El ¨²ltimo pulso de Aznar contra los gigantes
Comienza la recta final para pactar la primera Constituci¨®n europea, base de la uni¨®n pol¨ªtica
La ¨²ltima gran batalla de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar al frente del Gobierno tendr¨¢ como escenario Bruselas los pr¨®ximos 12 y 13 de diciembre. Son un¨¢nimes las apuestas por largas noches de cuchillos largos con dos equipos muy desiguales. De un lado, el eje Berl¨ªn-Par¨ªs, con sus capitanes Gerhard Schr?der y Jacques Chirac, dispuestos a no desaprovechar la oportunidad de aprobar una Constituci¨®n a su medida, la de los grandes del club. Los tres socios del Benelux, fundadores de la UE, est¨¢n en su retaguardia.
En el otro bando, la alianza coyuntural hispano-polaca, con sus primeros espadas Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Leszek Miller, parapetados tras el vigente Tratado de Niza, que hace tres a?os les depar¨® unas grandes ventajas que no quieren perder. Su amigo Tony Blair, el primer ministro brit¨¢nico, est¨¢ dispuesto a echarles una mano hasta el final. Como ¨¢rbitro, el pol¨¦mico Silvio Berlusconi, primer ministro italiano y actual presidente de la Uni¨®n. Es un juez casero: no oculta su animadversi¨®n a la tesis hispano-polaca en esta guerra.
Espa?a podr¨ªa ser recompensada con un segundo comisario en el Ejecutivo comunitario
Aznar tendr¨¢ en sus manos el posible bloqueo de la Constituci¨®n de Europa
El partido ya empez¨® en marzo de 2002, cuando los 105 integrantes de la Convenci¨®n sobre el futuro de Europa iniciaron los trabajos para elaborar un proyecto constitucional bajo la presidencia del franc¨¦s Val¨¦ry Giscard d'Estaing, acusado ahora tambi¨¦n por Espa?a de barrer para casa. En sesiones abiertas al p¨²blico y en un ambiente m¨¢s que deportivo, los 105 parlamentarios nacionales, eurodiputados, representantes de los Gobiernos de los 25 y de la Comisi¨®n Europea dieron luz a un texto con importantes avances en la construcci¨®n europea sin traspasar las l¨ªneas rojas que marcaban los Gobiernos, sobre todo los grandes.
Se lleg¨® as¨ª a un texto que contiene indiscutidos avances impensables hace meses: crea la figura del ministro europeo de Exteriores y la del presidente estable de la UE, elimina el derecho al veto en asuntos clave como el control de fronteras o la inmigraci¨®n, incrementa el poder de la Euroc¨¢mara para democratizar la Uni¨®n, incorpora la Carta de Derechos Fundamentales, establece una Cl¨¢usula de Asistencia Mutua en caso de ataques terroristas o cat¨¢strofes, impulsa el proyecto de una verdadera Europa de la Defensa, da voz a los parlamentos nacionales en la vida de la Uni¨®n y abre la puerta a que un mill¨®n de europeos exijan iniciativas legislativas. A¨²n quedan aspectos por limar, como determinar el campo de acci¨®n del ministro de Exteriores, precisar las cooperaciones m¨¢s estrechas de pa¨ªses en defensa o decidir si se introduce una referencia a la herencia judeo-cristiana de Europa como reclaman varios Gobiernos y el Vaticano.
Pero el problema real, a¨²n lejos de resolver, salt¨® en primavera cuando Giscard puso sobre el centro del campo, sin discusi¨®n previa en la Convenci¨®n, la f¨®rmula clave para el nuevo reparto de poder: las decisiones por mayor¨ªa cualificada en el Consejo de la UE ser¨¢n v¨¢lidas cuando sean apoyadas por m¨¢s de la mitad de los pa¨ªses que representen al menos a tres quintas partes (el 60%) de la poblaci¨®n europea. Es la doble mayor¨ªa 50/60. Con sus 82 millones de habitantes (el 17% de la UE con los 27 Estados que tendr¨¢ en 2007), Alemania duplica el poder que obtuvo en Niza (29 votos, s¨®lo dos m¨¢s que Espa?a, de 345). Con el ¨²nico apoyo de otros dos grandes supera ya el 40% de votos necesarios para bloquear cualquier decisi¨®n.
