Perfecta antesala de Baqueira-Beret

La diatriba de si mejor el pie de pistas o el apresqu¨ª con m¨¢s marcha parece decantarse, en el valle de Ar¨¢n, a favor de esta ¨²ltima. Una cifra creciente de esquiadores de Baqueira-Beret traslada sus preferencias de alojamiento hacia la capital, Vielha (en aran¨¦s, con hache), por aquello del shopping, la animaci¨®n nocturna y las cenas al amor de una buena chimenea. De tal modo que no hay temporada nueva sin su hotel de estreno, como este que promueve el grupo canario H10, especializado en turismo vacacional. Es un edificio utilitario deudor en cierta apariencia de la tradici¨®n aranesa, proclive a exhibir una cubierta sim¨¦trica de pizarra antes que a jugar con los apuntes urbanos manifiestos en su fachada de tonos pajizos, poco habitual en las construcciones t¨ªpicas de los Pirineos. Subsanadas las deficiencias de su puesta en escena -a tres meses de la inauguraci¨®n, hace ahora un a?o, afloraban desconchones en las paredes-, el hotel calienta motores para una nueva temporada invernal con una inmejorable relaci¨®n calidad / precio.

Centro de salud

El ambiente de monta?a atrae visitantes, y no solamente clientes, hacia un sal¨®n social que se perfila a trav¨¦s de sucesivos ventanales por todo el frontal de la edificaci¨®n. Elegantes, pese al colorismo del mobiliario, los espacios comunes dibujan en su conjunto un paisaje de confort y modernidad apetecible despu¨¦s de una jornada en pistas, obra de la decoradora Mar Barandia¨ªn. Existe una sala para lucir fineza al billar, jugar simplemente a los naipes, y tambi¨¦n para sintonizar el programa favorito de televisi¨®n, frente a unos cuadritos de ambiente aran¨¦s. Junto a ella se ofrece un centro de salud y belleza algo en precario todav¨ªa, con varias salas de masajes y una piscina hidrotermal.

M¨¢s impersonales, aunque pulcras y diferenciadas para fumadores y no fumadores, las habitaciones no parecen dise?adas a la medida que exige la impedimenta gladiadora del esqu¨ª. O sea, sin apreturas. Los suelos de tarima flotante proporcionan calidez. Las camas invitan a arrebujarse si nieva. Y el servicio, en cuanto se descuelga el tel¨¦fono, responde al minuto. Pero los ruidos de la calle traspasan los ventanales, el zumbido del ventilador incomoda en el cuarto de ba?o y el agua de la ducha amenaza con escaldar o hacer chupito a quien le exponga su pellejo. De conformidad con los gustos generales, es preferible reservarse una buhardilla de madera y viguer¨ªas laminares con vistas a las crester¨ªas nevadas del Mijaran.