano de la Biblia y recurri¨® a la historia y la cultura que enlazan Espa?a y su ex colonia. As¨ª, envi¨® a un grupo de futbolistas nativos a aprender a jugar y entrenarse en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, en Granada, con el apoyo de un convenio con el Consejo Superior de Deportes espa?ol. El siguiente paso fue convocar a todos los hijos de los inmigrantes guineanos que juegan en el f¨²tbol profesional espa?ol para la importante cita contra Togo del ¨²ltimo 11 de octubre. Una tercera decisi¨®n, tomada con el mayor sigilo posible, fue la de alejar a los brujos y recurrir a un sacerdote para que bendijera a su selecci¨®n.
Aquel 11 de octubre se celebraba la fiesta de la independencia de Guinea. Los jugadores rezaron con fervor el Padrenuestro que cantaba el cura antes de salir al campo del estadio de la Libertad, en Bata. En la foto del once titular hab¨ªa nueve espa?oles, capitaneados por el sevillano Rodolfo Bodipo, delantero del Racing. Para delirio nacional, Guinea venci¨® a Togo con un gol de penalti marcado por el propio Barila. Ngema festej¨® la victoria y, juntando las manos, dio gracias al Se?or: "?V¨¦is lo que ha conseguido el curita?". Nunca tantos espa?oles hab¨ªan jugado bajo la bandera de otro pa¨ªs. Hab¨ªa nacido algo as¨ª como la otra selecci¨®n espa?ola, la africana.
Convencer a los espa?oles de que por las calles de Guinea no caminan gorilas sueltos y que tampoco hay una guerra de tribus con arcos y flechas no ha sido, sin embargo, una tarea f¨¢cil. ?se fue el trabajo del entrenador c¨¢ntabro ?scar Engonga. Su testimonio y su credibilidad provienen de un clan tradicional de futbolistas hispano-guineanos de Torrelavega.
La mayor¨ªa de los que viajaron desde Espa?a ya hab¨ªa pisado alguna vez suelo africano, pero no ten¨ªa ni pasaporte. Un comisario de polic¨ªa tuvo que comparecer urgentemente en un hotel para hacer los documentos precisos antes de la llegada de la inspecci¨®n de nacionalidades realizada por la FIFA en los partidos internacionales. Los m¨¢s son hijos de parejas mixtas de espa?oles y guineanos, familias alejadas hace decenios de Guinea. Por eso tienen el derecho a la doble nacionalidad. La llamada reun¨ªa tanto a algunas estrellas de la Liga espa?oles como a otros representantes del f¨²tbol modesto: Rondo (Elche), Bodipo (Racing), Barila (Benidorm), Chupe (Real Madrid), Cuyami (Zamora), Zarandona (Caravaca), Ruslan Ela (sin equipo en la actualidad), Gregorio Ela (Almeria B), Marti Ondo (Cobe?a), Edjogo (Racing) y Epiti¨¦ (Ashod, un conjunto de Israel).
Pero lleg¨® pronto la primera y decisiva derrota. Guinea Ecuatorial perdi¨® cualquier posibilidad de so?ar con su presencia en la gran cita germana en d¨ªa 16 de este mismo mes al ser batida por Togo (2-0) en el partido de vuelta, en Lom¨¦.
Lo cierto es que Guinea no tiene todav¨ªa la estructura ni la experiencia necesarias para codearse con los dem¨¢s pa¨ªses africanos, en los que el f¨²tbol es, m¨¢s que una religi¨®n, la ¨²nica alegr¨ªa. En ese sentido, su t¨¦cnico, Engonga, ya tiene preprado lo que va a decir a Benjam¨ªn, centrocampista del Betis y campe¨®n de Europa sub 21, para tratar de convencerle de que se olvide de sus sue?os de jugar con la selecci¨®n absoluta espa?ola. "Benjam¨ªn siente dentro algo de lo que no sabe. Toca el caj¨®n flamenco, pero lo suyo es el rugir de los tambores africanos" apostilla refiri¨¦ndose a las pasiones musicales del verdiblanco; "en Guinea explotar¨ªa todo su f¨²tbol".
Ngema es acaso mas duro cuando asegura: "Las verdaderas ra¨ªces son la realidad de uno mismo. La nacionalidad no cambia las ra¨ªces. Un africano no puede ser espa?ol de origen, sino tan s¨®lo de papeles".
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