La propuesta hac¨ªa saltar por los aires el sagrado principio en el que se basaba la Uni¨®n: la paridad de peso entre Alemania y Francia. Pero Par¨ªs nunca ha protestado, una prueba de que estaba al tanto de las intenciones de Giscard y las apoyaba, como se ha visto luego.
"Espa?a tiene una reserva fundamental al proyecto", avis¨® la ministra espa?ola de Exteriores, Ana Palacio, en la sesi¨®n que cerr¨® los trabajos de la Convenci¨®n, cuando las negociaciones ya estaban cogiendo a Espa?a con el paso cambiado ante Par¨ªs y Berl¨ªn por la crisis iraqu¨ª. La reserva era sobre ese sistema de doble mayor¨ªa que Espa?a y Polonia rechazan. "Niza o la muerte", clam¨® incluso la potente oposici¨®n liberal polaca.
Desde entonces, poco se han movido las posiciones de unos y otros. De nada han servido las entrevistas de Aznar con Schr?der o Chirac. S¨®lo en las filas hispano-polacas se han detectado algunos gestos. "Niza no es la Biblia", declar¨® primero Aznar en octubre en Bruselas. "Estamos dispuestos a estudiar cualquier f¨®rmula", dijo despu¨¦s Palacio.
Pero la alternativa a¨²n no ha llegado y ahora se espera para el mi¨¦rcoles o jueves. Berlusconi dice que ya tiene "alg¨²n compromiso en el bolsillo". Su ministro de Exteriores, Franco Frattini, cree que ya est¨¢ pactada con Aznar, pero, aun siendo as¨ª, habr¨¢ que ver si lo aceptan los dem¨¢s. Entretanto, los t¨¦cnicos espa?oles de Moncloa y Exteriores repasan miles de combinaciones matem¨¢ticas. Su hip¨®tesis preferida es jugar con modificaciones sobre la tabla de Niza. "Niza es un ejemplo de un mal acuerdo", responde el ministro alem¨¢n de Exteriores, Joschka Fischer, que, como su colega franc¨¦s, Dominique de Villepin, no quiere ni o¨ªr hablar de ese Tratado, despreciado en la UE a los cinco minutos de firmarse, en diciembre de 2000.
Dado el frontal rechazo a Niza, el Gobierno espa?ol maneja desde hace semanas otras opciones. Si finalmente tuviera que aceptar la f¨®rmula de la doble mayor¨ªa, s¨®lo recuperar¨ªa un peso similar al de Niza si la combinaci¨®n 50/60 es modificada por la de 50/66. Las posibilidades de bloquear decisiones en el Consejo ser¨ªan similares a las de Niza.
Conscientes de ello, los l¨ªderes del Parlamento Europeo abrieron esa opci¨®n y el jueves pasado lograron que por abrumadora mayor¨ªa se aprobara una resoluci¨®n que apunta a esa v¨ªa de salida para Espa?a. Al d¨ªa siguiente, la v¨ªa de arreglo la suscrib¨ªan en una solemne declaraci¨®n Giscard y 72 miembros de la Convenci¨®n, reunidos de forma extraordinaria en Bruselas para dar una llamada de responsabilidad a los l¨ªderes.
Como ya insinuaron los ministros de Exteriores el pasado fin de semana en N¨¢poles, Espa?a tambi¨¦n podr¨ªa ser recompensada con el mantenimiento del segundo comisario en el Ejecutivo comunitario (el proyecto constitucional no prev¨¦ ni siquiera uno por pa¨ªs) y quiz¨¢s en el futuro con m¨¢s esca?os en la Euroc¨¢mara (en Niza perdi¨® 14 de los 64 que tiene hoy). Incluso Italia maneja la hip¨®tesis de que el nuevo reparto de poder no entre en vigor hasta 2013 y, entretanto, la referencia sea Niza.
Puede que, aun as¨ª, Aznar no ceda un mil¨ªmetro y pase a la historia de la UE como el personaje que bloque¨® la primera Constituci¨®n para Europa. Sus amigos brit¨¢nicos han acudido en su auxilio y el del polaco Miller. "Si no encontramos una propuesta aceptable para Polonia y Espa?a, el statu quo tiene que ser el acuerdo alcanzado en Niza", dijo el pasado d¨ªa 18 en Bruselas el ministro brit¨¢nico de Exteriores, Jack Straw. En N¨¢poles fue m¨¢s lejos: "Si no llegamos a un acuerdo ahora en el reparto de votos, se puede fijar una fecha antes de 2009 para estudiarlo. El nuevo sistema, seg¨²n el proyecto constitucional, entrar¨¢ en vigor ese a?o... Y estamos en 2003, as¨ª que hay tiempo".
