Prendas que guardan historias
La calle de la Riera Baixa concentra el mayor n¨²mero de tiendas de ropa de segunda mano de Barcelona
?Qui¨¦n dice que la sociedad actual est¨¢ indefensa ante la todopoderosa publicidad? ?Qui¨¦n sostiene que la econom¨ªa globalizada nos lleva a comprar las mismas marcas de ropa en las mismas multinacionales de moda? Las tiendas de segunda mano son una alternativa a todo eso que se est¨¢ expandiendo por Barcelona en los ¨²ltimos a?os. En la ciudad ya hay 21 tiendas de ropa usada censadas, aunque existen muchas otras que no constan. Ya han invadido muchas zonas, pero la mayor¨ªa se concentra en la calle de la Riera Baixa, en el Raval. Sus reclamos: la originalidad, la calidad y los precios.
Lourdes viaj¨® a Londres hace 20 a?os. All¨ª hab¨ªa visitado tiendas de segunda mano. Cuando lleg¨® a la Barcelona de la d¨¦cada de 1980, se desesper¨® porque no encontraba ni un establecimiento con ropa que le gustara. "As¨ª que pens¨¦: pues lo monto yo", comenta. Ella es gerente de La Lluna desde entonces y durante estos a?os ha ido cosechando una clientela fija, de todas las edades y profesiones, pero con algo en com¨²n: "Ninguno quiere comprar en una gran cadena, ir luego a la discoteca y ver que todo el mundo viste igual. Es gente que busca la exclusividad".
"Mis clientes son gente que busca la exclusividad", dice la gerente de La Lluna
Aparte de que son art¨ªculos originales, la calidad de las prendas usadas es otro motivo importante por el que los compradores acuden a ellas. "Ahora las multinacionales compran la ropa lo m¨¢s econ¨®micamente posible y adem¨¢s la fabrican para que s¨®lo dure una temporada y al cabo de dos meses tengas que volver a comprar", explica Anna Vizca¨ªno, a cargo de la tienda Lailo desde hace un a?o y medio, pero que colabora con este comercio familiar desde hace 13. Los empleados de estos negocios aseguran que el perfecto estado en el que se encuentra desde hace 30 o 40 a?os prueba la calidad de esta ropa. Fernando, de 32 a?os, t¨¦cnico comercial y comprador habitual de estas tiendas, afirma que la calidad es uno de los principales motivos por los que adquiere este tipo de prendas, ya que "ahora los grandes comercios compran la ropa muy barata y eso va en detrimento de la calidad, pues lo que se ahorran en buenos tejidos lo invierten en publicidad. Yo, por principio, me quedo m¨¢s tranquilo si no doy mi dinero a estas multinacionales a las que s¨®lo les interesa vender".
Al contrario de lo que pueda pensarse, los precios no son mucho m¨¢s baratos que en las tiendas convencionales. "Estamos llegando a precios similares a los de la ropa nueva, porque cuando pones una barra con prendas a 6 euros, la gente la mira con desconfianza, se cree que tiene tara", dice Vizca¨ªno.
A pesar de su expansi¨®n en los ¨²ltimos a?os, este tipo de venta todav¨ªa no est¨¢ totalmente implantado en Espa?a. En Londres, Berl¨ªn, Amsterdam y otras ciudades europeas el negocio est¨¢ mucho m¨¢s desarrollado. Aqu¨ª, s¨®lo Barcelona y Madrid tienen un n¨²mero considerable de tiendas de ropa usada. De hecho, muchos de los clientes de las tiendas de Barcelona son extranjeros. O del resto de Espa?a, como Susana, de Murcia, que aprovecha su estancia en Barcelona para acudir a estos establecimientos: "Cada vez que vengo me quedo alucinada porque me encanta este tipo de ropa, pero en mi ciudad hay muy pocas tiendas donde se venda".
Adem¨¢s, en Espa?a el consumo de prendas usadas todav¨ªa no est¨¢ bien visto. Mucha gente tiene miedo a la ropa usada, les suena a suciedad, enfermedad y verg¨¹enza. Vizca¨ªno ha tenido alguna experiencia en este sentido: "Una vez vino una administrativa que compr¨® una americana preciosa. Lleg¨® al trabajo y todo el mundo le pregunt¨®: '?de d¨®nde la has sacado?, ?qu¨¦ bonita!'. Ella les dijo que era de una tienda de segunda mano, y entonces, una compa?era se le acerc¨® y le dijo: 'Si quieres te dejo dinero, ?qu¨¦ es eso de comprar de segunda mano?'. Mientras no se sab¨ªa de d¨®nde ven¨ªa era la prenda m¨¢s bonita del mundo, luego se convirti¨® en una verg¨¹enza".
Sin embargo, antes de ponerse a la venta, la ropa se somete a un proceso intenso de selecci¨®n. En las tiendas de segunda mano se puede encontrar todo tipo de prendas curiosas, muchas de ellas con historia. En algunos establecimientos, como Holala!, en la etiqueta figura el pa¨ªs de procedencia y la d¨¦cada a la que pertenece en producto.
Estas tiendas no suelen ofrecer la posibilidad de buscar una prenda determinada. Hay que investigar. Lo explica Jos¨¦, de Mies & Felt: "Aqu¨ª no puedes decir: 'quiero un pantal¨®n rojo de pana con este corte y de esta talla', porque no lo encontrar¨¢s nunca". No queda m¨¢s remedio que curiosear y zambullirse entre las perchas.
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