Cuenta atr¨¢s
El presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez, parece que no est¨¢ nada seguro de tener a la ciudadan¨ªa tras de s¨ª, porque repite a diestro y siniestro, con la contundencia que le caracteriza, que la oposici¨®n ha obtenido fraudulentamente el n¨²mero de firmas necesario para convocar un llamado refer¨¦ndum revocatorio que podr¨ªa poner fin anticipado a su mandato.
La Constituci¨®n exige un n¨²mero de firmas equivalente al 20% del cuerpo electoral (2.405.856), cuya recogida ya ha concluido, y la Coordinadora Democr¨¢tica, que agrupa a casi todas las fuerzas contrarias al chavismo, afirma haber reunido m¨¢s de 3.600.000. A ello replican fuentes del poder, con precisi¨®n que asombra, que s¨®lo han llegado a 1.953.967, lo que no permitir¨ªa la consulta.
De otro lado, las ¨²nicas fuentes independientes que pueden opinar sobre el asunto son el secretario general de la OEA, el colombiano C¨¦sar Gaviria, y el Centro Carter, fundado por el ex presidente estadounidense, que han tenido observadores sobre el terreno y coinciden en reputar de menores y sin incidencia sobre el c¨®mputo las irregularidades que se han producido. Ch¨¢vez ha retado al funcionario internacional a visitar el palacio presidencial para comprobar lo que califica de megafraude, rico en supuestos aut¨®grafos de fallecidos y todo tipo de amenazas para arrimar firmantes.
En el plazo de 30 d¨ªas, a primeros de enero, la Junta Electoral tendr¨¢ que emitir su veredicto sobre contabilidad tan peleada, pero no es f¨¢cil imaginar c¨®mo, salvo en casos flagrantes, va a descubrir cu¨¢nta firma espuria pueda haber. Por ello, es de barruntar que el ejercicio tenga m¨¢s de pol¨ªtica que de aritm¨¦tica. Si la cuenta atr¨¢s es desfavorable al presidente, el refer¨¦ndum, que se celebrar¨ªa en marzo o abril de 2004, terminar¨ªa abruptamente su mandato, mientras que, en caso contrario, Ch¨¢vez podr¨ªa gobernar hasta fin de 2006 y presentarse a la reelecci¨®n por otros seis a?os.
En la mejor l¨®gica democr¨¢tica, ser¨ªa bueno que un refer¨¦ndum, respaldado por las firmas precisas, despejara un ambiente explosivo y anunciara, con o sin Ch¨¢vez, un nuevo comienzo. No hay duda de que los tres a?os que lleva de mandato, entre la guerra feroz que le ha hecho la oposici¨®n, que logr¨® deponerle en un putsch de 24 horas, y un Gobierno francamente ca¨®tico, han sido tiempo perdido para Venezuela.
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