Como ni?os
Esta vez la encuesta de Isabel de Bergareche me ha cogido preparada. Porque, dos d¨ªas antes de que el personal quedara sobrecogido por los inquietantes ecos de las dos comunidades en marcha confiada hacia el abismo, yo hab¨ªa hecho mi encuesta particular. Con tres amigas de Tolosa, a quienes no ve¨ªa desde la transformaci¨®n de Euskadiko Ezkerra. As¨ª pude comprobar que tres de cada tres de mis amigas nacionalistas, coinciden entre s¨ª en varias cosas.
En primer lugar, se muestran convencidas de que la convivencia pol¨ªtica goza de buena salud. Prueba de ello es que, intuy¨¦ndome tan distinta a ellas al cabo de los a?os, sin embargo, les ha gustado volver a vernos, recordar los viejos buenos tiempos que vivimos contra Franco y cruzar nuestros emilios para felicitarnos por Navidad. Envanecer las cenizas de la amistad que fue se nos ha vuelto m¨¢s importante que admitir que nos conocemos lo suficiente como para saber que ya no confiamos en volver a hacer nada juntas en el futuro.
Cuando Euskadi sea independiente, nos seguiremos viendo en la 'urba' de Noja
Lo ¨²nico que nos unir¨¢ con los vecinos de al lado es el miedo al futuro
La encuesta lo confirma: todos sabemos con gran exactitud por d¨®nde pasan las l¨ªneas sociales de adhesi¨®n y de aversi¨®n al Plan; pero s¨®lo dos de cada cien personas estamos dispuestas a admitir en p¨²blico que la opini¨®n de nuestros vecinos sobre el Plan nos quita el sue?o. Las noventa y ocho restantes creen que el pacto por la convivencia consiste en no hablar de lo que en el fondo todos sabemos: esto es, que dentro de poco lo ¨²nico que nos unir¨¢ con los vecinos de la puerta de al lado es el miedo al futuro.
Mis amigas tambi¨¦n coinciden en considerarse a s¨ª mismas tolerantes y respetuosas con el pluralismo. Ese es su m¨¢s preciado talism¨¢n democr¨¢tico. As¨ª que, como no estamos para derrochar riesgos, me demostraron su tolerancia ahorr¨¢ndome su opini¨®n sobre el primero de mis comentarios: cuando les dije que, una vez liberada de la triste condici¨®n de esposa infeliz, estoy completamente decidida a librarme, tambi¨¦n, de un lehendakari que anda empe?ado en hacerme optar entre ser ciudadana espa?ola o ser nacional vasca.
Estaba ya lanzada en el razonamiento, dispuesta a demostrarles que el derecho de los constitucionalistas a no elegir entre dos identidades pol¨ªticas que creemos plenamente compatibles no puede ser menor al derecho de los nacionalistas a aspirar a una nacionalidad vasca exclusiva y excluyente. Pero tuve que capotar de forma abrupta al descubrir que sosten¨ªa un mon¨®logo con las l¨¢mparas. Porque mis antiguas correligionarias estaban ya instaladas en la sordera colectiva sostenible. Lo hab¨ªan conseguido propinando un giro r¨¢pido en la conversaci¨®n; en un alarde de buen hacer culinario, la olla a punto de ebullici¨®n de mis crispantes comentarios qued¨® retirada de la lumbre; y su lugar, en el centro de la chapa, fue ocupado con ¨¦xito por el cocido madrile?o, inagotable fil¨®n de cr¨ªtica que nos permite permanecer en posici¨®n de loto, absortos en la contemplaci¨®n de la maldad ajena.
Pero a¨²n quedaba lo peor. Ocurri¨® cuando mi amiga Maritxu, despu¨¦s de hacer gala de tanta ceguera y de tanta sordera social, armada hasta los dientes de bondad hacia mi persona, remat¨® su propuesta de estatuto de idiocia pol¨ªtica con un angelical: "Chica, deja de tensionarte con esos malos rollos, que no tienes raz¨®n para estar preocupada. Seamos positivas. Lo importante es que, cuando Euskadi sea independiente, nos seguiremos viendo en la urbanizaci¨®n de Noja. Porque nosotras, a diferencia de los sabinianos, no tenemos nada contra los espa?oles. Es m¨¢s, nos encanta bailar sevillanas".
"Claro", le interrump¨ª, "no tenemos por qu¨¦ temer; la soberan¨ªa obtenida gracias al apoyo etarra, mejorar¨¢ el ambiente del veraneo en Cantabria. El ¨¢mbito vasco de decisi¨®n econ¨®mica propugnado por el sindicato LAB ser¨¢ la mejor de las credenciales para aumentar la cuota de mercado de las empresas vascas en Espa?a, en Europa y en el mundo. S¨®lo los franquistas pueden dudar de la confianza que inspiran los chicos de Batasuna a los grandes inversores mundiales. De forma que, con eso y con todo, la independencia ha de depararnos en el futuro inmediato una neta oportunidad de enriquecernos y, cuando estemos jubiladas, de asegurarnos unas fastuosas pensiones a costa de lo que hayamos dejado de cotizar a la caja ¨²nica espa?ola".
Creyendo que les iba a impresionar con mi airada iron¨ªa, me detuve un momento pensando que acababa de cargarme el encanto de nuestra amistad juvenil. Pero no; simplemente, mis amigas hab¨ªan desviado ya la conversaci¨®n para apostar sobre el topo del programa de EITB. As¨ª que, m¨¢s tranquila, sabiendo que no estaba en juego nuestra entra?able convivencia, remat¨¦ mi discurso: "Pues s¨ª, chicas, seguro que s¨ª, como setas van a salirnos los dineros. Vamos, como en Croacia, nadando en la abundancia".
Pero ellas estaban a lo suyo.
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