Naci¨® en ese momento con fuerza la hip¨®tesis de la llamada "cl¨¢usula de rendez-vous": esta semana podr¨ªa quedar aprobado el proyecto constitucional, salvo el nuevo reparto de poder, y se fijar¨ªa una fecha antes de 2009 para comprobar si Niza ha funcionado bien o no. En caso negativo, se negociar¨ªa una alternativa. Berl¨ªn y Par¨ªs est¨¢n en contra. "Partir con mal pie con una Constituci¨®n incompleta originar¨¢ muchos malentendidos", sostiene De Villepin. Los Gobiernos belga y sueco opinan lo mismo. "Es mejor no tener una Constituci¨®n que tener una mutilada", afirma con mal humor Giscard. "Es una tapadera, una mala soluci¨®n", dicen los dirigentes alemanes Elmar Brok (PPE) y Klaus H?nsch (socialista), ambos representantes del Parlamento Europeo en la Conferencia Intergubernamental (CIG) que debe culminar la Constituci¨®n el pr¨®ximo d¨ªa 13. El Gobierno espa?ol y el polaco, en cambio, no lo ven mal. El Ministerio espa?ol de Exteriores ya analizaba esta semana posibles redacciones del texto de esa cl¨¢usula.
Esa ¨²ltima opci¨®n demostrar¨ªa que la primera Constituci¨®n para Europa nace coja, "sin una de sus partes fundamentales", como reconoce Gerardo Galeote, el l¨ªder de los eurodiputados del PP que, pese a todo, la ve factible. Para los 72 convencionales reunidos en Bruselas con Giscard, es una hip¨®tesis "indefendible". "Nada podr¨¢ considerarse un ¨¦xito si no se completa la arquitectura institucional de la Uni¨®n ahora, y no m¨¢s tarde", proclamaron.
Semejante subterfugio ser¨ªa la salida a la incapacidad de Aznar para negociar un acuerdo. En su contra, aparte de las animadversiones ganadas por su escaso empuje europe¨ªsta, juega ya la t¨¢ctica seguida por Italia, con el benepl¨¢cito de Alemania y Francia, de dejar aislado al presidente espa?ol en el ¨²ltimo momento. El Gobierno italiano ya ha apuntado soluciones ante los problemas considerados clave para Reino Unido (conservando el derecho al veto en fiscalidad o seguridad social), los candidatos y los peque?os (conservando un comisario por pa¨ªs incluso hasta 2013) y para los menos poblados (d¨¢ndoles un m¨ªnimo de cinco esca?os en la Euroc¨¢mara en lugar de cuatro). Por tanto, el ¨²ltimo problema a resolver ser¨¢ el de Espa?a. Es decir, en las manos de Aznar quedar¨¢ el posible bloqueo de la Constituci¨®n de Europa. Las consecuencias para la UE, y para Espa?a en particular, ser¨¢n grav¨ªsimas.
La f¨®rmula, por escrito
En los meses posteriores a que Giscard D?Estaing difundiera en abril el sistema con el nuevo reparto de poder en Europa, la posici¨®n del Gobierno espa?ol fue la de escudarse en el Tratado de Niza como ¨²nica f¨®rmula para gestionar la Uni¨®n. En octubre, Aznar cambi¨® de t¨¢ctica y empez¨® a reclamar alguna alternativa que no acaba de llegar, sobre todo de la presidencia de la UE, Italia, que ahora la anuncia para el mi¨¦rcoles o jueves. "No han presentado ninguna salida", protesta Palacio.
Pero en esta guerra de nervios s¨ª ha habido un Gobierno clave que ha movido ficha. Es el alem¨¢n. Joschka Fischer, ha hecho llegar hace semanas, por escrito, de su pu?o y letra, pero informalmente, la f¨®rmula alternativa que pudiera satisfacer al Gobierno espa?ol. En un folio en blanco, escribi¨® los porcentajes de poblaci¨®n alternativos que ser¨ªan necesarios para respaldar una decisi¨®n en el Consejo de la UE. "Y lleg¨® al 66%", comentan fuentes oficiales espa?olas. "Espa?a estar¨¢ entre los grandes", dijo Fischer a EL PA?S hace un mes en Berl¨ªn.
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