Liberadores de libros
Los 'bookcrossers' dejan libros en lugares p¨²blicos para que otros, tras leerlos, hagan lo mismo y la rueda no pare
De dentro del caf¨¦ llega el sonido de voces y carcajadas. La sala est¨¢ a rebosar de gente que charla animadamente. En el grupo destacan una joven editora, un hombre de 44 a?os que trabaja en el sector del metal y un ni?o que corretea vertiendo su refresco a diestro y siniestro. Entre ellos se llaman mascota, little junior y Kub, y hablan de la ¨²ltima vez que salieron de caza o del ¨²ltimo bookray en el que han participado. ?Qu¨¦ tiene en com¨²n gente tan diferente? ?En qu¨¦ idioma hablan?
Lo que une a los bookcrossers (personas que cogen y dejan en lugares p¨²blicos libros para que otra gente, tras leerlos, haga lo mismo) -as¨ª se denominan ellos- es el amor a la lectura y una nueva concepci¨®n de la literatura: "Queremos compartir nuestros libros con todo el mundo e intercambiar comentarios y opiniones sobre nuestras lecturas", explica Raquel Carl¨²s, una de las portavoces del grupo de Barcelona. Con este fin, abandonan sus libros por toda la ciudad. Antes, les enganchan una pegatina donde se explica que se trata de ejemplares libres, que deben correr de mano en mano. Y la direcci¨®n de una p¨¢gina web (www.bookcrossing.com) donde cada lector debe registrarlos. De esta forma se establece una cadena de localizaci¨®n para que el antiguo propietario nunca pierda la pista de su libro. Y si lo desea, tambi¨¦n puede contactar con el lector de su obra para compartir comentarios y opiniones sobre el ejemplar intercambiado.
www.bookcrossing.com ya cuenta con 693.000 libros registrados en todo el mundo
"Me enter¨¦ de la existencia del bookcrossing por un foro de literatura. Desde peque?a he sido una devoradora de libros, as¨ª que me entusiasm¨® la idea. Empec¨¦ liberando un par de obras y en seguida obtuve respuesta. Eso me anim¨® y me fui enganchando poco a poco. Hoy ya he abandonado unas 75 obras por toda la ciudad", explica Esther Fuster, madre del ni?o que se entretiene jugando entre los bookcrossers.
Sin embargo, no todos corren la misma suerte, ya que s¨®lo el 25% de los libros que se liberan se registran despu¨¦s. El resto se pierde: "Hay mucha gente que se queda con los libros, porque no conoce o no entiende esta pr¨¢ctica, o porque no tiene Internet", explica Raquel.
Aun as¨ª, el bookcrossing se est¨¢ expandiendo por Espa?a en los ¨²ltimos meses. Ya hay 7.000 usuarios en todo el pa¨ªs, de los cuales 1.000 se hallan en Barcelona. "?La ciudad se est¨¢ llenando de libros liberados!", exclama Anna Espot, bookcrosser desde agosto y amiga de Raquel desde que ¨¦sta le caz¨® un libro: "Hay miles de rincones, como cabinas telef¨®nicas, cajeros autom¨¢ticos y monumentos, que esconden libros sin due?o", afirma. El ¨¢rbol de Yago, situado en el cruce de Consell de Cent y Villarroel, es el lugar m¨ªtico de intercambio de libros. Yago, el bookcrosser que le dio el nombre, descubri¨® que el agujero del tronco era un lugar id¨®neo para dejar ejemplares. Desde entonces, cientos de curiosos se han acercado hasta all¨ª para ver si cazan alguna obra.
Lo que empez¨® como un intercambio an¨®nimo de libros entre internautas que no se conoc¨ªan entre s¨ª se ha convertido en un grupo de amigos que quedan para charlar de literatura o salir de excursi¨®n. "Todo gracias a los meet-ups que se hacen cada martes por la noche" explica Alicia, una mujer de mediana edad y gerente de profesi¨®n: "A trav¨¦s de ellos hemos congeniado muy bien, ya que nos une el esp¨ªritu bookcrossing, es decir, la pasi¨®n por compartir desinteresadamente". Entre las actividades que han llevado a cabo, destaca una gincana en el parque de la Ciutadella y un fin de semana en el castillo de Sant Joan de Mediona.
Los boockcrossers ya tienen dos centros oficiales en Barcelona. Uno es el establecimiento La Baguetina Catalana de la Via Augusta, donde el grupo dispone de un rinc¨®n para leer y encontrarse. El otro es la terraza de la biblioteca Fort Pienc, cerca de la estaci¨®n del Nord.
Ni traficantes, ni locos
A pesar de la expansi¨®n del bookcrossing en los ¨²ltimos meses, parte de la sociedad no entiende esta pr¨¢ctica. Algunos medios de comunicaci¨®n han alertado sobre el peligro que puede suponer en el futuro el libre intercambio de libros para el sector editorial. Sin embargo, los entusiastas de la pr¨¢ctica afirman que su actividad no afecta a las ventas de libros. Lo explica Raquel Carl¨²s, editora: "Nosotros no dejamos de comprar libros porque practiquemos el bookcrossing. Al contrario, las recomendaciones de obras que nos hacen nuestros amigos nos animan a leer m¨¢s que antes. Incluso hay bookcrossers que compran dos ejemplares del mismo libro, uno para qued¨¢rselo y otro para liberarlo".
"A veces la gente no se cree que liberemos libros simplemente por compartir", dice Anna Espot. "Algunos nos acusan de tener intereses ocultos y otros no entienden c¨®mo nos podemos desprender de nuestros libros favoritos, no saben que tambi¨¦n tenemos otras formas de intercambio". Se refiere al bookring, que consiste en dejar un libro a un usuario que lo pide a trav¨¦s de Internet y que despu¨¦s lo devuelve a su due?o, y al bookray o pr¨¦stamo de un libro a varias personas, la ¨²ltima de las cuales lo libera definitivamente.
"El peor momento es cuando dejas el libro", dice Raquel, entre risas. "Al principio da mucha verg¨¹enza, todo el mundo te mira como si fueras un loco o un traficante. Supongo que es normal, imag¨ªnate que vas por la calle y ves a alguien dejar un paquete blanco en el agujero de un ¨¢rbol, es divertid¨ªsimo. Antes me escond¨ªa y esperaba a que nadie me viera, pero ahora ya me da igual". Y es que cada d¨ªa hay m¨¢s barceloneses que conocen este proyecto. Ana Espot ha visto d¨ªa a d¨ªa c¨®mo se iba expandiendo: "Cuando comenzamos a intercambiar libros en verano ¨¦ramos cuatro gatos. Hoy, La Baguetina est¨¢ llena. Esperamos seguir creciendo y que la ciudad se llene de bookcrossers".
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